HACIA UNA EDUCACIÓN TRANSFORMACIONAL

| 11 marzo, 2013

… entendiendo el valor de la enseñanza  personal en nuestras Comunidades de Fe
“Las palabras… de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor”
(Ec.12: 11)
Dios, quiere que desarrollemos Comunidades transformadoras. La realidad circundante, dista mucho de ser una sociedad redimida; y, nuestras congregaciones, deben ser un reflejo del accionar divino en nuestro medio.

La labor docente del Pastor en pos de dicha transformación es fundamental[i]. El pastor como docente, en una actitud creadora de una nueva realidad, deberá realizar una tarea discipular, es decir, una enseñanza personal, “más cercana” a la gente. Como líderes comunitarios, nuestra autoridad, y liderazgo, se solventará en nuestra proximidad a cada integrante de la misma, con el aporte propio del discipulado. Una pastoral próxima a la “oveja”, ayuda a garantizar la apropiación de la enseñanza. En cambio, la fría distancia docente de un mero “pastorado de escenario”, no contribuirá la transformación por la que bregamos.

La “Verdad” de nuestra enseñanza, comprobada en veinte siglos (y, en nuestra propia experiencia de fe), lleva a la liberación y transformación del hombre[ii], y producirá la nueva realidad anunciada. Esta “educación transformacional”, es el discipulado que nuestro Maestro nos ha comisionado[iii]. Y, es una verdadera enseñanza con contenidos de excelencia: la que marca un antes  y un después, un cambio. Enseñar como se nos ha enseñado, “que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”[iv], es decir, practicando la enseñanza, marcará el nivel de nuestra excelencia en nuestras Comunidades de Fe.

Si deseamos ser reflejo de la acción divina, deberemos ir “Hacia una Educación Transformacional”.

Ahora bien, ¿como es esta “educación transformacional”?

Esta enseñanza cercana a las personas, contiene tres rasgos discipulares básicos, que describiremos.

El primero de estos rasgos, es que tiene una “Transmisión” discipular; y, conlleva la idea de comunicar la Gracia que nos fue dada[v]. Para ello, necesitaremos innovación, es decir, necesitamos creatividad didáctica, a la hora de educar. No podemos en pleno Siglo XXI continuar con modismos y, aún, solemnidades en desuso (propias muchas veces de estériles formas de la escolástica medieval)[vi]. Vale decir, que se necesita una preparación de mayor excelencia.

Otro rasgo distintivo, es que posee una “Transposición” discipular; que nos habla de llevar a nuestro redil “más” allá de donde ahora están, a un nivel superior. Para ello, necesitaremos instrucción, es decir, necesitamos dar una doctrina que apunte a lo “vivencial” y, de allí, a lo “eternal” (por ejemplo: los niños, requieren  recomendaciones en medio de un creciente “bullying”, y hostigamiento en las aulas; los preadolescentes, necesitan educación sexual, ante la presión mediática; los adolescentes, precisan orientación vocacional, en un mundo cada vez más diversificado; las mujeres, solicitan consejo en situaciones de violencia de género, ante situaciones extremas; los hombre, requieren instrucción en administración económica, en medio de ofertas que se presentan como “sumamente necesarias”; etc.). Vale decir, entonces, una verdadera formación de mayor excelencia.

Y, una última precisión, de esta enseñanza Pastor-Oveja, es que asume una “Transformación” discipular; la que justamente nos reta a cambiar el primer estadío de nuestros discípulos, para que ellos “ahora sean” discipuladores de otros, repitiendo el círculo virtuoso de esta enseñanza cercana a las necesidades vivenciales de las personas. Para lograr esto, necesitaremos inducción[vii], es decir persuadir y mover a nuestras ovejas a un cambio actitudinal, donde ellos experimenten los beneficios de nuestra enseñanza. Vale decir, finalizando, que se necesitará una permanente capacitación de mayor excelencia.

El secreto de la excelencia (y el desafío) de la enseñanza personal, es la misma práctica por los mismos que la enseñan[viii]. El discipulado logra un crecimiento exponencial de manera muy drástica… al “comunicar la Gracia que nos fue dada”, al “llevar a nuestra Comunidad a un nivel superior”, y al “cambiar para que ellos sean discipuladores de otros”. En otras palabras, la enseñanza cercana a las personas, provoca cambios duraderos y positivos en nuestras Comunidades de Fe. Y, logra que se proyecte esta transformación en la sociedad. Busquemos, por ello, una mayor preparación, formación y capacitación de excelencia

Esta fue la educación transformacional de Jesús. Avancemos, entonces, “Hacia una Educación Transformacional”.

 

[1] Ver Eclesiastés 11:11
2 Ver Juan 8:32
3 Ver Mateo 28:19-20
4 Hechos 1:1 b
5 Dar lo que tenemos; no podemos dar lo que no somos o tenemos. Ver Mateo 10:8
6 La tecnología es una gran herramienta, al respecto
7 En el sentido más estricto del término
8 Ver Mateo 5:19 b

 

 

 

OMAR DE LA VEGA
Pastor de la Primera Iglesia Bautista en Santiago del Estero
Profesor de Historia

 

 

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Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
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Categoria: Edición 3 | Educación, entrega 2, Teología Pastoral

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