¿SOLO UNA MODA?

| 11 agosto, 2014

En el pasado mes mundialista, lleno de emociones, de sufrimiento, de sorpresas y de alegrías, llamó mi atención la cantidad de futbolistas que tiene su cuerpo tatuado. Esta moda hace furor en las generaciones jóvenes y no tan jóvenes.

Hace algunos años atrás, si alguien tenía un tatuaje podía ser porque era un hombre de mar, porque llevaba una vida disipada o porque había estado preso, razón por la cual muchos escondían sus tatuajes. Hoy día ya no es así y quienes los tienen, los lucen con orgullo.

Es interesante que la Biblia habla del tatuaje y marca una prohibición sobre imprimir nuestros cuerpos. En Levítico 19:28 expresa: “Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová”. Esta prohibición se menciona en el contexto de otras muchas prácticas que eran comunes en pueblos idólatras, y que eran parte de su culto a los dioses paganos; es decir que Dios les estaba diciendo a los israelitas: ustedes deben ser diferentes a las demás naciones, no deben tener esas costumbres paganas.

Ahora bien, no debemos analizar este tema sólo en base a este texto, porque hoy en día el tatuarse no tiene que ver con una práctica idólatra; por lo tanto el poder o no hacerlo no se puede fundamentar sólo en esto. Sin embargo en la Biblia está y lo que dice; cada uno deberá pensar si obedecer literalmente o analizarlo desde otros contextos.

Cuando Dios da una orden, una ley, un mandamiento, lo hace en función de un objetivo, no cómo una mera prohibición, sino con un propósito y nosotros debemos pensar en esto teniendo también en cuenta qué proyecto está detrás, cuál es la razón para hacerlo, si conviene o no. El apóstol Pablo dice en su primera carta a los Corintios “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” (1º Corintios 10:23), a la luz de este pasaje no todas las cosas que sí podemos hacer son realmente convenientes, no todas harán mejor nuestras vidas, la enriquecerán y creo ciertamente que ese es el análisis que debiéramos hacer.

Puedo aceptar que es lícito pero ¿es bueno?, ¿me conviene? Es desde esta visión que quiero abordar el tema, y es acá donde me pregunto: ¿qué ocurre con la salud al hacerse un tatuaje?

Hay tres aspectos que quiero considerar en cuanto a la salud y que no se suelen nombrar mucho debido a que este “nuevo arte” como algunos lo llaman, es muy popular y mueve mucho dinero.

El primero de ellos son las alergias. Debido a que las tintas que se usan contienen sustancias alergénicas, pueden provocar fuertes reacciones en la piel, reacciones que no se pueden predecir con exactitud, pero que, si se producen, traen aparejados serios problemas.

El segundo, las infecciones. Debido a que se utilizan agujas para la realización de tatuajes y, además, el tatuaje llega a capas profundas de la piel, las personas que se tatúan están expuestas a contraer diversas infecciones, algunas superficiales y fácilmente tratables (una dermatitis leve), pero otras de riesgo como pueden ser tuberculosis, tétanos, sífilis, las hepatitis B y C, o el virus de VIH (virus de la inmunodeficiencia humana).

También se debe tener en cuenta, en tercer lugar, el envenenamiento de la sangre. Existe una frase a modo de broma utilizada por las personas que llevan muchos tatuajes que dice: “Tengo más metal en la sangre que otros…” y esto se debe a que las tintas logran su color específico gracias a algún elemento de la naturaleza. Estos componentes metálicos, o no metálicos, pasan a la sangre y la contaminan.

Dependiendo del color de la tinta ellos son titanio, mercurio (deteriora el cerebro), cadmio, cobalto, cromo, carbono, magnesio, hierro, zinc, plomo (provoca anemia, dolor de cabeza y abdomen, confusión e irritabilidad), arsénico y algunos otros (como el berilio considerado carcinógeno de grado A). Si bien algunos pensarán “bueno no es saludable pero después de todo son elementos de la naturaleza”, el problema básicamente está en el porcentaje que le inyectamos a nuestro cuerpo. En dosis altas algunos de estos elementos son fatales. No creo que necesite decirle que le hace el arsénico a nuestro cuerpo, ¿o sí?

Por algo los tatuados no pueden donar sangre hasta pasado un año de haberse tatuado, período que se considera de prueba para la detección de ciertas enfermedades.

Es desde este lugar que pienso en los tatuajes y lo que le hacen a este cuerpo, que dice la Palabra de Dios que es Templo del Espíritu Santo. Cuidemos nuestro cuerpo, cuidemos nuestra salud, no hagamos a conciencia nada que nos enferme. Tengamos presente que debemos glorificar a Dios a través de todo nuestro ser.

Ahora, ¿qué pasa si ya lo hice?, no es mi intención juzgar a nadie, “lo hecho, hecho está”. No vaya para atrás para culparse ni angustiarse, cuando llegamos al Señor todas las cosas son hechas nuevas, de allí en más empezamos a vivir de una forma distinta, y a cuidar nuestra vida de otro modo, entendiendo que Dios habita en nosotros, nos ha dado su Espíritu y tiene un propósito para cumplir en nosotros y todo lo que hagamos se tiene que enfocar en eso, nuestra meta ha de ser alcanzar aquello para lo cual fuimos asidos por Cristo (Filipenses 3:12).

 

Etel Taccari Polignano
Junto a su esposo son pastores en el barrio de Colegiales de la Ciudad de Buenos Aires
Unión de las Asambleas de Dios
Master en Teología Práctica
Profesora de matemática, física y química
Trabajó por décadas en el Departamento Nacional de Misioneritas UAD (ministerio dirigido a niñas y adolescentes)
Profesora en institutos bíblicos externos

 

 

 

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