SU LADO HUMANO

| 24 diciembre, 2012

Nuestro mensaje es espiritual y celestial pero arranca desde lo humano: haciéndose hombre y sufriendo como tal, el Salvador fue armando el camino desde el Pesebre a la Cruz y ya nuevamente divinizado el salto desde la Cruz a la Gloria.

El misterio queda exteriorizado desde el mismo comienzo, cumpliendo profecías de siglos que revelaban una verdad que a veces soslayamos, probablemente sin darnos cuenta.

El autor de Hebreos lo aclara al expresar “Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo” (10:5). Jesús hecho hombre y aceptando esa realidad que lo llevó a que reiteradamente se autoproclamara el “Hijo del Hombre”.

En las manos de un carpintero y el calor de una aldeana fue encomendada la vida más preciosa. En Navidad Jesús se hizo hombre. En nuestro tiempo estamos más predispuestos a presentar su lado divino en forma casi excluyente, pero claramente nuestra teología se basa en el concepto que Él fue cien por ciento Dios y cien por ciento hombre.

Misterio básico de la revelación, “Indiscutiblemente grande es el misterio de la Piedad” expresa San Pablo en 1ra Timoteo 3:15, agregando en su primer argumento: “Dios fue manifestado en carne”, y fue tan preciso este postulado que el apóstol Juan se ocupó de aclararlo de manera tajante: “En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo”. (1ra de Juan 4: 2 y 3).

Nuestra faceta suele apoyarse demasiado en un lado de la verdad que de repente deja al otro sin sustento, rompiendo de esa manera el equilibrio y transformando una verdad en error. Nuestra postura de presentar el evangelio de la salvación eterna y vida en el Cielo debe estar compensada también en la necesidad humana de la gente.

En Navidad Dios se humaniza y trae a nuestra realidad el claro escenario de la participación suya en nuestra naturaleza. Nació de la virgen, tuvo hambre, sed, se cansó, necesitó dormir, ir al baño, abrigarse, todas las realidades humanas.

Su actividad la hizo con hombres a quienes preparó para la continuidad de su tarea, descartó de plano la probabilidad de anunciar en evangelio a través de los ángeles. Por sobre todo elevó la condición del hombre por haber participado “de carne y sangre” como se nos dice en Hebreos.

Hemos perdido parte del énfasis que Jesús de Nazaret concebía para el ser humano. Rompió las tradiciones religiosas a favor de las personas. Sanó en días de reposo, habló con la samaritana, se sentó a la mesa de los publicanos y prefirió siempre a Betania (cuya significado era “Ciudad de Pobreza”) por sobre Jerusalén; llegaba a la gran ciudad a realizar su tarea, se iba a Betania a estar con la gente pobre. Prefería a las personas por sobre la solemnidad litúrgica o protocolar.

Se identificó con los que lloraban y con los presos, se ocupó del huérfano y la viuda, denunció la injusticia y dejó asentado que para entrar a su reino no hacen falta rituales que nunca enseñó y que nosotros solemos remarcar con un énfasis extra bíblico Expuso su verdad lo suficientemente clara como para que sólo ignorándola la confundiéramos: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25: 35 al 40).

La Navidad nos lleva también al Dios hombre, porque había renunciado a sus atributos divinos.

Claramente se nos remarca que no es obligatorio renunciar a nuestra humanidad para llegar a Dios, recordándosenos que no es necesario que nos presentemos en la evangelización como personas cuasi celestiales, más parecidas a los ángeles que a los humanos, sin identificarnos con sus causas, necesidades o vivencias.

Debemos resaltar la parte espiritual del evangelio, claro está, pero sin perder la contraparte humana. La Biblia se encarga de demostrar verdades espirituales accesibles a las posibilidades de comprensión humana.

Debemos reaprender a identificarnos con los que sufren y buscar la dignificación humana.

El Jesús hombre fue el que dijo “Yo soy el Camino al Padre”. Estaba viviendo las postraciones, frustraciones y desavenencias que nos condicionan de este lado de la eternidad. En esa condición estaba reaccionando contra la marginación y el despojo, mientras enseñaba el camino a la solidaridad recalcando el respeto y la igualdad.

Nuestro mensaje es espiritual y celestial pero arranca desde lo humano; haciéndose hombre y sufriendo como tal, el Salvador fue armando el camino desde el Pesebre a la Cruz y ya nuevamente divinizado el salto desde la Cruz a la Gloria.

Llevemos el lado humano hasta poder pegar el salto a lo divino. Quizás para ello debamos dejar nuestra faceta divina que equivocadamente creemos tener, para volver a experimentar lo humano.

Cuando nos sentimos hombres, no cuasi ángeles, y entendemos el dolor luchando contra todo lo que lo produce, estamos comenzando a caminar en el verdadero evangelio, el que tiene como centro y base a un ser que tuvo una parte humana (100%), y una parte divina (100%) y, aunque la lógica matemática no nos acompañe en esto, fue precisamente así que lo expresó Isaías “Porque un niño nos es nacido” -factor humano-, “hijo nos es dado” -factor divino-.

¡Feliz Navidad para todos!

La Codirección

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Categoria: Edición 1 | LA ORACIÓN, Editorial, entrega 8

Comments (1)

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  1. Natalia says:

    Este articulo permite posicionarnos en el evangelio de Jesus, te habre los ojos ante ello y el entendimiento, sacando estructuras religiosas que te llevan a vivir como esclavos. Excelente nota.Ojala muchos puedan disfrutarla!