PARA EL SEÑOR QUE AMAMOS. Parte VIII. A

| 25 marzo, 2015

El compromiso de Ciudad del Cabo. Movimiento Lausana.
Continuamos con la entrega del material publicado por el Movimiento de Lausana.

  1. AMAMOS EL EVANGELIO DE DIOS

Como discípulos de Jesús, somos personas del evangelio. El núcleo de nuestra identidad es nuestra pasión por las buenas noticias bíblicas de la obra de salvación de Dios a través de Jesucristo.
Estamos unidos por nuestra experiencia de la gracia de Dios en el evangelio y por nuestra motivación de hacer conocer ese evangelio de la gracia hasta los confines de la tierra por todos los medios posibles.

a. Amamos las buenas noticias en un mundo de malas noticias. El evangelio aborda los efectos nefastos del pecado, el fracaso y la necesidad humanos. Los seres humanos se rebelaron contra Dios, rechazaron la autoridad de Dios y desobedecieron la Palabra de Dios. En este estado pecaminoso, estamos alienados de Dios, entre nosotros y del orden creado. El pecado merece la condena de Dios. Quienes se rehúsan a arrepentirse, “no obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor”.35

Los efectos del pecado y el poder del mal han corrompido cada dimensión de la persona humana (espiritual, “física, intelectual y relacional). Han permeado la vida cultural, económica, social, política y religiosa a lo largo de todas las culturas y todas las generaciones de la historia.

Han ocasionado incalculable sufrimiento a la raza humana y daño a la creación de Dios. Contra este trasfondo sombrío, el evangelio bíblico es, ciertamente, buenas noticias.

b. Amamos la historia que el evangelio cuenta. El evangelio anuncia como buenas noticias, los hechos históricos de la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Como el hijo de David, el Mesías Rey prometido, Jesús es aquel a través de quien, exclusivamente, Dios ha establecido su reino y ha actuado para la salvación del mundo, permitiendo que todas las naciones de la tierra sean benditas, como prometió a Abraham.

Pablo define el evangelio al decir que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce”. El evangelio declara que, en la cruz de Cristo, Dios asumió sobre sí, en la persona de su Hijo y en nuestro lugar, el juicio que merece nuestro pecado. En el mismo gran acto de salvación, completado, reivindicado y declarado a través de la resurrección, Dios obtuvo la victoria decisiva sobre Satanás, la muerte y todos los poderes del mal, nos liberó de su poder y del temor a ellos y aseguró su destrucción final. Dios logró la reconciliación de los creyentes con él y entre sí cruzando todas las fronteras y las enemistades.

Dios también logró su propósito de la reconciliación final de toda la creación, y en la resurrección corporal de Jesús nos ha dado las primicias de la nueva creación. “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo almundo”.36

¡Cómo amamos la historia del evangelio!

35 Génesis 3; 2 Tesalonicenses 1:9
36 Marcos 1:1,14-15; Romanos 1:1-4; Romanos 4; 1 Corintios 15:3-5; 1 Pedro 2:24; Colosenses 2:15;

 

 

lausana cape town

MOVIMIENTO LAUSANA
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo
1era de Corintios 5.19
www.lausanne.org/es/

 

 

 

 

 

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Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.

La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.

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Categoria: Edición 14 | Ser Iglesia aquí, hoy, entrega 4, Evangelismo, MINISTERIOS

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