YO SOY, EL QUE HABLA CONTIGO (JUAN 4:26)

| 3 diciembre, 2012

¿Qué se puede decir de la oración que no se haya dicho ya?
¿O qué experiencia de oración se puede llegar a compartir que otros hermanos
no lo hayan hecho ya de manera más profunda? Sin embargo quisiera relatar
como a lo largo de mi vida ha ido cambiando mi concepto y mi experiencia de
la oración hasta llegar a ser lo que hoy significa para mí: “EL PLACER Y EL
PODER MÁS GRANDE DEL UNIVERSO”

Como militante católico, desde mi niñez hasta mi juventud temprana, la oración era para mí “hablarle a Dios”, “elevar una plegaria”, “emitir un rezo”, por lo general ya armado e institucionalizado, y repetirlo la mayor cantidad de veces posible significaba la mejor posibilidad de oración. Nunca se consideraba el que Dios nos contestara lo cual significaría tener un dialogo, hablar CON DIOS.

Lo extraño es que de la misma manera se utilizaba la oración como penitencia por nuestros pecados. En el acto de confesión, el sacerdote de acuerdo a los pecados le daba como penitencia a los fieles cierta cantidad de oraciones.

¿Qué concepto podemos formarnos de nuestro Dios, si cuando pecamos nos castigan enviándonos a hablarle a Él? No ha sido fácil a lo largo de mi vida cambiar la idea de un Dios juez que castiga, a la experiencia con un Dios bueno y misericordioso, lento para la ira y rápido en misericordia.

El concepto de un Dios temerario e inaccesible es necesario en instituciones religiosas controladoras que quieren mantener el dominio sobre sus feligreses.

También dentro de la Iglesia Evangélica encontramos ciertos liderazgos que quieren arrogarse la representación del Espíritu Santo y pretenden mediatizar la relación de Dios con el hombre, pero tenemos un solo mediador entre Dios y los hombres; Jesucristo hombre (1 Tim 2:5). (La iglesia no está para mediar entre Dios y los hombres, sino para acercar a los hombres a Dios)

Como siempre, la palabra es la que renueva nuestro entendimiento y nos sana dándonos la posibilidad de tener una experiencia personal con Dios, que nos habla a nuestro corazón, a través del Espíritu Santo.

Cuando miramos la escritura de Juan capitulo 4, nos asombra encontrar un Jesús tan sencillo y a la vez profundo, que conoce nuestras debilidades y alumbra nuestra alma sin condenarnos, que sabe lo que necesitamos y nos sacia completamente.

Ahora en la era del Espíritu Santo tenemos a ese Jesús sentado al borde de nuestro corazón y nos sigue diciendo: YO SOY, EL QUE HABLA CONTIGO.

 

Oración 1: (Quién puede alcanzarlo)

Señor, cuando te hablo… por favor, más que escuchar lo que te digo, escucha de mí lo que quisiera y no sé decirte. Al buscarte, más que en lo que tengo y soy, te encuentro en lo que me falta y no soy. De qué manera expresar aquello que ya sabes de mí, aun antes de que pueda hablarlo en palabras.

Finalmente encuentro mejor dejarte llegar a mí, que todo mi esfuerzo por alcanzarte.

Estoy acostumbrándome a la terrible realidad de que en mi quietud, Tú te revelas a mí. Cómo encontrar una palabra, una actitud, un sentir que pueda tocarte y así percibirlo en mi ser, si siempre me sorprendes saliéndome al encuentro. Si algo he aprendido acerca de Ti en este tiempo, es que nada va a detenerte en lo que te has propuesto hacer conmigo, y esto nada tiene que ver con mis logros o mis fracasos, sino en cuanto sea capaz de creerte.

Al acercarme a ti, cuanto menos temo mi nada, más me llena tu todo.

Cuanto más acepto mi falta, más me sacia tu plenitud. Cuando dejo de escapar de mis límites, más me cubre tu eternidad. Cuando decido firmemente buscarte, encuentro que tú has salido a buscarme primero. Y más aún, has puesto en mí el deseo de buscarte a Ti.

Señor, no podría decirte o sentir nada mejor de lo que tu mismo has sembrado en mi por ti. Quién podría alcanzarte si tu mano no nos moviera a buscarte, y aun así tú siempre llegas primero.

Señor, antes de que comenzara a escribirte, aun a pensar lo que quería decirte, ya tu mano tierna estaba volcando mi corazón hacia ti.

Señor, gracias porque nunca, absolutamente nunca estuve solo.

 

Oración 2: (Déjalo ser)

Señor, te amo con todo mi ser y quiero decirte que es muy fácil amarte.

Pero me ha costado mucho permitirte amarme, y me ha costado tanto permitirme tu amor, así tan intensamente como tú amas.

Gracias, Señor, por haberme librado de esta idea de merecerte o no merecerte. Ahora sé que sencillamente es así, porque así lo deseas y te disfruto.

Nada es tan real en mi vida como la certeza de que estás y eres mi Dios.

En los momentos difíciles, nada me consuela tanto como saber que estás pensando en mí. No hay absolutamente ninguna cosa en este mundo que pueda alterar la realidad de que soy tu hijo, que estoy a tu cuidado, que velas por mí y que no me puede suceder otra cosa que lo que tú permitas, o sea, lo mejor.

Sin embargo a veces me asalta el sentir de que debería esforzarme más, que no estoy logrando mucho.

Grito mi propia insatisfacción humana desde el hueco de mi alma, hasta que vuelvo a enfocar mis ojos en Ti, Señor, y entiendo que soy lo que Tú me dices: tu hijo, y que esto siempre será así porque Tú estás conmigo y yo nunca voy a dejarte.

 

Ricardo
Licenciado en Psicología Clinica
Pastor principal del Centro Cristiano Rey de Gloria
Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular

 

Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que fiel a sus principios no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.

Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.

La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.

 

Si desea agregar su comentario a una de las notas puede hacerlo teniendo en cuenta las siguientes limitaciones:

  • Debe ser de hasta 140 caracteres
  • Puede referirse libremente en aprobación o oposicióna las ideas y conceptos expresados
  • No debe incluir comentarios personales o críticas sobre el autor de la nota
  • No debe utilizar el espacio para agraviar a una Iglesia o institución
  • No debe utilizarse para promociones de ningún tipo


Categoria: Edición 1 | LA ORACIÓN, entrega 5, Sicología, SOCIEDAD

Comments (2)

Trackback URL | Comments RSS Feed

  1. Hermosa nota!!!! me senti tan identificada con cada frase!!!!A travez de mi relacion con mi padre de corazon y con mis hijos ,el Señor me enseña como me Ama, con mi cultura y creencias de base catolica ,aunque soy evangelica hace ya 26 años, me costo tambien entender como relacionarme con EL,y mi anhelo es conocerlo cada vez mas.Hace poco con muchas necesidades y cosas que no entendia ,comienzo a orar pensando si me responderia , y una vez mas recibi su palabra “El que a mi viene no le echo fuera”
    como no iba a escucharme si esta siempre atento ?!!!!El esta siempre!!! mucho mas de lo que puede estar mi padre conmigo mucho mas de lo que yo escucho a mis hijos!!!Cuanto te amo Jesus!!!!gracias por esta nota !!!PAZ

  2. cecilia says:

    excelente nota,para meditar mucho….nunca el SEÑOR nos dejara solos!!