¿DE QUÉ LADO TE PONES?

| 12 octubre, 2020 | Responder

Solidaridad o individualismo: disyuntiva de la Iglesia hoy que mira al mañana. La visión de una joven profesional con vocación y llamado pastoral.

Nuestra sociedad hoy en día está inmersa en la individualidad, en la necesidad del mérito propio, en las desigualdades, las injusticias, la mirada acusadora debido a los cambios sociales que estamos viviendo, la diversidad que hoy en el mundo se presenta, perdiendo la esencia del amor al prójimo, de albergar al otro/a. “Los/as otros/as”, “los/as diferentes” siempre causan incomodidad o inquietud, por el simple hecho de ser diferente a nosotros, extraños, fuera de lo que conocemos, de nuestra zona de confort.

Las iglesias de hoy, a mi parecer, muchas veces, presentan este temor a mezclarse, a involucrarse con el otro, a ponerse de su lado, a acompañarlo, a cuidarlo. Muy por el contrario de todo esto, enuncian discursos religiosos que muestran un evangelio que aleja, que juzga, que condena, que pone cargas pesadas en las personas que son difíciles de llevar, que hacen creer que sólo algunos son merecedores de integrar estas comunidades de fe y amor, excluyendo a aquellos que consideran que son “diferentes”, generando asimismo hasta rechazo en adolescentes y jóvenes por esta mirada, que está muy alejada a la de ellos, a sus pensamientos e ideas. Ideologías que están teñidas por intereses políticos y económicos que deforman los pensamientos de las personas, sembrando muchas veces en la mente y en el corazón, sentimientos de odio, destrucción y violencia… que están muy alejados del verdadero mensaje que debemos dar.

Es por esto que me pregunto, ¿dónde se pone la iglesia ante las diversas situaciones que hoy se viven y se presentan en nuestra sociedad?, ¿somos de los que confrontamos y alejamos o de los que abrazamos al otro, a la otra, a los otros, a las otras, sin juzgar? Entendiendo que nosotros debemos ser de aquellos que no se preguntan de dónde vienen, si creen en algo o no, si piensan igual o no, si son iguales a nosotros o no, sino amar a todos sin discriminación alguna.

Cierta vez, encontrándome cursando en la facultad se acercaron dos compañeras y me dijeron “Qué bueno todo lo que hace tu Iglesia. Siempre te veo con otras personas trabajando en diferentes lugares, estando con los que más necesitan, luchando ante las injusticias. No siempre se ve eso y menos en una iglesia”… Aquella conversación quedó resonando en mi mente y recuerdo que dentro mío sentí una gran felicidad por poder pertenecer a una comunidad, que a la vista de los otros/as es de aquella que siempre está en acción, que no se queda al costado del camino.

Aquella es la iglesia que quisiera que todos pudieran descubrir y experimentar, que sea como el evangelio que vivo y practico día a día… Simple, sencillo, fácil. La iglesia que defiende y alberga a todos y a todas, sin distinción alguna, que se caracteriza por tener un corazón que es sensible, empático y solidario.
En un mundo donde muchas veces pareciera que prevalecen las injusticias, las desigualdades, las individualidades, ser de aquellos que están presentes ante las necesidades, que no son indiferentes al dolor, a las cosas que suceden alrededor. Sino que aman, acompañan, abrazan, abrigan, que extienden una mano al necesitado, que caminan las calles brindando una sonrisa, un abrazo, brindando un plato de comida caliente los días de mucho frio y llevando algo fresquito los días de mucho calor. Que no deja a un costado a nadie, que no juzga, al contrario de todo esto, la iglesia de la que hablo da la bienvenida con los brazos abiertos y muestra ese amor de Jesús que no condena, no castiga sino que ama y da esperanzas.

Ser de aquellos que allanan el camino para que todos puedan conocer el verdadero evangelio, que siempre se resume al amor. Vivir una iglesia libre, anónimamente solidaria, llena de amor, pasión y que de esperanza.

“Ámense sinceramente unos a otros. Aborrezcan lo malo y apéguense a lo bueno. Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente.
Hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bien a quienes los visitan”.

Romanos 12.9-10 y 13 DHH

Debora Banegas
Licenciada en Psicopedagogía (UAI)
Profesorado Universitario en Psicopedagogía (UAI) Maestra Integradora
Miembro del Cuerpo Pastoral Centro Cristiano Nueva Vida

Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que fiel a sus principios no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
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Categoria: Edición 23 | NUESTRA AMÉRICA: SER IGLESIA HOY, entrega 1

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