LA MEDIANERA

| 23 noviembre, 2020 | Responder

Historias repetidas de guerras actuales que esconden ajenas intenciones.
Abandonar religiosidades para vivir con el Señor realizando su misión.

Vivimos tiempos en que la sociedad está alzada en armas contra sí misma. “Todos contra todos” parece ser la consigna en el campo de batalla de las redes sociales. Este estado beligerante es profundizado por los creadores de grietas, falsos profetas que adoptan el vestuario necesario para cada ocasión.

DEMETRIOS
Hábiles en capturar las voluntades de quienes engullen desesperadamente todo contenido vertido en sus redes sociales, saturan los corrales de sus patrones anónimos, que reducen su identidad a los números de sus cuentas bancarias. Observar el reparto de las riquezas revela la escena: la multitud distraída y timada discute las proclamas de los títeres sin ver al titiritero.

Nada nuevo hay debajo del sol. En la ciudad de Éfeso, allá por mediados de la década del 50 dC, Pablo y sus compañeros soportaron una revuelta descomunal, acusados por una turba así descripta: “Entre tanto, en la reunión, unos gritaban una cosa y otros otra, porque la gente estaba alborotada y la mayor parte ni sabía para qué se habían reunido.(Hechos 19.32 DHH)

Tan confusa como en las manifestaciones de nuestros días, la mayoría ignoraba el motivo de su enojo y, quienes creían saber por qué protestaban, no se ponían de acuerdo. Presos en sus burbujas, solo tienen oídos para los que dicen lo que les dijeron que deben pensar.

La usina de aquella manifestación fue un tal Demetrio que, al ver peligrar “su negocio” de platería, fomentó el fervor religioso de la gente, haciendo uso de un recurso de “lawfare” idéntico a los de nuestros días: denuncias falsas para desprestigiar a quienes son una amenaza. La muchedumbre reaccionó como era esperado; gritó sin parar el nombre de su deidad, al enterarse que los acusados eran de otra religión: “Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!” (Hechos 19.34 RV1960)

Es que cuando se grita es imposible escuchar, especialidad de títeres y titiriteros.

Los Demetrios actuales despliegan su enorme tropa entre el periodismo, la política, las y los economistas, “influencers” y demás partícipes necesarios, para defender sus ganancias a toda costa. Encuentran su campo orégano en las burbujas virtuales en que se encierran las personas a través de las redes sociales de acceso restringido y selectivo con el lema: ¡¡¡Escucho lo que quiero escuchar porque me dicen lo que yo creo!!! Así, se disponen a la batalla sin medir los daños que pueden provocar. Defienden a su verdugo con tal devoción, que los lleva a inmolarse contagiándose en medio de una pandemia que niegan en forma irracional.

NO TE ROMPAS LA CABEZA
Entre los cristianos evangélicos, hermanos en la fe, la cosa es bastante similar. Quizás, porque se abreva de las mismas fuentes, las disputas virtuales tienen una violencia inusitada, síntomas de grietas que llevan a gritar sin escuchar. 

Pero como “nada nuevo hay debajo del sol”, Pablo nos muestra que, una década después, el virus que antes había arrasado a Éfeso ahora contaminaba también a la Iglesia y, entonces, le advierte a Timoteo:
“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo… y a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” (1ª a Timoteo 6.3-10RV1960 abreviado)

La inmediatez en las respuestas y la falta de meditación en las enseñanzas de Jesús lleva a muchos a enfervorizarse detrás de “Demetrios” actuales, artífices que acarician con literales mensajes fundamentalistas las religiosidades exacerbadas; así logran una aprobación absoluta de sus proclamas y apoyo para sus intenciones: “si tenemos poder, impondremos nuestra forma de creer y de vivir”. 

Tal división no solo destruye el amor fraternal, sino que avanza sobre la sociedad en busca de nuevos pleitos que permitan demostrar “influencia y poder” para alcanzar prebendas que extravían. Avasallan todo respeto a la libertad de consciencia intentando imponer sus dogmas como leyes y augurando castigos divinos si no se legisla conforme a sus doctrinas. No disciernen la diferencia entre pecado y delito, creen que son sinónimos y olvidan la libertad con que fuimos creados, intentando por todos los medios limitar los derechos de quienes no aceptan sus enseñanzas.

Estos “delirios acerca de cuestiones y contiendas de palabras que paren envidias, pleitos, insultos, malas sospechas y disputas necias” tientan a muchos a descender al barro de la pelea; sin embargo, Pablo nos aconseja: “APARTATE”, que, en versión popular, podría traducirse como “no te rompas la cabeza, discutir es como una enfermedad”.

SALTAR LA MEDIANERA
Ante esta “pandemia espiritual” de reyertas, abusos e intenciones soslayadas, propongo saltar la medianera. Del otro lado del muro existe un mundo de personas “vivas” que anhelan la ternura evangelizadora y la pasión fraternal del amor al prójimo. Aquellos que ya no gritan, porque nadie los escucha, pero que esperan ansiosamente.

Ellas y ellos necesitan despejar sus dudas para afirmarse en la certeza de que Jesús tiene todo poder y quiere intervenir en nuestras terrenas necesidades pues está con nosotros todos los días hasta el fin y, así, sumergirse en sus enseñanzas.

Dejemos plantados a títeres y titiriteros propios y extraños. Prestemos atención para entonces cumplir la misión con la que nos honró el Maestro:

“Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, 
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; 
y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” 
(Mateo 28.17-20 RV1960)

Guillermo Prein
Pastor
Fundador del Centro Cristiano Nueva Vida

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Categoria: DOSSIER de ACTUALIDAD, Edición 23 | NUESTRA AMÉRICA: SER IGLESIA HOY, entrega 4

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