ROBERTO MANUEL CARREVEDO

| 14 enero, 2013

Muchos me preguntaron cuál fue el secreto para que se sintiera tan fuerte la presencia del Espíritu Santo donde él ministraba, mi respuesta es que Dios elige (pues no es del que corre, ni del más ligero, sino de quién Él tiene misericordia) pero también considero que encontró a un hombre capaz de creer, obedecer y testificar de Él hasta las últimas consecuencias.

Desde el primer momento, donde el dolor golpeó con fuerza a nuestra familia al dejar a nuestro hermano mayor afectado por la polio al mes de haber nacido, comenzó una búsqueda desesperada de mis padres para alcanzar una solución ó al menos mitigar aquello.

Fue así que, cuando mi hermano tenía 9 años, mi padre conoce por intermedio de un amigo a un hombre muy humilde que se desempeñaba en las tareas de limpieza de un banco. El testificaba que Dios lo había sanado milagrosamente, inmediatamente fue a verlo y de una manera muy sencilla, pues apenas sabía leer, le expuso el Evangelio del Reino.

En ese instante una poderosa intervención del Espíritu Santo tomó a mi padre y como en el caso de Saúl (1ra. de Samuel cap.10 vs. 6-7), a partir de ese momento, fue mudado (transformado) en otra persona.

Se había convertido en un apasionado por Cristo. Comenzamos a congregarnos en una muy pequeña Iglesia de un barrio carenciado a la que asistía este hermano y donde su pastor, un ministro de fe, le enseñó que para Dios y para todos los que creen en El no existe la palabra imposible.

Ellos oraron por la situación de mi hermano y a partir de ese momento el músculo comenzó a desarrollarse y con él la fuerza en sus piernas, tanto que al poco tiempo caminaba normalmente. Eso condujo a que su amor, pasión y agradecimiento despertaran la sed y el hambre de saber y dar a conocer la grandeza de un Dios que a través de Jesucristo y por pura gracia revelaba, como bien lo describe el Apóstol Pablo, que el Evangelio no consiste en palabras persuasivas de humana sabiduría sino en demostración de poder.

Y es así que dio comienzo a un ministerio donde miles de personas, no sólo en nuestro país, fueron testigos del cumplimiento de la promesa del Señor cuando dijo: “El que en mí cree, las obras que yo hago él también las hará”.

Muchos me preguntaron cuál fue el secreto para que se sintiera tan fuerte la presencia del Espíritu Santo donde él ministraba, mi respuesta es que Dios elige (pues no es del que corre, ni del más ligero, sino de quién Él tiene misericordia) pero también considero, en mi modesta opinión, que encontró a un hombre capaz de creer, obedecer y testificar de Él hasta las últimas consecuencias.

Él entendía que no fue llamado para estar evaluando u opinando lo que el Señor le pedía, sino a una obediencia absoluta; muchas veces sus formas parecían una verdadera locura, pero al final los resultados daban cuenta de la aprobación del gran respaldo de Dios.

Como en aquellos años no se contaba con la tecnología que disponemos hoy, y pensando cómo alcanzar la mayor cantidad de personas, compró un taxi para predicar el evangelio. A aquel pasajero que no quería oírlo, le pedía muy amablemente que se bajara, pues el fin de conducirlo no era el dinero sino el hablarle de Dios. Fue impresionante ver a personas que luego vinieron a la Iglesia contando sus experiencias, uno a punto de suicidarse, otros sanados de enfermedades graves (cáncer, soriasis, etc.) y diversos problemas y los tantos que nunca supimos lo que el Señor seguramente había hecho en ellos.

También es bueno hacer notar que, tanto en el evangelismo personal como en lo que llamábamos cruzadas de fe, su interés se centraba, por sobre todo, en aquellos que nunca oyeron ó conocieron al Señor, porque a los que sabían de Él y nunca terminaban de definir su posición, les decía: “AVIVATE”, cómo a los muy entusiasmados del momento, tocándolos en el hombro, les decía: “QUE TE DURE”.

Hoy guardamos en nuestro recuerdo hermosas anécdotas un tanto cómicas, como un hombre inválido que trajeron en sillas de ruedas y en esos arrebatos de fe de Carrevedo, le ordenó en el “Nombre del Señor” que se levantara y corriera hasta la puerta de entrada del Templo. Instantáneamente se levantó, corrió, pero no sólo hasta la puerta, sino que tomó la calle y siguió corriendo, dejando la silla y a los que lo trajeron (fue muy gracioso ver a todos esperando a que él apareciera). Junto a ello las señales como la sanidad en los dientes con diversos materiales que odontólogos certificaron, ¡eso sí que dejaba a más de uno con la boca abierta!

Pero creo que por sobre todo, muchos lo recuerdan por el Bautismo ó llenura del Espíritu Santo, que lo llevó no sólo a vivir una realidad personal con el Espíritu sino también a construir hermosas congregaciones que al día de hoy crecen y se multiplican, no sólo aquí sino en otros países.

¡¡¡GRACIAS SEÑOR POR LA UNCION PERO TAMBIEN POR AQUELLOS UNGIDOS QUE SE DEJARON GOBERNAR POR TI!!!

 

Guillermo Carrevedo
Pastor y presidente de I.M.C.A (Iglesia Misionera Cristiana Argentina)

 

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Categoria: Biografías, Edición 2 | Evangelismo, entrega 2, TESTIMONIOS E HISTORIA

Comments (3)

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  1. gisella says:

    ME ENCANTÓ ENCONTRAR ESTA NOTA!LA FAMILIA CARREVEDO FUE UNA BENDICIÓN EN NUESTRAS VIDAS, Y MI PAPÁ TIENE ANÉGDOTAS MUY BUENAS CON CARREVEDO PADRE…UN PIONERO, UN ARREBATADOR DE LA GLORIA DE DIOS!
    DIOS LOS BENDIGA Y SIGA LEVANTANDO HOMBRES DE FE COMO LOS QUE HOY COMPARTEN EN ESTA NOTA.

  2. jorge smak says:

    Entre lagrimas y risas disfruto este tesoro de articulo, Dios me privilegio al haberme permitido conocer y charlar mas de una vez con “don Carrevedo”,ademas de haber orado por mi otras tantas.Nunca habló conmigo una palabra que no sea referente al Señor y su Reino.Un día me dijo: ” Jorge, tengo paz”.Jamás había oido una declaracion semejante y convincente. Pocos dias despues se fue con El Señor. Carrevedo, un hombre y un apellido que siempre estan en mi corazon. Jorge Smak.

  3. Evangelina says:

    Que lindo leer estas cosas!! Doy gracias a Dios por la herencia recibida!! Gracias por la vida de mi abuelo Roberto, un hombre de fe!! gracias por la vida de mi tío y pastor Guillermo, gracias por la vida de mi padre Rogelio, y por la vida de cada uno de mis tíos Eugenio, Gloria, Tito y Eduardo!! Los amo y los bendigo!! Y Dios nos permita seguir llevando fruto, ya que es grande la responsabilidad de continuar este legado que con gran trabajo, esfuerzo y también lágrimas mi abuelo sembró!! Un honor ser parte de esta familia!!