PELIGROS DE APRENDER BIBLIA BUSCANDO CURSOS POR INTERNET

Internet se puede comparar con una gran cadena de tenedor libre, donde cada uno llega y se sirve de lo que quiere y cuánto quiere. Hay aquellos que saben elegir las combinaciones nutritivas, no piensan solamente en el precio del servicio, o la facilidad de tener todo servido a la mano, y no crean una bomba calórica. Entretanto siempre hay de los que no tienen criterio sobre lo que les alimentará sino que apenas llevan comida a la boca.

El creciente uso del Internet, asociado a las transformaciones económicas y culturales por las que pasa el mundo contemporáneo ampliaron las discusiones sobre el impacto, beneficios, problemáticas ocasionadas, al mismo tiempo en que los valores y patrones éticos entran en decadencia. La sociedad se depara con problemas y situaciones inesperadas, donde niños y adolecentes utilizan la tecnología con la naturalidad de quien nació en la era digital.

El Internet constituye un medio masivo de comunicación en continuo perfeccionamiento y que se reinventa cada día. Siempre hay algo nuevo, recursos que antes eran exclusivos de algunas clases sociales y ahora se encuentran a la mano de todos los usuarios de la red. Todos los que se encuentran conectados pueden de alguna forma compartir información generada por uno mismo, o algo que le haya llamado la atención, postear opiniones sobre artículos propios o ajenos, bajar o subir fotos, música, juegos, teologías.

En este escenario tan democrático, pero poco legislado, es que nos preguntamos cuáles serán los peligros de aprender Biblia buscando cursos por Internet.

La desmonopolización de la información, conyugada con su descentralización en tan corto tiempo, la carencia de patrones éticos y principios bíblicos, conducen a una búsqueda cada vez más enfocada en títulos. Es un saber enfocado no en una preparación para servir, sino en un reconocimiento por tener un título.

Si tomamos en cuenta la observación que el apóstol Pablo nos hace en 2º Timoteo 4:3 en la que nos dice que vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones, podemos encontrar algunas advertencias propicias a la hora de elegir por qué medio recibir formación bíblica.

Internet se puede comparar con una gran cadena de tenedor libre, donde cada uno llega y se sirve de lo que quiere y cuánto quiere. Hay aquellos que saben elegir las combinaciones nutritivas, no piensan solamente en el precio del servicio, o la facilidad de tener todo servido a la mano, y no crean una bomba calórica. Entretanto siempre hay de los que no tienen criterio sobre lo que les alimentará sino que apenas llevan comida a la boca.

Para los primeros, más mensurados, Internet no siempre es una amenaza, pues no se servirán de cualquier autor ni aceptarán de antemano todo lo que diga, sino que mantendrá un criterio de lectura. Pero los del último grupo, están ávidos de conocimiento, sin cuestionar fuentes, ni corrientes teológicas.

Una falencia muy grande en Internet es que no hay control de lo que se publica en la red. Cualquiera fácilmente puede presentar todo lo que piensa, y este material siempre encontrará ojos y mentes desprovistos de criterio que lo leerán como si fuesen oro en polvo.

En la actualidad, la tendencia es que todos deben hacer lo que les gusta, lo que traiga placer, deleite, lo que sus sentidos aprueben, un hedonismo agravado. No soportan la sana doctrina, sino que buscan en todas las fuentes, aquellas que digan la verdad que mejor se adapte a sus expectativas.

Debido al acostumbramiento a la exégesis bíblica, aunque subliminar, buscan un medio legal para acreditarla y encuentran en algunos cursos bíblicos ministrados por Internet, fuentes que avalan sus pensamientos en instituciones no reconocidas por las organizaciones que regularizan la Educación Cristiana.

Pero esto tiene un trasfondo en el reconocimiento que motiva a algunos de los que recurren a esta plataforma pues muchas de las organizaciones evangélicas comparten algunos requisitos de formación, tanto para el avance en las credenciales a nivel nacional, o mismo de liderazgo local, dado que promulgan que este estudio los capacitará para ocupar un rol de líder en la iglesia local, en los ministerios de enseñanza, evangelización y discipulado.

Esto produce una necesidad de presenciar cursos con el fin de cumplir los requisitos y, teniendo un mercado de fast food o tenedor libre teológico tan diversificado, algunos se sienten tentados a servirse del más barato, menos exigente y sin importar a qué corriente teológica pertenece.

A esto, sumar que, en algunos casos, se desconocen las fuentes de los que dictan los estudios y por eso muchos de los maestros pueden ser pseudo-cristianos, apartados o miembros de alguna secta.

La capacidad de comunicar con la palabra es un regalo que Dios dio a los hombres desde la creación de la primer pareja. Todo lo que la Biblia habla sobre el uso de la lengua debe ser utilizado en la comunicación por Internet. Pablo nos recomienda en Efesios 4:25,29 que actuemos “desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”.

Y en Santiago 1:19,26 llama la atención a que, “todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; y si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana”.

Entre los principales peligros del Internet está aquel que cualquier persona puede colocar sus ideas en la red, cuando en el pasado la comunicación de ideas al público era privilegio de pocas personas con influencia o recursos para imprimir sus publicaciones o producir programas de televisión o radio. Hoy cualquier persona puede comunicar por Internet, incluso personas que no tienen ningún conocimiento de los temas tratados. Cuando Pablo y Silas llegaron a Berea (Hch. 17:11) ellos comunicaron pero las personas escudriñaban para ver si era cómo ellos estaban comunicando.

La censura en Internet es prácticamente imposible, los gobiernos son incapaces de controlar el contenido de Internet, por eso existen muchas teorías erróneas fácilmente accesibles en la red.

Es muy interesante a la hora de elegir un programa bíblico por Internet verificar como es la institución y que sea reconocida, algo serio pues creo que son buenos, siempre y cuando el curso esté acreditado. Algunos de esos cursos tienen cosas que hay filtrarlas porque debido a ciertas tendencias humanistas, y mismo de la teología de la liberación, pero hay que retener lo bueno y desechar lo malo. Mi opinión es que son una buena opción cuando de NINGUNA manera se puede cursar presencial (en especial en las primeras etapas). Se pierde lo formativo, la posibilidad de tener a un profesor es muy importante, pero si las circunstancias no lo permiten es una opción a analizar.

 

Elyenai Tovar Vieira Chaves Ferreira
Pastor en Misión Buenas Nuevas en la Ciudad de José C. Paz
Misionero de las Asambleas de Dios de Ipatinga – MG Brasil
Licenciado en Teología por ISUM
Cursando 4º año de la Maestría en la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios
Cursando 3º año de la Licenciatura en Comercio Internacional en UADE

 

Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que, fiel a sus principios, no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.

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Categoria: Edición 3 | Educación, entrega 3, PASTORAL, Vida Pastoral

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