“QUE TREMENDOS, DECISIVOS, LOS PRESENTES TIEMPOS SON” (1) | 3

| 23 junio, 2014

En este sentido, ¿cuál es la señal de los tiempos, a través de la cual Dios habla? Evidentemente, los que miran para arriba buscando señales, no ven a quien tienen a su lado, el Mesías, signo de la presencia de Dios y señal de un nuevo tiempo.

Jesucristo, señal de un nuevo tiempo

El reino de Dios ya está aquí, dice Jesús, y si hay señales que debemos interpretar son las señales que caracterizan a este nuevo tiempo del Reino de Dios. Y estas señales no están en los cataclismos naturales, tampoco en nuestro interior, tampoco en una exégesis literal del Apocalipsis trasplantada a nuestros días… ¡¡y menos aún en los delirios ególatras de algún líder religioso!!

Si queremos conocer a Dios, miremos a Jesús, y si queremos ver señales, miremos las que hizo Jesús.

La gran duda que tenía Juan el Bautista cuando estaba encarcelado era justamente esa: ¿qué señales debía buscar para saber quién era Jesús? Por eso envía a algunos de sus discípulos para preguntarle a Jesús: ¿Sos vos? ¿Cuál es tu carta de presentación?

Y nuevamente Jesús, ahora de una manera mucho más clara que la expresada en Mateo les responde: “Vayan y digan a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia.” Lucas 7.21.

Esas son las señales. Esta respuesta clara y contundente es la definitiva. En el nuevo tiempo inaugurado por Jesús, las únicas señales válidas para interpretar la historia, las señales que van marcando el camino del Reino, son aquellas que surgen de su propio ministerio comprometido con los más pequeños. Las señales no son los “milagros” en sí mismos, por el contrario, los milagros de Jesús son solo señales, signos que apuntan a otra cosa mucho más importante, son señales que indican el tipo de Reino que Jesús está inaugurando.

La presencia del Reino, en medio de la historia está emitiendo estas señales, como balizas que trazan la ruta en una noche oscura. La carta de presentación que Jesús les ofrece a los discípulos de Juan deja claro cuáles son las señales que apuntan al Reino.

La invitación de Jesús a ver este tipo de señales nos renueva la pertinencia de aquellas estrofas de aquel viejo himno y estas vuelven a recargarse de sentido, vuelven a vibrar con la pasión de aquella santidad social incrustada en una historia que asustaba, pero que al mismo tiempo desafiaba a vivir el evangelio para transformar la sociedad con los valores del Reino, no para escaparse de ella.

Con esta hoja de ruta los cristianos somos llamados a vivir nuestro ministerio. Allí donde hay libertad, justicia, cercanía con los pequeños, ojos que se abren, rejas que se quiebran, fuerzas que nos ayudan a caminar…allí está pasando el Reino, esas son sus señales. Estos tiempos, como en todos los tiempos de la historia se pueden ver estas señales, pero también pueden verse las otras, su contracara, las señales del antireino, las de la esclavitud, de la injusticia, del estar al lado de los poderosos, de la soberbia

Los cristianos somos llamados a prestar atención a esas señales. Y a vivir la fe con el corazón, pero también con la razón, como afirmaba Juan Wesley.

La cosa aún se complica un poco más porque los cristianos no miramos Estos Tiempos desde afuera, como si estuviésemos en un palco vip observando los acontecimientos que otros actúan, ¡somos parte de estos tiempos! y de alguna manera, hemos contribuido para que sean como son, para bien o para mal. El evangelio es un evangelio encarnado y los cristianos también estamos encarnados en nuestras historias y en nuestras sociedades.

Por ejemplo, ¿de qué manera nos plegamos a las señales del Reino como cristianos en América Latina, nuestra casa?

Como afirma el economista Bernardo Kliksberg, América Latina no es el continente más pobre, pero es el más desigual, el más polarizado, el más injusto en la distribución de sus riquezas naturales y elaboradas. A esa terrible realidad podemos agregar otra,

¡¡También América Latina es el continente más cristiano!!

¿Cómo unimos estas dos verdades? ¿Qué nos ha pasado a los cristianos, católicos, evangélicos, ortodoxos… aquellos que se suponen debemos buscar las señales del Reino?

¿Qué señales habremos estado buscando? Evidentemente en el camino algo nos pasó.

Creer que ser un buen cristiano es alejarse lo más posible del “mundo” ha tenido un costo muy alto para la eficacia de nuestra fe, tal vez sea una respuesta a esta realidad.

Creer que la Iglesia debe estar cerca del poder temporal, también puede ser parte de esta respuesta.

Creer que la fe en Jesucristo es para ganarnos un pasaje al cielo y estar felices en nuestra burbuja espiritual personal, seguramente nos explica otra parte de esta realidad.

Pensar que la institución es lo más importante que tiene la iglesia y que la misión debe amoldarse a esta y no a la inversa, seguramente forma parte también de este resultado calamitoso de cientos de años de cristianismo en nuestro continente.

(Continúa…)

(1)    Himnario Cántico Nuevo, Traducción F. Pagura

 

 

Daniel A. Bruno
Pastor Metodista
Profesor de Historia
Licenciado en teología en ISEDET y Master en Divinidad en DrewUniversity, New Jersey
Director del Centro Metodista de Estudios Wesleyanos (CMEW) Iglesia Evangélica Metodista Argentina
Director de la Revista Evangélica de Historia.

 

 

 

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Categoria: Edición 10 | Estos tiempos, entrega 8, Reflexiones

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