EL REINO DE DIOS Y SU MAYORDOMÍA

| 29 junio, 2020 | Responder

No confundamos visión con ambición.

El Reino de Dios tiene leyes muy claras. Nosotros somos empleados de este sistema y debemos responder con eficacia. Cuáles son los abruptos que vemos hoy en el sistema, cómo administramos la abundancia.

Cuando una Iglesia concentra su economía en su edificio está perdiendo su orientación. Es hora de abrir otra Iglesia.

Hoy se habla mucho de la excelencia, pero un piso de mármol cumple la misma función que uno de cerámico. Nada se compara con un Jesús que vivió de prestado. Las riquezas del Reino pertenecen al Reino. Los discípulos quisieron impresionar al Señor y le dijeron, “Mira que edificios”, todo se caerá fue su respuesta.

Hoy se compran valores en oro, para que el dinero no se desvalorice. Vuestro oro se pudrirá, dijo Santiago. Sabemos que el oro no se corrompe. Pero el apóstol tiene otra visión de la prosperidad. Riqueza que no se usa para el Reino es riqueza perdida. Si el edificio habla más que nuestro ministerio, ¡cuidado! Dios mismo mandó a destruir su templo y lo puede volver a hacer con el nuestro.

Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, ¿es justa la avaricia institucional?, ¿cinco estrellas? Jesús nació con una estrella y terminó en una cruz, hoy se puede empezar con la cruz y terminar siendo estrella. El narcisismo llama a esto excelencia.  Pastor, nunca olvides como empezaste. Mira el hueco en la roca de donde te saqué, le dijo Dios a Israel. Un día descubrí que los siervos de Dios tenemos niveles, sí, el nivel del piso.

Por muchos años sufrimos necesidad pero yo en el fondo me sentía un héroe por resolver este tipo de situación. Cuando llegó la abundancia tuve miedo, y sentí más respeto por la gente de la Iglesia y por saber qué es lo que el Padre quiere ahora. Siempre manejé las cuentas separadas, la de la Iglesia y la familiar. Nunca dejaré que mi descendencia peque. Las propiedades de Dios están a nombre de una Institución, porque después viene la sucesión obligada ¿qué dirán los hijos y los nietos? Esto fue de mi padre o de mi abuelo. Después de todo, ¿quién te prosperó? Dios, por supuesto, entonces tu mayordomía será recompensada. Da a Dios los que es de Dios. Es más fácil manejar pobreza que riquezas. Vivimos épocas de abundancia, no importa los gobiernos, los grandes avances los hicimos con malos gobiernos, porque nuestro Dios es el dueño de la plata y el oro.

Pastores, no olvidemos a quién servimos y quién nos prosperó. Es la época de los obreros de la última hora, les dejamos todo hecho. Porque la herencia que dejamos son ministeriales y nuestra descendencia toma las vestiduras sacerdotales. Aparte de Dios es bueno que alguien más nos vigile, porque no es de confiar nuestro malvado corazón. Sobre un alto vela otro más alto, concluye Salomón. Nadie robe tu corona, yo puedo robar mi propia corona, usando lo que pertenece a Dios en mi propio provecho.

Nunca jamás la pobreza ha detenido a la Iglesia, pero sí lo puede hacer la riqueza. Sinónimo de poder, no es el dinero que manejamos sino la obediencia que ejercemos. Me niego a dar ejemplos contemporáneos para no herir la sensibilidad de los débiles. Propiedades perdidas, otras repartidas, y el esfuerzo de mucha gente se fue con el dueño, porque las riquezas siempre tienen nombre de gente importante.

No pienses en el lujo, eso no te hace humilde. Ama a tu prójimo como Dios te amó y gana amigos por medio de las riquezas injustas, porque nuestros días son cortos. Sé como Daniel, descansa y cuando te resucite toma tu heredad.

No hagas negocios con dinero de Dios, eso se llama corrupción. El único negocio de Jesús fue hacer la voluntad del Padre. Ve y haz tú lo mismo. Pensemos si hubiéramos sido empleados o empresarios, ¿tendríamos más? la respuesta es no, el Reino nos enriqueció no solo aquí sino en el futuro celestial. Porque si tenemos techo y abrigo ya somos ricos.

Me encantó el hermano que en la última Convención habló sobre finanzas. Tomó el pasaje de la viuda a la que Elías le multiplica el aceite. Ella dice, tu siervo, mi marido era temeroso de Jehová. “Buena descripción de un hombre espiritual”, pero murió y le dejó muchas deudas. No siempre lo espiritual está en línea con la administración de bienes ajenos. “Porque lo que sobra es ajeno, es decir de Dios”. Un lema me ayudó en mi vida, se edifica si hay, sino no se hace. No creo en las promesas de fe, creo que es una manera de extorsión al pueblo. La tarjeta de crédito la desestimamos porque empobrecen a la gente. Danos el pan de cada día, o me muero, por eso está en el Padre Nuestro. No confundamos visión con ambición. La Iglesia es un Reino, que es de Dios. Si el Señor da es para que hagas más.

Me gusta la palabra mayordomo porque resume todos los ministerios. Tú y yo daremos cuenta de nuestra mayordomía.

La historia registra que Roma cayó por la corrupción y junto con ella la Iglesia de su época. Dijo el historiador Josefo, “la historia se repite”. Entre los millonarios que figuran en publicaciones seculares aparecen algunos de nuestros predicadores.

Nunca antes en mi generación vi tanta presión tributaria hacia los miembros de las iglesias. El que roba al pobre será más pobre, dice un proverbio. La exagerada arenga sobre dinero nos hace perder la verdadera misión de la Iglesia.

Carlos Kucharenko
Licenciado del Instituto Bíblico Río de la Plata
Pastor de la Iglesia “Templo Buenas Nuevas”, Paraná, Entre Ríos
Realizador del programa televisivo “Buscando la Excelencia” (canal 9 y canal 11- Paraná) Director Ejecutivo de la Radio FM 95.5 “Buenas Nuevas”
Tareas ministeriales en países de la región, en América del Norte y en Europa

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Categoria: Edición 22 | NUESTRA AMÉRICA: CATACLISMOS Y ESPERANZAS, entrega 2, Reflexiones

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