ESTRUENDOSO SILENCIO

| 9 marzo, 2015

El joven tuvo una certera dimensión, aquella mañana de domingo, de la salud espiritual de la iglesia local.

La patología estaba manifestada en una apatía que, como cruel metástasis, iba alcanzando a cada uno de los miembros de la congregación.

Quizás jamás sospechó hasta donde podía llegar su desazón por la salud espiritual de la iglesia que el pastoreaba. Ningún seminario bíblico podía prepararlo para semejante contingencia. Estaba entrenado en mil clases de teología, para exhortar contra el odio, el vicio, la violencia y el ateísmo pero, jamás quizás, alguien lo había preparado para debatirse contra la letal indiferencia.

Tenía “armas” para pelear en la acción que generan los múltiples conflictos humanos pero, no sabía cómo actuar frente al vacío desconcertante de la desidia del alma.

Es que; la falta de vida, expresada en el silencio y la ausencia, suele desconcertar al más aguerrido de los soldados.

El joven pastor comprendió, aquella mañana de domingo, el amargo sabor de la soledad y la impotencia.

 

 

Alfonso González

Alfonso González
Lic. en Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata.
Profesor de Postgrado en Universidad CAECE de Capital Federal.
Instructor Gubernamental de la Provincia de Buenos Aires.
Especialización postuniversitaria en “Gestión Pública” de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

 

 

 

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Categoria: Edición 14 | Ser Iglesia aquí, hoy, entrega 2, PASTORAL, Vida Pastoral

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