ENTRE LOBXS, VAMPIRXS Y ZOMBIS

Reflexiones trasnochadas

Uno de los placeres que disfruto mucho es mirar películas. Recuerdo de niño, caminando de la escuela a casa, detenerme frente al escaparate de la tienda de electrodomésticos para ver la serie que me gustaba. En aquella época, no era común tener un televisor en los hogares. ¡Ni imaginar!… ¿A colores?…

Hoy, el cine y la tecnología recrean imágenes con mayor precisión y detalle, a través de técnicas escénicas del mundo post digital, tales como el chroma key, el fondo de pantalla verde; los drones con cámaras; el bullet time, ver el recorrido de una bala; el mocap, capturas de movimientos; el stagecraft, montajes de escenarios; el shapeshifter, las transformaciones; y otras técnicas que logran transportarnos fascinadxs a mundos hiperrealistas.

Mientras mi cabello negro iba adquiriendo una gama de grises al blanco, el placer de seguir mirando películas no ha cambiado, y en particular, las películas de lobxs, vampirxs y zombis.

Sí, esas películas de clase B, que suelen tener el mismo argumento. Un accidente en algún laboratorio de armas biológicas, el escape de un animal con un virus experimental, la fuga de un ser humanx con alteración genética que logran contagiar y propagar el virus. Es más, sin ningún tipo de discriminación, no toman en cuenta lo étnico, lo religioso, el género, la idea política o la clase social. Va esparciéndose como el agua derramada sobre la mesa, salpicando sus gotas a lxs comensales.

Son películas con argumentos predecibles; grupos de resistencias armados, ejércitos enviados por gobiernos para detener la amenaza, búsquedas de una vacuna sin importar transgredir protocolos de prueba; y obviamente, no falta el romance en medio de la pandemia.

A veces me pregunto: ¿En qué podría convertirme? ¿Qué es mejor, ser lobx o vampirx? Zombi de ningún modo, a menos que salga una de zombis que razonen.

Casi siempre, en estas películas surgen personajes religiosxs de todo tipo, aquellxs que ven la presencia de seres ocultos, maléficos, espíritus demoníacos y los que buscan una respuesta racional frente al fenómeno. Hay rituales, fórmulas, aguas bendecidas, estacas, collares de ajos, balas de plata y toda una serie de instrumentos para derrotar a lxs infectadx, ahora lobxs, vampirxs o zombis.

A lxs zombis, con cortarles la cabeza basta. Irónicamente, no son conscientes de sus actos y, como manadas, buscan comer carne humanx y particularmente sus cerebros. Lxs vampirxs y lxs lobxs son otro cantar, ambos tienen capacidad de razonar, desean tener poder, ejercer control, se agrupan en jerarquías, manifiestan fuerzas y habilidades sobrehumanas. Tienen puntos débiles, la luz de día para el/la hemófago, o la luna llena para el licántropo. Pero, ¡ojo al piojo! están lxs híbridxs, quienes pueden moverse con tranquilidad y transformarse a voluntad y, una cosa más, todxs tienen algo en común: si te muerden, fuiste mi estimadx.

A principios del 2020, los medios de comunicación daban la noticia acerca de un virus llamado Covid 19. Esta vez, la alarma no era al estilo Orson Welles leyendo por la radio la novela La guerra de los mundos, que desató el pánico en la población de los Estados Unidos de Norteamérica, un octubre de 1938. ¡No! Todo lo contrario, se activaron las alarmas en el mundo e inmediatamente exclamé: ¡la pucha sí que la realidad supera la ficción!. A partir de ese día, la realidad corrió el telón, mostrándonos el escenario de lo apocalíptico presente en el imaginario social occidental judeocristiano con su entorno desordenado y distópico.

Mientras escribo, el covid 19 sigue avanzando, algunos gobiernos hacen lo posible para detener el avance del virus y otros opinan que todo es una conspiración y no existe tal amenaza. Se ven imágenes de personas muertas en las calles, sistemas de salud colapsados, políticas de prevención diversas, expertxs dando sus opiniones y medios de comunicación alarmistas. En fin, no quedó otra que imponer la cuarentena y el distanciamiento social.

De repente, la estética cambió, se puso de moda el barbijo, se instalaron términos que no usábamos muy seguido como distanciamiento social, coronavirus, portadxr sintomáticx, asintomáticx, recuperadx, plasma, gel antibacterial, etc. Se impusieron nuevas reglas sociales, el adiós al apretón de manos, a los abrazos, al encuentro de lxs amigxs, y para colmo, en Argentina, el mate paso a ser propiedad de uso individual.

A esta altura, usted me preguntará ¿A qué viene todo esto de lobxs, vampirxs y zombis? ¡vale, pues!, soy dado a irme por las ramas. ¡Claro! En el asunto de lxs infectadxs, está el hecho de que terminan siendo transformadxs/convertidxs en algo que no se nace, se adquiere por contagio.

En esta reflexión trasnochada, me pregunté sí había alguna forma de parar el avance de lxs lobxs, vampirxs y zombis, si existían especialistas en el tema. Así fue que encontré en nuestra historia humana occidental, como en las películas lxs llamadxs cazadorxs. No cualquier cazador/a que sale con un arma y a lo inconsciente busca confrontarlxs y termina siendo derrotadx o contagiadx. Hablo de cazadorxs que tienen experiencia y conocimiento, como suelen decir hoy, para sentirse cool, tienen expertice.

Bien, en el siglo XVIII hubo un cazador. Se llamaba Thomas Hobbes y escribió un libro muy famoso que vale escribir el título completo, que dice mucho: Leviatán, o la Materia, Forma y Poder de un Mancomunado Eclesiástico y Justificación Civil.

No voy hablar sobre contractualismo, como si estuviera en una clase de Sociedad y Estado. Aquí estamos en medio de una reflexión trasnochada donde no tengo idea de cómo va a terminar. Sigamos… Da la casualidad que él usa una frase tomada de la obra dramática Asinaria, de Plauto (250-184 a.C): lupus est homo homini (el hombre es un lobo para el hombre).

Hobbes, no miró las mismas películas que yo, sin embargo, el contexto de su época lo dice todo, vivió un escenario histórico de guerras civiles y religiosas en Inglaterra, la situación estaba difícil, la economía inestable, la política en crisis, la vida era un sálvese quien pueda. En fin, su realidad superaba la ficción de una obra literaria.

No se quedó paralizado, todo lo contrario, nuestro cazador de lobxs intentó buscar una respuesta al ¿por qué nos pasa lo que nos pasa? Su repuesta fue contundente: el origen – yo diría, el virus – es la naturaleza egoísta del ser humano, egoísmo entendido como autoconservación y para ello necesita tener poder ilimitado donde todo es lícito para lograr tal fin. Razón por la cual, el ser humano siempre está en conflicto, en guerra constante y solo culmina con la muerte. Hobbes busca la manera de controlar y no matar a nuestrx lobx que, en el fondo, es un humano. Hace uso de las ciencias de su época y diseña una física social frente a un estado de naturaleza de lucha contínua. Su objetivo es lograr el consentimiento de lxs lobxs para ceder sus ansias de poder a un Estado absoluto que tenga el control para que haya paz y ésta se mantenga.

Mientras lxs lobxs están momentáneamente en paz, tenemos otro problema, lxs vampirxs.

La noche avanza y doy vueltas en el pequeño estudio. Hasta que la mirada recae sobre unos libros y logro encontrar a otro cazadxr, un alemán llamado Friedrich Nietzsche. Vaya que los conocía tan bien que escribió varios libros sobre vampirxs: La Gaya Ciencia, Así habló Zaratustra, el Anticristo y otros.

Son mucho más complejos, seres que duran eternamente. Han estado presentes a lo largo de la historia humana, fueron parte del folclore del campesinado en la Edad Media y, partir del 1700, pasaron a ser parte de la aristocracia. Lxs vampirxs como seres inmortales no tienen ninguna culpa ni remordimiento por mostrar su estética, ética, moral, libertad, sexualidad, voluntad de poder, crueldad, el culto al cuerpo, la eterna juventud. ¿Sabes qué? por un instante pensé que describía a nuestra cultura posmoderna.

Nuestro cazador Nietzsche en sus textos nos muestra dónde se ocultan de día y salen de noche estos seres. ¡Vaya sorpresa la mía! Espero que les pase lo mismo, no sé si decirles o gritarles como en los programas de concursos en la televisión con música de suspenso: ¡Lxs vampirxs son…! ¡Los vampirxs son…! Sooonnn… ¡los moralistaaas, las cienciaass, el cristianismoooo, las filosofíaaas!

¿Sí? estos que están entre nosotrxs y nos advierte que quieren mantenernos enclaustrados bajo la cultura de la culpa, educándonos sobre el sufrimiento como forjador de la conciencia moral y enseñándonos que eso significa ser responsable. Nos reprimen la libertad de ser, nos chupan la sangre de la vitalidad, están más allá del bien y el mal que nos imponen. Se han encargado de someter al ser humano, atacan las pasiones humanas con normas morales, imponiendo la culpa, sometiendo sus conciencias, bajo el manto del remordimiento.

Bien, por ahora mientras lxs lobxs están momentáneamente en paz y vamos saliendo del asombro de quienes son lxs vampirxs, nos falta hablar de lxs zombis.

En medio de las divagaciones, me encontré con otro cazador, un alemán llamado Ulrich Beck, quien nos dice que no debemos subestimarlxs por creer que no tienen conciencia y van por allí arrastrando sus cuerpos, dando chillidos, buscando comer carne humana. ¡No! Hay varias categorías de zombis y el origen, el virus que nos hace zombi es como la niebla que se esparce en el tupido bosque de la sociedad humana occidental.

Los zombis son aquellas identidades colectivas, unívocas, absolutas, hechas institucionalidad como la religión oficial, la familia nuclear, la etnia hegemónica, la clase social privilegiada, la verdad absoluta, lo binario, lo patriarcal, etc. Afirma que han muerto, pero, siguen vivas, impidiéndonos comprender estas nuevas realidades y afrontarlas, como él dice: nos mantienen atados a un pasado que nos vuelve ciegos al porvenir.

En fin, queridxs amigxs, se hace tarde, es muy de noche y el sueño me invade. Por lo pronto, todo este asunto del covid 19 ha provocado todo tipo de reacciones en las sociedades y han emergido lxs lobxs, lxs vampirxs y lxs zombis.

Como teólogo trasnochado, me pregunto si tengo una respuesta o si hay algún cazador/a desde mi fe cristiana. Lo obvio sería decir: Jesús, el Gran cazador de cazadorxs, quedo bien y me aseguro el cielo. Te diría que no le fue bien a Jesús, lxs lobxs, lxs vampirxs y lxs zombis terminaron crucificándolo. Para sorpresa de muchos, resucitó, ¡ojo! no quedó zombi y tampoco se hizo vampiro. Aunque, lamentablemente, algunxs cristianxs creen que se pueden beber la sangre de cristo y otrxs gritan ¡la sangre de cristo! como una fórmula para enfrentar demonios (confieso que lo sigo haciendo).

Puedo asegurar sin lugar a dudas que el covid 19, no es el virus que da origen a lxs lobxs, vampirxs y zombis y, para hacerme el new age podria decir como un cliché todxs tenemos un lobx, vampirx y zombi dentro nuestrx. Aunque, la idea de esta reflexión es no aceptar clichés, que luego terminan siendo fake news.

Creo sí, que estamos desafiadxs en la sociedad que nos toca vivir, a replantear nuestras prácticas pastorales, nuestras formas de hacer política, nuestra manera de concebirnos como sociedad occidental para no fagocitarnos entre nosotrxs. Tengamos cuidado de no señalar a una persona como infectadx, contagiadx u otro adjetivo, no olvidemos que es humanx y su condición no determina ser cazadx.

Nuestros cazadores nos han mostrado que lxs lobxs pueden justificar la guerra constante como la única forma para sobrevivir en nombre de la libertad, la república o la democracia. Nos han advertido que lxs vampirxs nos prometen inmortalidad en nombre de algún dios o del que creemos conocer, a cambio de crueldad. Nos han mostrado que ser zombi no es una condición humana, es la naturalización instituida, legitimada, impuesta hecha cultura, hecha sociedad, hecha religión. En fin, sólo les digo queridxs amigxs:

“Cuidaos de lxs falsxs profetas y profetizas que vienen a vosotrxs con vestidos de ovejas, pero, por dentro son lobxs rapaces (agregaría, vampirxs y zombis)” Mateo 7:15

 

 

José Luis Chuquiruna Santillán
Peruano.
Bachiller de grado en Teología en ISEDET, Argentina
Licenciado en Teología de UENICMLK, Nicaragua;
Diplomatura en Género, Política y Participación, UGSM, Argentina
Diplomatura en ESI, UBA, Argentina
Especialización en Gestión en Políticas de Infancia de la UNTREF, Argentina.
Ejerció el pastorado, de tradición pentecostal.
Actualmente participa en la Comunidad Menonita de Floresta, Buenos Aires
Trabaja en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación Argentina.
Tiene tres hijxs y nietxs.
Vive en Remedios de Escalada, Buenos Aires, Argentina.

 

Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que, fiel a sus principios, no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico. Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores. La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.

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Categoria: Edición 22 | NUESTRA AMÉRICA: CATACLISMOS Y ESPERANZAS, entrega 5, Reflexiones

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