LA VISIÓN APOSTÓLICA DE PADRE

| 17 agosto, 2015

Una de las modas espirituales de estos días es trasladar a las iglesias de una visión pastoral a una visión apostólica.

Entonces la membrecía, en lugar de hallar en la iglesia a un pastor responsable de las ovejas de su Señor, que pronto regresará para exigir que le rindan cuenta de su labor, encuentra a un apóstol que exige un trato de “padre espiritual”, que se enseñorea sobre la vida de cada feligrés, pretendiendo que estos estén tan comprometidos con la visión del apóstol, que por más que ésta esté totalmente opuesta a las Escrituras y/o al simple sentido común, deban aceptarla con gran determinación, porque sino correrían el terrible riesgo de estar fuera de la visión del apóstol, y ser expulsados de su “casa espiritual”.

Por estas razones deben estar preparados para adquirir la “mentalidad de reino” y así moverse bajo este perverso autoritarismo, con intensa presión, aceptando la revelación progresiva de los planes de Dios, entiéndase por esto, los planes del apóstol, adaptándose a los cambios, sirviendo al apóstol con gran pasión, para transformar al mundo sin que Cristo regrese, obligándolos a una superación constante, que impulsa una competencia feroz con sus compañeros de militancia, para que el apóstol corone su arduo trabajo para el reino de él.

La palabra apóstol no significa padre, sino enviado y, precisamente, Dios los envía a predicar el evangelio a toda criatura y no a hacer hijos de ellos a todas las criaturas de la tierra. Jesús confirma esto al instruir en Mateo 23:9 “Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos”. En esto no se refería a nuestro padre carnal al cual debemos honrar para que nuestros días sean prolongados sobre la tierra, sino a todo aquel que pretenda hacerse llamar “padre espiritual”.

Usan como excusa para desobedecer esta orden del Señor, que el apóstol Pablo llamaba a Timoteo mi hijo y manifestaba que amaba a los corintios como si fueran sus hijos (1ª Co. 14:16), porque los había engendrado en el evangelio. Esto lo hizo Pablo con el simple fin que siguiesen su ejemplo, y no para que cada corintio lo llame papá y le consulte que debe comer, o con quién tiene que casarse, dónde debe vivir y trabajar, y renuncie así a todas sus libertades individuales.

El mismo apóstol manifiesta a los gálatas que deben estar firmes, en la libertad con que Cristo los hizo libres, y no estén otra vez sujeto al yugo de esclavitud. (Gá. 5:1). En este caso el yugo no es la Ley, sino el apóstol.

 

Juan Carlos Santucci

Juan Carlos Santucci
Lleva 30 años de ministerio pastoral en las siguientes Instituciones:
“Congregación Evangélica Pentecostal”,
“Asociación Evangelística Cristo Vive”,
“Iglesia de Dios”,
“Centro Cristiano Las Buenas Noticias de Dios”
“Ministerio Misionero Maranatha”
Actualmente pastorea “la Iglesia de Jesús” de Claypole.

 

 

 

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Categoria: Edición 16 | Nuestro mensaje, entrega 7, PASTORAL, Vida Pastoral

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