PARA EL SEÑOR QUE AMAMOS. PARTE VI

| 2 marzo, 2015

El compromiso de Ciudad del Cabo. Movimiento Lausana.

 

Continuamos con la entrega del material publicado por el Movimiento de Lausana.

 

  1. AMAMOS LA PALABRA DE DIOS

Amamos la Palabra de Dios en las Escrituras del Antiguo y el Nuevo Testamento, que se hacen eco del deleite gozoso del salmista en la Torá: “He amado sus mandamientos más que el oro […] ¡Oh, cuánto amo yo tu ley!”. Recibimos toda la Biblia como la Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu de Dios, hablada y escrita a través de autores humanos. Nos sometemos a ella por su autoridad suprema y singular, que rige nuestra creencia y nuestro comportamiento. Testificamos del poder de la Palabra de Dios para lograr su propósito de salvación. Afirmamos que la Biblia es la Palabra escrita final de Dios, no superada por ninguna revelación adicional, pero también nos regocijamos en que el Espíritu Santo ilumina las mentes del pueblo de Dios de forma que la Biblia continúa hablando la verdad de Dios de formas nuevas a las personas de cada cultura.19

a. La Persona que la Biblia revela. Amamos la Biblia como la esposa ama las cartas de su esposo, no por el papel en que están escritas, sino por la persona que habla a través de ellas. La Biblia nos da la revelación que Dios mismo hace de su identidad, carácter, propósitos y acciones. Es el principal testimonio del Señor Jesucristo. Al leerla, lo encontramos a él a través de su Espíritu con gran gozo. Nuestro amor por la Biblia es una expresión de nuestro amor por Dios.

b. La historia que la Biblia cuenta. La Biblia cuenta la historia universal de la creación, la caída, la redención en la historia, y la nueva creación. Esta narración abarcadora nos provee nuestra coherente cosmovisión bíblica y da forma a nuestra teología. En el centro de esta historia se encuentran los sucesos salvíficos culminantes de la cruz y la resurrección de Cristo, que constituyen el corazón del evangelio. Es esta historia (en el Antiguo y el Nuevo Testamento) la que nos dice quiénes somos, para qué estamos aquí y hacia dónde vamos. Esta historia de la misión de Dios define nuestra identidad, impulsa nuestra misión y nos asegura que el final se encuentra en las manos de Dios. Esta historia debe moldear la memoria y la esperanza del pueblo de Dios, y debe regir el contenido de su testimonio evangelístico, al pasarlo de generación en generación. Debemos hacer conocer la Biblia por todos los medios posibles, porque su mensaje es para todas las personas de la tierra. Por lo tanto, volvemos a comprometernos con la tarea continua de traducir, difundir y enseñar la Biblia en cada cultura e idioma, incluidos aquellos que son predominantemente orales o no literarios.

c. La verdad que la Biblia enseña. Toda la Biblia nos enseña la totalidad del consejo de Dios, la verdad que Dios quiere que conozcamos. Nos sometemos a ella como verdadera y confiable en todo lo que afirma, porque es la Palabra del Dios que no puede mentir y no fallará. Es clara y suficiente para revelar el camino de la salvación. Es el fundamento para explorar y entender todas las dimensiones de la verdad de Dios.

 

Sin embargo, vivimos en un mundo lleno de mentiras y de rechazo de la verdad. Muchas culturas exhiben un relativismo dominante que niega que exista o pueda conocerse ninguna verdad absoluta. Si amamos la Biblia, entonces debemos levantarnos en defensa de sus afirmaciones de verdad. Debemos encontrar nuevas formas de expresar la autoridad bíblica en todas las culturas. Volvemos a comprometernos a luchar para defender la verdad de la revelación de Dios como parte de nuestra obra de amor por la Palabra de Dios.

d. La vida que la Biblia requiere. “Muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas”. Jesús y Santiago nos llaman a ser hacedores de la palabra y no tan solamente oidores.20 La Biblia retrata una calidad de vida que debería distinguir al creyente y a la comunidad de los creyentes. De Abraham, Moisés, los salmistas, los profetas y la sabiduría de Israel, y de Jesús y los apóstoles, aprendemos que este estilo de vida bíblico incluye la justicia, la compasión, la humildad, la integridad, la veracidad, la castidad sexual, la generosidad, la bondad, la abnegación, la hospitalidad, la pacificación, el no tomar represalias, el hacer el bien, el perdón, el gozo, el contentamiento y el amor; y todas estas cosas deben estar combinadas en vidas caracterizadas por la adoración, la alabanza y la fidelidad a Dios.

 

 

Confesamos que decimos fácilmente que amamos la Biblia, sin amar la vida que ella enseña: la vida de esforzada obediencia práctica a Dios a través de Cristo. Sin embargo, “no hay nada que con mayor elocuencia respalde al evangelio que una vida transformada, ni nada que lo desacredite tanto como una vida inconsistente con aquél. Se nos ha ordenado comportarnos de una manera digna del evangelio de Cristo, y aun ‘adornarlo’ resaltando su belleza por medio de vidas santas”.21 Por lo tanto, por el bien del evangelio de Cristo, nos comprometemos nuevamente a demostrar nuestro amor por la Palabra de Dios creyéndola y obedeciéndola. No existe misión bíblica sin una vida bíblica.

 

19 Salmos 119:47,97; 2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:21
20 Deuteronomio 30:14; Mateo 7:21-27; Lucas 6:46; Santiago 1:22-24
21 El Manifiesto de Manila, párrafo 7; Tito 2:9-10

 

 

 

lausanacape town

MOVIMIENTO LAUSANA
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo
1era de Corintios 5.19
www.lausanne.org/es/

 

 

 

 

 

Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que fiel a sus principios no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.

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Categoria: Edición 14 | Ser Iglesia aquí, hoy, entrega 1, Evangelismo, MINISTERIOS

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