UNIDAD Y DIVERSIDAD EN TENSIÓN CREATIVA | Parte 2

| 28 octubre, 2013

Tuvimos el placer de disfrutar un tiempo de reflexión con el Obispo de la Iglesia Metodista Argentina (IEMA), Pastor Frank De Nully Brown. Compartimos aquí los conceptos y la visión de un hombre de Dios comprometido con su pueblo, quien respeta los principios y fundamentos del metodismo, para desde allí proyectarse con claridad hacia todo el Cuerpo de Cristo y en una segunda milla, en búsqueda de la paz y el entendimiento llegar al diálogo interreligioso.
Aquí la segunda parte de la entrevista para que puedas leerla o verla en video.

CORDIALMENTE: ¿Cuáles son los límites que tiene un metodista para seguir siéndolo, en un ámbito de tanta diversidad interna?

Tenemos una gran diversidad en la IEMA, por esto de pensar y dejar pensar, que enriquece y también trae problemas, y nosotros optamos por ese camino, pues los problemas también nos ayudan a crecer.

Parte de la vida también son los conflictos y ver cómo uno los aborda.

Por el ser metodista formamos parte de la identidad Evangélica: la Salvación por la fe; el señorío de JESUCRISTO; el fundamento en la Palabra, el sacerdocio universal de los creyentes, reconocemos el bautismo de niños o de adultos, la Iglesia practica ambos, no el rebautismo sino acepta las dos opciones. Creo que no se puede entender el ser metodista sin una apertura a todo creyente. Yo no puedo deslegitimar a otro creyente que no sea metodista. Parte de la identidad metodista es reconocer a todos los otros creyentes en Cristo Jesús y su compromiso por la justicia y el compromiso social como algo muy importante.

Así como amamos intensamente a Dios, amamos al prójimo. No se puede separar, pues eso en la teología metodista es una cuestión fundamental. El amor al prójimo es lo que nos mete en los líos de los demás. Toda la teología de Juan es muy clara y sencilla: “Vos sos un mentiroso”, dice el texto, “si no amás a tu hermano”.

El conflicto no aparece cuando yo alabo o adoro a Dios, el tema es cuando tengo que amar y respetar a mi hermano, es ahí cuando se pone a prueba nuestra santidad.

El concepto de la Iglesia Metodista es claro: no se es santo en el monasterio, el desafío es ser santo en la sociedad para transformarla y, en este sentido, creo que el amor al prójimo es la señal básica cristiana.

El metodismo es un modo de vivir la fe cristiana, es una herramienta, pero no es el único camino. Wesley hablaba inclusive de la Iglesia como un instrumento para la proclamación del Reino de Dios, no como un fin en sí misma. La iglesia no como objeto de salvación. No es permanecer en la Iglesia lo que nos salva, sino nuestra fe en JESUCRISTO y nuestra proclamación de ese Reino, o sea la Iglesia como un instrumento para el Reino de Dios.

Conceptos básicos que siempre han caracterizado a la Iglesia Metodista, esta cuestión de hacer en todo lo que dependa de nosotros, todo el bien que se pueda a la humanidad y lo que no está a nuestro alcance, hacerlo con otros. Esto nos ha caracterizado en el mundo entero no solamente aquí.

En la Argentina, la defensa de los derechos humanos en su momento, el rescatar a las personas, no por su fe sino porque son seres humanos.

Otro ejemplo fue cuando la Iglesia Metodista se comprometió, después de la Primera Guerra Mundial, a nivel mundial, en todo lo que fue la organización de las Naciones Unidas. Luego ese organismo tomó otros caminos, pero en su nacimiento, la Iglesia Metodista se comprometió y apoyó prestando uno de sus edificios en Inglaterra para su formación. Allí se realizó la primera reunión que dio origen a las Naciones Unidas. Aquello fue hecho en la vocación que pudiese ser un instrumento para la paz.

Luego sobrevino un largo recorrido, pero la intención original era que las naciones se encontraran para la paz, y ahí no importaba si eran musulmanes si eran cristianos, budistas o de las tradiciones que pudieran ser.

Vivimos en un mundo plural y, por lo tanto, tenemos que aprender a vivir nuestra fe cristiana en medio de una diversidad religiosa; aprender a convivir no significa que yo comulgo con eso, no significa que yo me identifico con todo eso, pero tengo que aprender a convivir.

Creo que ese es el desafío: el poder dar respuestas misericordiosas y de amor en ese contexto que nos toca vivir. Nosotros muchas veces tenemos una imagen de ciertos grupos musulmanes muy extremos y fundamentalistas, terroristas que vienen a eliminarnos. Pero también hay que preguntarse, al visitar Medio Oriente, ¿cómo ven ellos a algunos grupos de cristianos después de todas las intervenciones bélicas, especialmente de EE.UU., en nombre de Dios y de la fe cristiana-protestante?

Ellos también tienen esa sensación de que los cristianos somos terroristas. Pareciera que la cosa pasa por eliminar al que es diferente, que enmascaran las razones económicas. Mucho ya sabemos de esto.

CORDIALMENTE: A la luz de este concepto, ¿cómo ves nuestra postura como cristianos ante la conquista y depredación de los Pueblos Originarios que no cesa hasta el día de hoy?

Este es un tema real y pendiente. Todo el tema de la relación con los pueblos originarios pasa por el perdón y la reparación que la sociedad, en general, todavía no ha trabajado y donde básicamente el cristianismo tiene que hacer una autocrítica muy profunda de cómo ha hecho la evangelización. En realidad fue una conquista, no un encuentro, ni un diálogo con distintas culturas.

Rescato lo que es una excepción, lo que es en el sur argentino, en el valle de Chubut, el encuentro de las comunidades galesas con los pueblos tehuelches, allá por el 1865. Los galeses venían de tradición evangélica, entre ellos muchos metodistas, y fue interesante que las comunidades galesas se sintieron protegidas en medio del desierto por los grupos tehuelches y donde hubo una convivencia perfecta de intercambio cultural. Inclusive cuando se hizo la Campaña al Desierto, las comunidades galesas, sus líderes, intercedieron por los indígenas y le dijeron al gobierno del Gral. Roca que ellos habían sido más protegidos por los tehuelches que por el mismo gobierno argentino.

Las comunidades galesas vinieron allí buscando nuevo futuro, muchos de ellos habían sido mineros, por lo tanto todo un proceso de búsqueda de una nueva tierra. Allí se demuestra que los indígenas no eran bélicos, sino que hubo todo un proceso de intercambio muy interesante de protección y de comunión mutua respetándose mutuamente, lo cual muestra que se puede, que hay también ejemplos históricos, que se puede construir otro tipo de relaciones diferentes a lo que ha sido la conquista, la destrucción y, en algunos casos el aniquilamiento en forma total de Pueblos Originarios.

CORDIALMENTE: ¿Cuál es el límite en el diálogo ecuménico, donde está el límite que dice: “bueno, hasta acá podemos llegar”?

Yo creo que el límite siempre es el respeto de la vida humana y la búsqueda de la justicia. O sea, no podemos comulgar con la injusticia ni tampoco con la opresión o la violencia sobre un sector, un pueblo determinado, una nación o las personas. Ese es un límite muy preciso y claro en el cual no podemos tolerar ningún tipo de violaciones. En eso hay mucho camino por recorrer.

No podemos tolerar la injusticia sobre los Pueblos Originarios que vos mismo mencionaste. Allí hay una tarea todavía por construir y llevar adelante, lo que es su reparación. Y yo creo que este es un tema complejo en la sociedad donde se mueven otros intereses, pero allí hay que sincerarse.

Me coloco como hijo de inmigrantes, a pesar de ser argentino, como la mayoría de los que viven aquí. Seguramente no formamos parte de nuestras generaciones inmediatas, de quienes conquistaron los Pueblos Originarios, pero uno puede decir “bueno, no es culpable directo”, pero sí creo que nosotros tenemos que hacernos cargo de construir una nueva relación y que esa nueva relación pasa por el perdón y por la reparación, buscando de alguna forma construir otro mundo posible.

En eso me pareció muy interesante el modelo que planteó, después del apartheid, Nelson Mandela en Sudáfrica. Toda la familia de Nelson Mandela es muy activa en la Iglesia Metodista.

Al levantarse el apartheid, podía venir el camino de la venganza porque todos los pueblos sudafricanos tenían derechos violados, heridas y reclamaban ser tratados dignamente. Tener un pedazo de tierra.

Fue un trabajo muy grande de reconciliación y diálogo. Sudáfrica, para todos, ese era el concepto. Todos los que habitan Sudáfrica tienen derecho a vivir dignamente y disfrutar de Sudáfrica. A mí me pareció un concepto muy audaz pero también inclusivo, porque antes no era una Sudáfrica para todos, le pertenecía a un grupo de blancos. Entonces quizás nosotros tengamos que plantear un camino con los pueblos originarios, tenemos que volver a replantear esta cuestión: un camino de reconciliación con ellos. Lo tiro eso como idea porque yo creo que el perdón tiene que ir con un gesto de reparación sino no es real.

CORDIALMENTE: ¿Resarcir?

Si. Si. Si

CORDIALMENTE: ¿Cuál crees que es, para el mundo cristiano de hoy, el tema más importante a tratar en una teología contemporánea para cambiar la realidad, para que la justicia llegue a todos? ¿Cuál es el camino, el diálogo, la lucha y el trabajo a realizar?

Como líderes cristianos debemos despojarnos muchas veces de nuestra soberbia. Debemos poder decir: “bueno, caminemos como Jesús caminó”. Tener esa sencillez y humildad que abra nuestros corazones y nuestras mentes para no trabajar solamente por nuestra parcela, por nuestros intereses particulares. Debemos luchar por la paz para todos los seres humanos. Los cristianos tenemos un desafío en este mundo que vivimos, de trabajar por la paz. En eso creo, en el derecho humano a la paz. Puede sonar muy abstracto, pero digamos que hay grupos incluso en Naciones Unidas trabajando en este momento en ese tema, es algo que tenemos que apoyar todos los cristianos porque el derecho humano a la paz, se contrapone a todo lo que es la carrera armamentista, a la violencia armada en sus distintos aspectos, ya sea desde sectores, grupos, hasta cuestiones internacionales, pero todos los pueblos y las personas tienen el derecho a vivir en paz.

Derecho a vivir en paz significa no vivir bajo la amenaza de guerra y, también, significa tener todo lo que necesita para poder vivir dignamente. Creo que los cristianos tenemos que abrir nuestras mentes y nuestros corazones y no quedarnos encerrados en nuestras congregaciones o a veces en nuestros propios problemas internos. Pensar que esta fe va a trascender en la medida en que nos preocupemos para que la gente viva de otro modo en este mundo.

CORDIALMENTE: En un mundo donde prima la economía por sobre la vida, ¿cuál es la respuesta de la teología y la Iglesia al mundo para cambiar este constante paradigma?

El evangelio nos habla de la economía del Reino de Dios, en todos los textos que uno intenta buscar sobre este tema: la lógica de compartir.

Empezando por los panes y los peces, así uno podría seguir rastreando textos bíblicos en los cuales es la lógica la comunión y el compartir.

Vivimos en una economía cuyo modelo es la concentración y muchas veces un proceso de industrialización muy voraz que no cuida la creación ni las personas. Debemos buscar un sistema económico, en primer lugar, que nos permita compartir los bienes y, en segundo lugar, el cuidado de los seres humanos, de la creación, de los animales, de todas las cosas.

Hoy pareciera que ya no nos alcanza con maltratar a las personas sino que el maltrato va sobre los animales, sobre los ríos, sobre los árboles, sobre todo, y esa es la lógica que plantea esta economía de consumo. Creo que tenemos que revisar las cuestiones y lo económico está íntimamente ligado también con lo ecológico, porque lo económico termina también destruyendo la casa. En última instancia, uno puede encontrar: ecología, economía, ecumenismo son todas palabras que tienen relación, tiene que ver con cómo vivimos en la casa, como contribuimos a un mejor vivir.

En el aspecto económico tenemos que ir generando alternativas nuevas. Creo que todo este proceso voraz, capitalista, de concentración de los recursos, que cada vez los concentra más, hasta que en algún momento eso va a hacer crisis y va a estallar.

CORDIALMENTE: Fue una charla maravillosa, cerrá como broche con lo que quieras decir de tu corazón para que la Iglesia, la pastoral unida en pos de un mundo mejor.

Debemos recordar lo esencial, volver a ello: amar a Dios y al prójimo como aquello que tiene que abrir nuestras mentes y nuestros corazones. La experiencia de conversión de un ser humano no es para que se cierre con prejuicios sino para que abra su mente y su corazón hasta límites inimaginados. El cristiano tiene que ser alguien sensible, dispuesto al diálogo y dispuesto siempre a dar una mano. Tenemos que generar esto desde nuestras comunidades. Hoy en día yo creo que las iglesias cristianas, ya sean evangélicas o de otras tradiciones también, la gente nos ve como a ver cuál es el, no que vamos a decir, cuáles, son los prejuicios, qué es lo que vamos a prohibir, o qué es lo que no se puede hacer. Creo que el discurso pasa por ¿qué es lo que vamos a hacer? Un discurso positivo, en un mundo que cambia y se transforma y donde esas transformaciones no siempre nosotros las alcanzamos a comprender o entender. Esa es la experiencia con Dios y con el Espíritu Santo, nos tiene que abrir y no cerrar.
 

 

 

Frank De Nully Brown
Obispo de la Iglesia Metodista Argentina

 

 

Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que fiel a sus principios no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
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Categoria: Edición 6 | Iglesia unida y diversa, entrega 9, Teología del Sur

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