DISTRACCIONES RIESGOSAS

| 14 julio, 2014

Uno de los riesgos más comunes en cualquier actividad, disciplina o vocación, es la distracción. El peligro consiste en apartar la atención de lo que debe ser el objetivo principal a causa de factores, o actividades, de menor importancia. También existen trampas que nos conducen a terrenos infértiles, entretanto, los enemigos de nuestra alma roban nuestra cosecha.

Esas distracciones suelen llevarnos a daños de distinta envergadura, que en mayor o menor medida, deteriorarán lo que estamos haciendo.

La actividad pastoral no escapa a eso y, más allá del misticismo exagerado con que algunos pretenden presentar el ministerio, las distracciones existen y los riesgos también.

Habitualmente las distracciones se suman, muy raramente una sola provoca un detrimento importante, por el contrario, las situaciones graves son producidas por una seguidilla de descuidos que termina transformando la realidad en un escenario desfavorable.

Cuando se produce una catástrofe aérea, la junta de aviación del país donde se produjo el suceso toma intervención y realiza un pormenorizado análisis de las causas que provocaron el mismo. Casi invariablemente la conclusión es que, con el transcurso del tiempo, se produjeron descuidos cuya sumatoria terminó desencadenando la tragedia. Nunca se da el caso de que una sola sea la causa del siniestro, porque siempre un error es enmendable.

Queremos, en esta edición de Cordialmente, hablar de las distracciones que producen un riesgo en nuestra tarea pastoral, de manera de advertirnos mutuamente de las contingencias desfavorables que conllevan algunos descuidos, desatenciones, olvidos u abstracciones en las que, con sinceridad, tenemos que reconocer que somos propensos a caer.

Tampoco ignoramos las maquinaciones de quienes quieren detener el avance y desarrollo de la Iglesia. Enemigos eternos o circunstanciales que intentan desviar nuestra atención con el expreso propósito de detenernos e, incluso, robarnos el fruto de nuestro llamado y trabajo.

La libertad de expresión, que es una de las bases de nuestra postura como Codirección, se transforma en esta ocasión en una necesidad, dado que en esa multitud de consejos que generará sabiduría, seguramente podamos ser advertidos sobre las distracciones que conlleva nuestra actividad. Desde el conocimiento o la experiencia, cada pastor está invitado a participar de esa edición, lo podrá hacer enviando una nota o comentando las que aparezcan en la opción que se abre al pie de las mismas.

Por la gracia de Dios, estamos iniciando el número 11 de Cordialmente, lo que implica 20 meses de presencia hasta ahora. Quienes nos han leído desde el principio, saben que la línea editorial es “no tener línea editorial”, sino dejar abierta esta revista digital a todas las vertientes de opinión, en este riquísimo arco denominacional que conforma el pueblo evangélico.

En ocasiones, las opiniones de algunos autores suelen ser contrarias al sentir de toda o parte de esta Codirección, pero siempre se ha impuesto la idea de la libertad plena, de manera que la suma de opiniones, puesta a la consideración de los pastores lectores, les otorgue a cada uno la autonomía personal de aplicar aquella premisa bíblica de “Examinadlo todo y retened lo bueno”.

Creyendo que sólo el Espíritu Santo, “que os guiará a toda verdad”, es el que tiene la prerrogativa de indicarnos lo que es bueno.

Codirección

 

 

Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que fiel a sus principios no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.

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Categoria: Edición 11 | Distracciones Riesgosas, Editorial, entrega 1

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