Sendas antiguas | PARTE 2

| 17 diciembre, 2012

De manera que el objeto de vuestra oración no es el informar a Dios, como si no supiese vuestras necesidades, sino más bien el informaros a vosotros mismos; fijar la conciencia de esas necesidades en vuestros corazones de una manera más profunda y de vuestra dependencia continua de Aquel que es el único que puede satisfacer nuestras necesidades.

 UNA BASE SÓLIDA
por John Wesley

Tal como hiciéramos unos lunes atrás tomando nota de la oración en la vida de Charles Spurgeon, queremos, desde la Co-Dirección de Cordialmente, enfatizar algunos conceptos destacados de otro de los grandes predicadores de siglos recientes.

Se trata en este caso de John Wesley, el pastor anglicano que con su vasto ministerio en el siglo XVIII dio origen al Metodismo, reconocido más allá de los límites de su propia denominación como uno de los más valiosos siervos que Dios levantó para la realización de su obra, trascendente al tiempo en que vivieron los involucrados.

De una serie de sermones basados en las enseñanzas de Jesús sobre la oración, transcribimos la introducción a su exposición sobre el Padre Nuestro, reseñado en Mateo capítulo 6.

“Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto”. Hay un tiempo cuando debes glorificar a Dios abiertamente, orar y alabarle en la gran congregación; pero cuando quieras presentar más extensa y detalladamente tus peticiones a Dios, ya sea por la mañana, al mediodía o por la noche, éntrate en tu cámara y cierra tu puerta.

Ora de la manera más reservada que puedas. (Pero en caso de que no tengas cámara, ni puedas hacerlo en secreto, no dejes de orar: ora en secreto cuando nadie te ve. Pero si no tienes la oportunidad de hacerlo así, ora de todas maneras). “Ora a tu Padre que está en secreto”; ábrele tu corazón, y “tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público”.

“Y orando”,  aun cuando fuere en secreto, “no seáis prolijos como los gentiles”; no uséis muchedumbre de palabras que nada significan; no repitáis una misma cosa; no os figuréis que el resultado de vuestras oraciones depende de lo largas que sean, como creen los paganos “que piensan que por su parlería serán oídos.”.

Los que aquí se condena no es simplemente lo largo, como no es lo corto de nuestras oraciones, sino, primero, lo largo sin sentido; el mucho hablar y pensar poco o nada.

No el usar repeticiones, pues que nuestro Señor mismo oró tres veces repitiendo las mismas palabras, sino repeticiones vanas, como hacen los paganos que repiten muchas veces los nombres de sus dioses; como hacen algunos entre los cristianos, así llamados, y no sólo entre los papistas, que repiten una y muchas veces la misma hilera de oraciones, sin sentir nunca lo que dicen.

En segundo lugar, no debemos pensar que por nuestra parlería seremos oídos, ni figurarnos que Dios mide las oraciones por su largura, y que le agradan más aquellas que contienen más palabras, que suenan durante más tiempo en sus oídos. Estos ejemplos de superstición y torpeza son tales, que todos los que llevan el nombre de Cristo deberían dejarlos a los paganos, aquellos a quienes jamás ha alumbrado la gloriosa luz del Evangelio.

“No os hagáis, pues, semejantes a ellos”. Vosotros que habéis probado la gracia de Dios en Cristo Jesús, estáis firmemente persuadidos de que “vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis”. De manera que el objeto de vuestra oración no es el informar a Dios, como si no supiese vuestras necesidades, sino más bien el informaros a vosotros mismos; fijar la conciencia de esas necesidades en vuestros corazones de una manera más profunda y de vuestra dependencia continua de Aquel que es el único que puede satisfacer nuestras necesidades.

No es mover a Dios, que siempre está más dispuesto a dar que nosotros a pedirle, sino más bien movernos a vosotros mismos para que estéis dispuestos a recibir aquellas cosas buenas que ha preparado para vosotros.

En nuestra primera entrega de CORDIALMENTE donde hemos elegido el tema de la oración, de vital importancia para nuestra vida espiritual y actividad pastoral, creemos que si nos dejamos movilizar por el Señor a la oración sencilla y eficaz, por provenir de los justos, ésta podrá mucho.

Codirectores de Cordialmente

 

John Wesley (1703-1791)
Pastor anglicano y teólogo cristiano británico.
Nacido en Epworth, Lincolnshire, Inglaterra, fundador del Movimiento Metodista inglés, el cual
comenzó cuando adoptó la costumbre de realizar predicas al aire libre de una manera similar
a George Whitefield.
Según los teólogos, los siguientes patrones son evidencias del avivamiento, los cuales
quedaron evidenciados en el movimiento metodista wesleyano.
Oración intensa

§Predicación poderosa de la Palabra
§Manifestaciones sobrenaturales.
§Conversión de la gente.
§Cambio social.
§Involucramiento de los creyentes en el ministerio.

 

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Categoria: Edición 1 | LA ORACIÓN, entrega 7, Notas de fondo

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