UNOS Y OTROS IV. El valor de la exhortación.

| 4 agosto, 2014

Al observar el panorama general de los tiempos en que vivimos, podemos ver una clara tendencia a la falta de límites y a un constante arengamiento de estilos de vida donde el centro es la propia satisfacción momentánea y la búsqueda del éxito propio a cualquier costo, sin importar el fin del prójimo, los mismos rasgos propios de la posmodernidad.

Lamentablemente estos males se han trasladado y penetrado en nuestras iglesias, teniendo -por ejemplo- en nuestras congregaciones miembros que solo buscan apañar sus propios deseos pasajeros y terrenales, olvidando la meta eterna y en muchos casos siendo reticentes a la sana doctrina. En paralelo, encontramos predicadores que ostentan mensajes que potencian tales tendencias, con sermones vacíos y poco confrontativos, pero que son muy populares.

Por el contrario la Escritura, en Hebreos 3:13, nos habla de cuán importante es que, como nacidos de nuevo, propongamos un estilo de vida marcado por los límites que la Palabra nos proporciona para tener una vida cristiana saludable; es así que el texto bíblico en principio declara: 

“…exhortaos los unos a los otros…”

Justamente la palabra “exhortar” es traducida de su par griego “Parakaleo” que nos da la idea de colocarnos a la par de nuestro hermano y hacerle un llamado a la reflexión, para que siga un curso de conducta, con la idea puesta en un fin futuro.

Deriva del texto que es nuestra obligación, como redimidos, corregir a nuestro hermano; esta corrección no debe ser una palabra de juicio con aire de superioridad, sino por el contrario un estímulo, una disciplina sabia, una palabra a tiempo, de alguien que con empatía se interesa verdaderamente por la salud espiritual del otro, para que la exhortación haga posible que podamos movernos hacia delante en fe, en lugar de retroceder en desesperación.

Cuando nuestro Señor nos concibió como iglesia, lo hizo pensando en un “cuerpo” (1 Cor. 12:12), todos importantes, necesarios y preocupados “los unos por los otros”, un cuerpo unido de tal forma que si uno de los miembro se lastimase o quedase tullido, todos los miembros se dolerían con él, este debería ser nuestro sentimiento diario, ya que es la visión de Dios desprendida del versículo 13 es que “ninguno… se endurezca por el engaño del pecado” y se aparte de El por falta de aviso a tiempo; sino que por el contrario que todos podamos permanecer firmes, guardando nuestra confianza en Cristo hasta el fin (Hebreos 3:14).

Es propicio terminar con el prejuicio de que si exhortamos, confrontamos y ponemos límites, nuestras iglesias quedaran vacías; por el contrario, si queremos tener una congregación sana, perseverante, capaz de resistir la tentación del pecado de los tiempos que vivimos, debemos tomar la responsabilidad de vivir la vida en Cristo “exhortándonos los unos a los otros”, siendo perseverantes en esto, como dice el texto “cada día” y al mismo tiempo corregir con apremio mientras hay vida y ocasión para ello, “hoy”. Obteniendo como resultado una iglesia en la que no solo persevere cada individuo para ser salvo, sino en la que en conjunto, como cuerpo, ayudándonos y corrigiéndonos “los unos a los otros”, podamos perseverar y afirmar cada día nuestra fe, con miras a que ninguno se pierda sino que todos procedamos al galardón eterno.

En fin, queda en la decisión íntima de cada uno, los que somos parte del cuerpo de la Iglesia, ser de los que se dejan llevar por las tendencias actuales, pecaminosas y populares que el sistema nos impone, o ser de los que toman la responsabilidad de colocarse al lado del hermano y ser quien exhorte, apuntale y corrija, para que juntos podamos llegar a la meta eterna, labor no siempre popular o reconocida.

¡No te olvides, hoy es por tu hermano, mañana puede ser por ti!

 

Darío Palavecino
Graduado del Instituto Bíblico Río de la Plata
Alumno de la Escuela de Ministerio Juvenil IBRP
Estudiante de Abogacía Universidad Nacional de la Matanza (UNAM)
Actualmente colaborador en la Iglesia “Cristo es la Respuesta” en Villa Amelia, Libertad, partido de Merlo; la misma pertenece al “Movimiento Cristiano y Misionero”

 

 

 

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Categoria: BIBLIA, Edición 11 | Distracciones Riesgosas, entrega 4, Teología

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