ISAAC NEWTON

| 5 agosto, 2013

Veía la mente de Dios en todo el universo y en todas las leyes que él descubrió. 1643 – 1727 

Nació el 4 de enero de 1643 en Woolsthorpe, Lincolnshire, Inglaterra. En esa fecha el calendario usado era el juliano y correspondía al 25 de diciembre de 1642, día de navidad. Hijo de Isaac Newton y Hannah Ayscough, dos campesinos de ideología puritana. No llegó a conocer a su padre ya que este murió pocos meses antes de que Isaac Jr. naciera.

Cuando su madre volvió a casarse, Isaac Newton quedó bajo el cuidado de su abuela, con quien vivió hasta la muerte de su padrastro en 1653. Posteriormente realizó sus estudios en The King’s School, en Grantham, y ya con dieciocho años ingresó en la Universidad de Cambridge para continuar sus estudios.

Newton descubrió algo más interesante que las nociones y explicaciones de sus maestros universitarios: descubrió la biblioteca, donde tuvo contacto con muchísima información de su interés. Allí leyó la Geometría de Descartes, el Tratado sobre Óptica de Kepler, la Clavis Mathematicae de William Oughtred, la Opera Mathematica de Viète y la Aritmética de John Wallis. Todo ese caudal de conocimientos le sirvió de base para sus investigaciones y descubrimientos posteriores. Se puede decir que fue un autodidacta, con una capacidad sobresaliente para la comprensión matemática. Fue de esa manera como se graduó en la Trinity College. Pero también ese tiempo en el que la biblioteca de la universidad era como su segunda casa, esta le acercó a los manuscritos bíblicos, a libros de los escritores cristianos de los primeros siglos y a los grandes humanistas como Erasmo.

Para Newton tanto el espacio como el tiempo eran absolutos y este último se dirigía en una sola dirección, sin vueltas ni curvaturas. El espacio era fijo, infinito, inmóvil y métrico y sobre él podían medirse los movimientos absolutos.

Para él esto quedaba demostrado por la fuerza centrífuga producida por los cuerpos en rotación, que él conjeturó acertadamente, y era la causa de que la Tierra estuviera más abultada en la línea del ecuador. Todas estas magnificas y armoniosas pautas del universo material eran una prueba contundente de los poderes creadores de Dios: de hecho, Newton veía en todo el universo, y en todas la leyes que el descubrió, la mente de Dios.

Como ejemplo, destacaba el hecho de que todos los planetas orbitaran en un mismo plano, en la misma dirección, con la fuerza centrífuga justa para evitar que chocaran contra el sol. A Newton le desconcertaba el hecho de que la gravedad pareciera actuar instantáneamente a cualquier distancia. Reconocía que no podía hacer más que describirlo, sin comprender cómo funcionaba.

Sus estudios científicos, alquímicos y teológicos le hicieron apreciar la creación y el sentido que veía en todo, de tal manera que mezcló sus estudios científicos con los teológicos. No veía diferencia entre entender el funcionamiento de las cosas, sean grandes o pequeñas, sean leyes físicas, matemáticas, o elementos, reacciones químicas, funcionamiento natural, en todo él veía la mano de Dios.

Newton era arrianista y creía en un único Dios, Dios Padre. En cuanto a los trinitarios, creía que habían cometido un error en las Sagradas Escrituras y acusó a la Iglesia Católica Romana de ser la bestia del Apocalipsis. Por estos motivos se entiende por qué eligió firmar sus más secretos manuscritos alquímicos como Jehová Sanctus Unus (Jehová Único Dios).

Su ideología antitrinitaria le causó problemas, ya que estudiaba en el Trinity College, en donde estaba obligado a sostener la doctrina de la Trinidad. Newton viajó a Londres para pedirle al rey Carlos II que lo dispensara de tomar las órdenes sagradas y su solicitud le fue concedida

Newton, entre otros estudios, aportó trabajos sobre la luz, la ley de la gravitación universal, las leyes de la dinámica, la alquimia, etc.

Lejos de ser un escéptico científico dedicado plenamente a sus investigaciones y teorías, la mayor parte de su tiempo y energías las dedicó al estudio teológico y sobre todo a dar a conocer el verdadero entendimiento de ciertas creencias que hasta ese tiempo pocos se habían atrevido a cuestionar.

Un análisis de todo lo que escribió Newton revela que de unas 3.600.000 palabras solo 1.000.000 se dedicaron a las ciencias, mientras que unas 1.400.000 tuvieron que ver con teología. Del total de volúmenes de su biblioteca personal, solamente el 31% son libros de ciencia, siendo el 27% volúmenes de teología, 8% literatura y, dentro de los científicos, se cuentan ciento treinta y ocho libros exclusivamente sobre alquimia, con la que pretendía explicar como toda la materia se relaciona con el lenguaje físico de las fuerzas.

A principios de 1722 una afección renal lo tuvo seriamente enfermo durante varios meses y en 1724 padeció un nuevo cólico nefrítico. En los primeros días de marzo de 1727 el alojamiento de otro cálculo en la vejiga marcó el comienzo de su agonía: Newton murió en la madrugada del 31 de marzo de 1727. Sus palabras fueron: “No sé cómo puedo ser visto por el mundo, pero en mi opinión, me he comportado como un niño que juega al borde del mar y que se divierte buscando de cuando en cuando una piedra más pulida y una ostra más bonita de lo normal, mientras que el gran océano de la verdad se exponía ante mí completamente desconocido”.

 

Matías Alarcón Suárez
Graduado del Instituto Bíblico Rio de la Plata.
Se está preparando para ir de misionero a China, país en el que ya ha estado predicando.
Actualmente se encuentra estudiando el idioma de ese país.

 

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Categoria: Biografías, Edición 5 | LA CREACIÓN ANHELA, entrega 4

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