MATRIMONIO Y ALGO MÁS | LA IGLESIA PLUSCUAMPERFECTA

| 31 julio, 2016

Entendiendo el lugar y el ministerio de la Iglesia, para poder ser leales al Señor Jesús. 

Sabemos que el matrimonio es una institución jurídica, social y religiosa constituida por la unión de un hombre y de una mujer en un acto solemne conforme a lo estipulado por la ley, dando así origen a la familia, base fundamental de toda sociedad.

Pero, etimológicamente, el término matrimonio significa “cargas de una madre”, del latín matrimonium, la conjunción de dos términos: matris (madre) y monium (carga).

Se llama matrimonio (las cargas u obligaciones de la madre o esposa) porque, antiguamente,

en el derecho romano, al contraer nupcias una pareja, la esposa quedaba sujeta al marido que se constituía en la cabeza de familia y su autoridad, era muy amplio, ya que en algunos casos tenía poder sobre la vida misma de la esposa y de los hijos. La mujer solamente debía estar en su casa y hacerse cargo del débito conyugal: la concepción y alumbramiento de los hijos del esposo y de las tareas domésticas, por ejemplo, cocina, limpieza, vestimenta, educación de los hijos, etc. O sea que la madre era la “ama de casa” (término que aun hoy se usa para referirse a la esposa que no trabaja afuera) pero no podía ni debía salir a trabajar para conseguir dinero, porque sería inmiscuirse en la tarea del marido y eso significaba una afrenta al honor del esposo. Entonces, la esposa debía administrar la casa con los muchos o pocos recursos que el esposo proveía.

Quizás algunas herrmanas piensen que esto es injusto, pero ahora analicemos la otra palabra tan importante como la anterior en un matrimonio: el patrimonio.

Hoy, se entiende por patrimonio a todos los bienes que posee una persona, familia o institución, pero su significado etimológico y originario es (como usted puede inferir por analogía del otro término) cargas del padre, del latin pater (padre ) y monium (carga). Y es la otra cara del matrimonio.

Cuando dos personas se casaban y se constituían en una familia, los roles (deberes o cargas) de cada uno de los cónyuges estaban bien definidos; así como la esposa (madre) tenía su responsabilidad llamada matrimonio, que consistía en administrar sabiamente para las necesidades de la casa, el esposo (padre) tenía su responsabilidad, llamada patrimonio, que consistía en salir a trabajar y traer dinero suficiente para que a la familia no le faltara nada.

Esta manera “tradicional” o clásica de vivir duró casi dos mil años.

Ahora, como creyentes, es momento de hacer un paralelismo sobre lo expuesto con los principios bíblicos de nuestro matrimonio con el Señor Jesús y la Iglesia y aplicarlas para que sea de nuestra bendición y Su gloria.

En muchos pasajes, la Biblia nos enseña que Jesús es el esposo de los creyentes y la Iglesia (ver Mateo 9:15; Mateo 25:1-13; Juan 3:29; 2ª de Corintios 11:2; Efesios 5:31-32; etc).

¡Qué bueno, el caballero, fiel y verdadero, Rey de Reyes, Señor de Señores, el Señor Jesús (Apocalipsis 19:16) es nuestro esposo! ¡Qué bueno que sea Él la cabeza de la iglesia como lo es el esposo de la familia! ¡Las iglesias no tienen que preocuparse del patrimonio, porque esa tarea le corresponde a su esposo que es el dueño de toda la creación! ¡Ella solo debe ser fiel y leal a Él en el débito conyugal, y dar a luz y criar los hijitos del Señor concebidos por el Espíritu Santo que nos dejó a nuestro cuidado!

Las iglesias de hoy, que son las esposas del Señor Jesús, ¿están siendo fieles y leales a Él? ¿Viven totalmente dedicadas a su tarea de matrimonio, amándolo por sobre todas las cosas, siéndole fieles y compartiendo permanentemente comunión íntima solamente con Él?, ¿da a luz hijos del Señor?, ¿prepara la comida con los mejores alimentos espirituales, la Palabra pura para crecimiento que lleva a la salvación (1ª de Pedro 2:2), alimentos sólidos (Hebreos 5:12) y la sana de doctrina del Padre y del Hijo (Juan 7:16)?, ¿cubre a los hijos con los mejores vestidos de Cristo (Romanos 13:14; Gálatas 3:27)?

¿Las iglesias de hoy son poseedoras de fe firme?, ¿creen verdaderamente que el Señor Jesús es el dueño de todas las riquezas, y son fieles y leales con sus promesas haciéndose cargo del patrimonio? ¿Cuáles son las cosas que preocupan a las iglesias? ¿en qué ocupan su tiempo?

Sería un error que ellas estuvieran preocupadas por el patrimonio, en lugar de velar y desarrollar el matrimonio.

Cada uno de nosotros, miembros de la esposa del Señor Jesús, debemos examinar en qué ocupamos nuestra mente y qué hacemos con “el cuerpo”, con nuestro esfuerzo y nuestro tiempo.

Si nos descubrimos preocupados por el “patrimonio”, debemos sabiamente dejar esa carga en las manos del Esposo y dedicarnos al “matrimonio”, que consiste en ser fieles al esposo, estar a su disposición, estar en comunión permanente con Él y así engendrar y cuidar los hijos que el esposo nos dejó en nuestra protección.

Hay un dicho en Estados Unidos (en realidad es una sigla): D.I.N.S., en la que se esconde una gran verdad espiritual: “D”, doble; “I”, income: “N”, no: “S”, sex. La traducción sería: “Doble Entrada No Sexo”, que significa que en una familia con dos ingresos económicos –uno por el marido y otro por la mujer– ya no hay más amor, porque el otro ya deja de ser imprescindible y pasa a ser prescindible. Es el ocaso del modelo tradicional de la familia.

Algo similar ocurre con las iglesias. Una iglesia que no confía en la provisión del Señor Jesús, el esposo fiel, y trata de salir a buscar y acumular bienes patrimoniales por no confiar en Él, deja de tener comunión íntima con el esposo; ya no depende totalmente de Él.

La Biblia dice que esas conductas son de esposas infieles, adúlteras (Ezequiel 16; Santiago 4:4). También, la Biblia dice que estas cosas buscan los gentiles (extraños), no las esposas fieles, por eso nosotros debemos buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia y confiar en Él, y entonces todas las cosas nos serán añadidas (Cf . Mateo 6: 22-23).

¡Escuchad las iglesias esposas de Jesucristo! ¡Escuchad las iglesias del nuevo milenio!

Es hora de ser fieles y leales a nuestro esposo Jesús, a quien debemos dejar en sus manos el patrimonio, pues es el dueño de todo el oro y la plata, dueño de la creación, entonces, ocuparnos de nuestra función: ser esposas fieles y leales cumpliendo con nuestro matrimonio.

¡Amén!

 

Juan Kon

Juan Kon Yung Park
Pastor, ministro carcelario y abogado

 

 

 

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Categoria: Edición 17 | Lealtades, entrega 5, Reflexiones

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