SER LUZ Y BENDICIÓN

| 14 enero, 2013

Jehová promete a Abraham que en él y en su descendencia serán benditas todas las naciones, lo que se hace manifiesto en la misión mesiánica para ser luz y bendición para toda la gente. Por nuestra fe entendemos que esta misión se cumple en Jesús, quien nos llama y nos envía como testigos para hacer discípulos hasta lo último de la tierra, siendo luz y bendición. Esto, ser luz y bendición es la evangelización. Sin embargo, en algún momento de su historia, la iglesia confundió el hacer discípulos con el ganar adeptos y el anunciar el evangelio con convertir a la gente y hacerla miembros de la iglesia, lo cual es la tarea exclusiva de Dios, que es quien añade a los salvos. ¿Cómo pudo ser esto posible? Veamos…

 

EL PODER Y EL AMOR

Jesús, en la cruz, no se cruzó de brazos, e hizo de los brazos de la cruz nuestra salvación. Allí se muestra como el mesías sufriente, el Rey Siervo, puesto para ser luz de las naciones, el que abre el año agradable del Señor. En él se cumple, para nosotras y nosotros, la promesa hecha a Abraham: te bendeciré y serás bendición, para ser luz de las naciones, y en tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra. Para ello, Jesús tuvo que elegir libremente entre el poder y el amor. Y eligió libremente la cruz sin poder, para que podamos ser redimidos por el poder de la cruz.

Con la misma consigna, el Señor envía a sus discípulos a hacer discípulos y ser testigos hasta lo último de la tierra; como luz de los pueblos, para salvación. Esto es evangelizar: ser luz y bendición. Sin embargo, en algún momento de la historia, se llega a interpretar el ser bendición para todos los pueblos en el sentido de hacer cristianas a todas las naciones. Por tal camino, los cristianos alcanzan el poder sobre las naciones y construyen la cristiandad (que no es lo mismo que el cristianismo). En la cristiandad se hacen cristianos masivamente por el sólo hecho de haber nacido en un estado cristiano. Así, la evangelización no es siquiera ganar adeptos, sino hacer súbditos cristianos (el certificado de bautismo opera como documento nacional de identidad). De esta manera se confunde la fe con la bandera de una nación, y el estandarte cristiano con las banderas de sus ejércitos.

En este punto, la cristiandad se larga a las cruzadas, haciendo la guerra (cualquier clase de guerra) en el nombre del Señor. Cuando tal cosa sucede ¡qué lejos se está de ser bendición! Así se llega a confundir del todo el poder y el amor, rehuyendo la decisión que a Jesús, en su decisión en el Getsemaní, le costó la cruz. Decisión que deja bien claro qué es lo uno o lo otro, pues no pueden ser las dos cosas al mismo tiempo (ni siquiera un poquito): o es el poder del amor o es el amor al poder.

 

LA “FALSIFICACIÓN DE LA EVANGELIZACIÓN”

De esta manera, se puede llegar a ser cristiano sin necesidad de creer, sin necesidad de una decisión de fe y sin compromiso alguno con la verdad y con la gente. Por esta razón, Kierkegaard, predicador y maestro danés (antes que teólogo o filósofo), afirma que la cristiandad es la falsificación del cristianismo, y consecuentemente que la propagación del cristianismo, en el sentido de hacer cristianos de la manera que sea, es la falsificación de la evangelización.

Cuando lo primero que importa es ganar adeptos y hacerlos miembros de la iglesia, o súbditos de la iglesia (en el peor de los casos), poco importa si una creencia es legítima o una idea es verdadera; sino cuántos dicen tener esa idea o profesar esa creencia, pues el número es lo que determina si se tiene poder terrenal. Cuando esto sucede, el resultado de la evangelización ya no se mide por las bendiciones que se han podido llevar a las personas y a las naciones, sino no que se mide por el éxito que reside en la siempre precaria metodología de ganar adeptos. Ser bendición es la obra intangible del Espíritu y es directamente proporcional a la fe. Ganar adeptos es una cuestión contable y es directamente proporcional a las cifras.

Para hacer la cosa más fácil se suele crear falsas necesidades para luego satisfacerlas, con lo cual se falsifica el sentido de la vida de las personas, pues satisfaciendo una falsa necesidad se impide que se manifieste la verdadera necesidad de la fe que es el sentido más elevado de la vida. Esto decía Kierkegaard, que estuvo lejos de llegar a ver la evangelización mediática de hoy, pues vivió en el S.XVIII, que ya no se limita a convertir el hacer discípulos en el ganar adeptos, sino simplemente en el conseguir clientes. Se apropia de esta manera la lógica competitiva del mercado, donde la medida no es el ser bendición, sino el ganar. Esta es una versión más sofisticada de la guerra religiosa, con la que además se suelen disfrazar otras guerras.

 

La evangelización es un cántico de alabanza

El resultado de la evangelización tiene que ser medido con la regla de ser luz y bendición, que lleva a la plenitud de la vida, haciendo realidad para los seres humanos y la creación toda la paz y gracia de Dios (“shalom”). Ser luz y bendición significa ser portadores de reconciliación, justicia y paz: la reconciliación con Dios, que nos permite la reconciliación con nosotros mismos recobrando la armonía interior, lo cual nos prepara para reconciliarnos con los demás, junto con quienes una vez reconciliados podemos ser instrumentos para reconciliar la creación entera. No basta que algo sea aparentemente bueno para ser bendición, sí no cumple con la misericordia que nos reclama el Señor. Ni siquiera la paz puede ser bendición, sin la justicia del reino. Ni la liberación de los pueblos puede ser entendida como bendición, sin seres humanos realmente libres. Ni la prosperidad de una nación puede ser bendición, si no existe equidad.

Las bendiciones de Dios son bienes espirituales e inmateriales, que se expresan en bienes materiales, puesto que las cosas visibles y tangibles, son metáfora de las cosas invisibles e intangibles (así como la ofrenda material es símbolo de la ofrenda personal). Si queremos ser luz y bendición debemos recibir luz y bendición de lo alto, para ser instrumentos de reconciliación, justicia y paz; manifestándolo en la obediencia que es resultado de la verdadera conversión, como una ofrenda de adoración y cántico de alabanza; como lo expresa Søren Kierkegaard, en su sermón Las aves del cielo y los lirios del campo:

El auténtico himno de alabanza, el cántico de los cánticos consiste en dar gloria a Dios con una obediencia alegre y absoluta cuando no se le puede comprender. Alabarlo en el día en que todo sale torcido, cuando tus ojos todo lo ven oscuro, cuando los demás se sientan quizá fácilmente inclinados a demostrarte que Dios no existe, mientras que tú, en lugar de darte importancia demostrando la existencia de Dios, humildemente demuestras que crees que Dios es y lo demuestras con la obediencia alegre y absoluta. ¡Este sí que es un cántico de alabanza! El cántico de alabanza no es algo más elevado que la obediencia, sino que la obediencia es el único cántico auténtico de alabanza; en la obediencia se incluye el cántico de alabanza y la verdad de este cántico es la obediencia.

 

Guía de textos bíblicos utilizados:
Isaías 42.5-9 y 61.1-2 (citado en Lucas 4.18-19; cf. Mateo 11.5 y Lucas 7 22). Génesis 12.1-3; cf. 22.15-18; 26.2-5; 28.13-14. Hechos 3.25. Juan 10.17-18.
Mateo 28.19; Hechos 1.8 y 13.47 (cita de Isaías 42.6 y 49.6). Hechos 2.47.
Romanos 8.21-23 y 12.1 (paz y gracia son los términos que en 1 Corintios 1.3, y en otras nueve ocasiones, se utilizan para traducir el término hebreo shalom (paz) que no es sólo ausencia de guerra, sino que implica paz con justicia y reconciliación).

 

Emilio Monti
Pastor metodista.
Licenciado en Teología.
Profesor de Filosofía y Pedagogía.
Doctorando en Ciencias Humanas y Arte.
Profesor Emérito del Instituto Universitario ISEDET
Ex Decano y Profesor de Teología Práctica del Instituto Universitario ISEDET
Ex Profesor de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora Capellán y Vicerrector de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano de Rosario (UCEL).
Trabajó activamente en ayuda a Refugiados (CAREF) y en defensa de los Derechos Humanos (MEDH) y en la acción ecuménica (FAIE)
Integró a nombre de las iglesias evangélicas el Consejo Nacional de Políticas Sociales del Gobierno de la Nación.

 

Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que, fiel a sus principios, no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.

Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.

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Categoria: Edición 2 | Evangelismo, entrega 2, Evangelismo

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