¿EN QUÉ DEBEMOS CENTRARNOS AL PENSAR Y ANALIZAR NUESTRA ECONOMÍA?

| 11 agosto, 2014

En Economía, así como en todos los órdenes de la vida, hay cuestiones que son centrales y prioritarias y hay otras que no lo son tanto. El objetivo del presente artículo es: a) en primer lugar, enumerar y describir cuáles son esas cuestiones centrales; b) en segundo lugar, recomendar mantener una parte de nuestra atención en ellas debido a sus injerencias en nuestras vidas.

En el año 1890, el influyente economista, profesor e intelectual inglés Alfred Marshall publicó un libro llamado “Principios de Economía”. En esta obra definió a la ciencia/disciplina llamada Economía como “el estudio de la humanidad en sus quehaceres cotidianos”. Teniendo esta afirmación en cuenta nos es posible definir cuáles son las cuestiones económicas que son prioritarias y en las que debemos centrar parte de nuestra atención, ya sea que seamos responsables de la política económica, analistas económicos o participantes de la economía. Estas cuestiones centrales son aquellas que tienen influencia directa en la humanidad, en la gente, al realizar sus quehaceres cotidianos.

El objetivo de esta primera parte del presente artículo es enumerar y describir cuáles son estas cuestiones prioritarias; ellas son:

a) Crecimiento de la economía: se refiere al incremento o variación que experimenta el Producto Bruto Interno entre dos períodos de tiempo determinados. Recordemos que el PBI está dado por la suma del valor de mercado o precio de todos los bienes y servicios producidos en un país/región durante un cierto período. Generalmente, el crecimiento se expresa en forma de porcentaje.

b) Nivel de empleo: nos informa acerca de la cantidad de personas ocupadas (trabajadores en un empleo remunerado, en su propia empresa o en un emprendimiento familiar sin recibir remuneración) que hay entre el total de la población activa; esta última incluye tanto la población ocupada como a la población desocupada (personas que no tienen empleo, que están disponibles para trabajar y que están buscando empleo). El nivel de empleo suele expresarse en términos porcentuales.

De la misma manera, el nivel de desempleo se refiere a la cantidad de personas descocupadas que hay entre toda la población activa. También se expresa en porcentaje.

c) Nivel general de precios: es un indicador del costo de vida que debe afrontar la población para satisfacer sus necesidades (o algunas de ellas, para ser más exactos). Es estimado mediante el Índice de Precios al Consumo (IPC). Para obtener este índice se utiliza un determinado conjunto (o cesta) de bienes y servicios que se estima que son adquiridos por un consumidor representativo/promedio; en Argentina, por ejemplo, esa cesta sin duda incluiría la carne de vaca, el dulce de leche, la yerba y los alfajores, ya que son bienes consumidos por casi todos. El IPC nos dice cuánto varió el precio de esta cesta en un año particular (por ejemplo, 2013) con respecto al precio de esa misma cesta en un año determinado por los especialistas como “base” (en Argentina es el año 1992).

El valor que asume el IPC es importante porque se utiliza para determinar la tasa de inflación (incremento o variación del nivel general de precios). Esta última está dada por la variación porcentual que experimenta el IPC entre un año y otro.

La evolución del crecimiento de la economía, del nivel de empleo y del nivel general de precios son provistas por los institutos nacionales de estadísticas. También hay estimaciones de grupos privados. Tanto en uno como en otro caso, debemos mirar esos números de manera conciente y crítica, intentando conocer (en la medida que nuestro conocimiento lo permita) los fundamentos con los que fueron obtenidos y con los que son justificados; esto se debe a la posibilidad de que estos datos sufran algún tipo de manipulación.

Más allá de esta última advertencia, en esta segunda y última parte del artículo, me gustaría afirmar que es una necesidad tener un mínimo conocimiento de estas cuestiones centrales de la economía en la que nos movemos. Y se me ocurren dos razones para esta afirmación:

a) La primera razón está dada por el hecho de que nosotros, como miembros de la Iglesia del Señor, somos responsables de actuar y de orar por nuestros países y por nuestros pueblos; debemos orar por nuestros gobernantes (que son responsables de llevar adelante la política económica) para poder vivir en paz. La ausencia de Dios y la presencia del pecado son la raíz de los problemas del mundo. Una de las formas en las que estos se materializan es a través de impactos negativos en las tres variables económicas recién descriptas. El conocimiento de la evolución de estas últimas permitirá que el Señor oriente nuestro accionar.

b) Mi Pastor me ha comentado que, ejerciendo su ministerio, él se ha ocupado de cuestiones que podría decirse que en términos formales no son 100% propias de un Pastor; entre otras cosas, se ha ocupado de asistir a hermanos con renegociación de deudas, ha hecho compras al por mayor para redistribuir entre sus hermanos con miras a reducir costos, tuvo un comedor comunitario en funcionamiento y ha asistido a hermanos con consejos (de mayor o menor complejidad) de índole económico-financiera.

Considero que un conocimiento básico de las cuestiones centrales de la economía puede ser un útil complemento a la guía que puede proveer el Señor, en cuanto a la tarea pastoral se refiere.

Nuestro objetivo debe ser tener una vida teocéntrica; es decir, nuestro fin debe ser cumplir Su propósito y Su voluntad, para agradarle. Todas las demás metas que podamos tener en nuestra vida (incluidas aquellas de índole economico-financiera) deben estar sometidas a nuestro fin. Debemos evitar todas aquellas cosas que representen distracciones y que sean obstáculos para el alcance tanto de nuestros objetivos primarios como de los secundarios que dependen de ellos.

 

Guido Parissenti
Licenciado en Ciencia Política (Universidad de Buenos Aires)
Curso de Posgrado en Finanzas (Universidad Argentina de la Empresa)
Experto en Mercado de Capitales (Instituto Argentino de Mercado de Capitales)
Licenciatura en Economía (Universidad del Salvador) – en curso
Miembro de la Iglesia Dios Restaurará, en la Ciudad de Buenos Aires

 

 

 

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Categoria: Economía, Edición 11 | Distracciones Riesgosas, entrega 5, SOCIEDAD

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