OPACADOS V. ELIEZER: Un mayordomo extraordinario.

| 2 junio, 2014

En el Antiguo Testamento vemos la historia de familias que han resaltado a lo largo de los tiempos como lo fue la familia de Abraham, Isaac y Jacob, conocidos como los patriarcas del pueblo de Dios.

Estas personas, y esta familia, fueron muy importantes en el plan de Dios para el mundo, de hecho ellos se convirtieron en la nación de Israel, de la cual desciende nuestro Señor Jesucristo.

En esta ocasión quiero resaltar la vida de un mayordomo, un siervo fiel que tuvo tanto Abraham como toda su familia. Su nombre es Eliezer el damasceno, y lo podemos conocer en Génesis 15.

Eliezer era un esclavo nacido en la casa de Abraham y, como ellos no tenían hijos, este siervo se convirtió, según la costumbre, en un heredero adoptivo de la familia, esta herencia quedaba cancelada con la llegada de un hijo biológico. Como nos muestra la historia, cuando Abraham era anciano llegó Isaac, el hijo de la promesa. Con este nuevo nacimiento el mayordomo quedaba sin herencia y ocupando el segundo lugar.

Quiero detenerme en el corazón y el carácter de este mayordomo extraordinario:

A. Él tenía humanamente las posibilidades, en un futuro, de ser el único heredero y ocupar el primer lugar.

B. Dios tenía otra persona para que ocupe ese lugar.

C. Él aceptó el plan de Dios para su vida, de seguir siendo el mayordomo de Abraham y de Isaac.

¡Qué gran enseñanza nos deja Eliezer! Que por muchos años sirvió a Abraham y aceptó la llegada de un hijo que ocupó su lugar. Podemos ver que este mayordomo no compitió con Isaac, por lo contrario fue el encargado de buscarle una buena esposa (Génesis 24). Él guardó su corazón, supo servir, ser fiel y ser leal, tanto al padre como al hijo.

Hoy podemos ver grandes ministerios, y a hombres y mujeres que son conocidos y que han marcado una historia en el mundo, pero también debemos saber que detrás de estos grandes ministerios hay mayordomos extraordinarios que han aceptado esa posición de ser segundos con gozo, fidelidad y lealtad.

Estoy plenamente convencido que cada uno de nosotros recibiremos nuestra recompensa si servimos con fidelidad. Como nos enseñó el Señor Jesús en San Mateo 25:21: “Buen siervo y fiel sobre poco has sido fiel sobre mucho te pondré”. Esta palabra nos enseña que todo lo que hacemos para Dios es poco, Dios no mira las posiciones ni las cantidades. Lo que Dios mira es el corazón y la fidelidad con la cual le servimos.

Quiero animarte a seguir adelante; no importa cuál sea tu posición porque lo importante es servir a Dios y a las personas con un buen corazón.

 

 

Leonardo Ariel Bellini
Graduado en años recientes en el Instituto Bíblico Río de la Plata
Pastorea “La Iglesia Cristiana del Sur” en la ciudad de Avellaneda, Buenos Aires.
Profesor de Institutos Bíblicos externos

 

 

 

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Categoria: Biografías, Edición 10 | Estos tiempos, entrega 5

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