LOS MONTES DE DIOS IV. UNO ES GENERAL, OTRO INTERCESOR

| 8 diciembre, 2014

Cuando subimos al monte cada día, aprendemos a vivir rodeados de su presencia, entonces, vendrá a nuestra vida el poder del Espíritu Santo y la revelación.

Exodo 17:8-16

Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.

Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.

10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.

11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.

12 Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.

13 Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.

14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

15 Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi;[c]

16 y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.

Las tribus nómadas estaban siempre prontas a lanzarse sobre la presa donde quiera que se les ofreciera. Pero esta vez Dios cambió los métodos y permitió que Israel tomara parte en su propia salvación. Josué habría de ser el general en la primera batalla contra hombres impíos. Podemos preguntarnos: ¿Por qué no dirigió la batalla Moisés? Dios no quiere que solo una persona haga todo… El da diferentes ministerios a distintos hombres.

La tarea que asumió Moisés.

A Moisés le toca subir el collado y desempeñar su función espiritual. La vara representaba la autoridad de Dios y las manos levantadas la intercesión. Hoy en día ¿Cuántos pastores necesitan hombres como Aarón y Hur para sostener sus brazos? Cuántas veces sentimos como siervos de Dios que nuestros brazos se cansan, empezamos a desfallecer, luchamos por no descuidar esa vida de comunión con Dios y, a pesar de eso, el cansancio y las presiones nos invaden, golpean a la puerta de nuestro corazón… pero qué lindo cuando encontrar esos Aarón y Hur que cuando sentimos que estamos por caer vienen y levantan nuestras manos, a través de la oración, a través de una palabra de aliento, un consejo.

También nosotros hacia los demás debemos dejarnos usar por Dios para levantar los brazos y que Él fluya con poder sobre esa vida… Las oraciones de Moisés, combinadas con el esfuerzo de los israelitas, hicieron eficaces las armas para vencer.

Cristo es para nosotros ambas cosas. Es nuestro Josué, el capitán de nuestra salvación que lucha nuestras batallas, y nuestro Moisés, que en lo más alto vive siempre para interceder por nosotros, a fin que nuestra fe no falle.

No nos olvidemos que Dios está con su pueblo y, unidos a Él, venceremos cualquier obstáculo, ganaremos en su nombre toda clase de batalla.

El pueblo de Israel se alentó al ver a Josué en el campo de batalla y a Moisés en lo alto del monte orando por ellos.

Los montes son sinónimos de:

Fue desde un monte que Moisés observó la tierra prometida. El rey David, en su angustia exclamaba, “alzaré mis ojos a los montes ¿de dónde vendrá mi socorro?”. No podemos dejar de mencionar el monte Gólgota (Mateo 27:33) que es el monte de la redención. Sin este monte, no hay perdón de pecados, no hay salvación. Es el monte donde el hombre se encuentra con Dios.

Los montes tienen un lugar importante en las Sagradas Escrituras, ellos están llenos de enseñanzas y simbolismo. Estos son los lugares donde el cielo y la tierra se tocan.

Los montes son el lugar:

  • de encuentro con Dios.
  • de descanso para nuestra alma.
  • de avivamiento.
  • donde Dios nos quebranta.
  • donde somos confrontados.
  • donde palpamos su gloria.
  • donde entramos en acuerdo con Dios.
  • Donde, a través de la oración, Dios deposita en nuestras vidas su unción y nos da las herramientas y estrategias necesarias para llevar su obra adelante.

Cuando subimos al monte cada día, aprendemos a vivir rodeados de su presencia, entonces, vendrá a nuestra vida el poder del Espíritu Santo y la revelación.

Pero cuando dejamos de subir al monte a través de la oración, intercesión, búsqueda, hay escasez de revelación, visión y palabra de Dios para nuestras vidas; entonces, entramos en una vida de conformismo. Comenzamos a consentir el pecado, aquellas cosas que nos estorbaban, molestaban, ya no nos incomodan. Nos vamos deslizando, a lo bueno le llamamos malo y a lo malo bueno.

En los últimos 50 años, hemos visto la decadencia moral más rápida de toda la historia humana, legalizando lo inmoral, aprobando leyes que no están de acuerdo con la palabra de Dios.

Dios quiere levantar ministros que no estén enredados en las muchas ocupaciones, no ocupados solo en lo administrativo, no entretenidos en sus propios deseos (creyendo que son los de Dios), sino ministros que se atrevan a ir en contra de la corriente, estableciendo la verdad de Dios, caminando en el poder del Espíritu Santo, subiendo al monte cada día a buscar las herramientas que Dios tiene para cada uno de ellos y dejándose usar para transformar vidas, familias, ciudades, países para Cristo.

Subamos al monte y digamos: “Señor, muéstranos tu gloria”.

 

Silvana Alvarez

Silvana Alvarez
Graduada del Instituto Bíblico Río de la Plata.
Actualmente pastorea, junto a su esposo, en la iglesia Manantial de Bendiciones en el barrio de Lugano en Capital Federal.

 

 

 

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Categoria: BIBLIA, Edición 13 | Eclesiología, entrega 4, Teología

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