CONTINUANDO NUESTRA LUCHA

| 16 septiembre, 2013

Ver a hombres y mujeres trasformados por el poder de Dios, ver sanidades y milagros que Dios hace, es más reconfortante que todo el dolor que uno pudiera experimentar. Ver al pecador perdonado, sonriendo, con esperanza, es la mejor paga que hombre alguno pudiera recibir.

Casi siempre, en las relaciones interpersonales, cuando las personas no se conocen y se encuentran por primera vez, al establecer una comunicación lo hacen con mucha cautela. Tanto en el ámbito pastoral como en el ámbito secular; aunque hay una pequeña gran diferencia, uno tiene que ver con valores espirituales y el otro con valores terrenales.

Y por cierto los resultados son diferentes: uno es eterno y permanente, el otro es temporal y pasajero. Solo que en esto de las relaciones, a veces, se sufren desilusiones de las que no se está exento tanto en lo uno como en lo otro.

El tema no es ese, el tema es como superar esta situación que no se pensó que pudiera suceder y por consiguiente el desánimo, sensación de fracaso, depresión. Debemos saber que estas cosas pueden suceder, y de hecho suceden, y ¿entonces?

Es aquí cuando nos damos cuenta que el estar sostenido por el Todopoderoso es lo que cuenta, no en vano encontramos en la palabra escrita, “La Santa Biblia”, pasajes que nos ayudan en esas situaciones.

En el evangelio San Mateo, un pasaje más que conocido, cap. 28 vers. 20, en la conclusión de la gran comisión dice: “he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Esa sola frase nos tiene que ayudar cada día con las adversidades que se pudieran presentar. Cierto es que a veces la palabra no está en nuestra boca, mente y, mucho menos, en nuestro corazón, pero no por no estarlo carece de validez y eficacia.

Se habla mucho de la solidaridad, de la amistad, del compañerismo, del estar juntos, si, solo que cuando se buscan esos valores, en ocasiones, no se encuentran. Conociendo el Señor Dios la naturaleza del hombre, como hombre natural, nos anima a que confiemos en El, ya que El será la única salida, ayuda, amparo.

No en vano dice el Salmo que Él “es nuestro amparo y fortaleza nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”, si lo dice es porque tales cosas pueden existir o suceder. ¿Qué hacer? Es mirar el contenido de lo citado anteriormente y seguro que dará juntamente con el momento difícil la salida.

Mi apreciado consiervo, no es tiempo de mirar que me hizo y cómo responderé a tales acciones, es tiempo de mirar al que nos puso en su obra para hacer su obra y esto termina siendo un honroso privilegio. Privilegio que los ángeles desearían, más en la condición espiritual que ellos gozan, y sabiendo lo bueno que es, desean que otros también lo disfruten, pero no les es dado a ellos el anunciar el evangelio, solo a nosotros que entendemos lo que es el perdón y justificación por la gracia de Jesús, Redentor.

Estimado, ¿estás pensando que hacer, estás evaluando el mañana, estás pensando en dejarlo todo? Sugiero que antes de tomar una decisión lo medites, si medítalo, porque es más lo que ganamos que lo que perdemos, aun con todo lo que ello implica. Ver a hombres y mujeres trasformados por el poder de Dios, ver sanidades y milagros que Dios hace, es más reconfortante que todo el dolor que uno pudiera experimentar. Ver al pecador perdonado, sonriendo, con esperanza, es la mejor paga que hombre alguno pudiera recibir.

Claro todo tiene un costo, a Jesús le costó sufrir hasta la muerte misma y creo que, salvo aquellos que fueron los mártires de la historia de los primero siglos y aun hoy, a ti y a mí, no nos ha tocado semejante situación. Estoy seguro, que son más los que gozan del beneficio del ministerio que Dios nos ha dado que el dejarlo todo por algunas adversidades que se presentan.

Nada es fácil pero todo es posible, te animo a que sigas, no te detengas, hay mucho por hacer y tú eres parte importante en este hacer, Dios cuenta contigo y conmigo para una tarea que no es poca y donde los tiempos si son pocos, así que hay que aprovecharlos al máximo.

No pierdas el tiempo pensando en la situación de desánimo, recuerda que el desánimo, es el freno para el avance a cosas mayores. Si decimos que lo que vendrá, es mejor que lo que pasó, y esto basado en lo que el profeta dijo, animémonos en esta palabra que de seguro tanto tú como yo, las hemos oído más de una vez.

No importa el lugar donde estés, porque allí eres el más importante y nadie más que tú puede hacer lo que estás haciendo, no pienses que nadie te considera, solo debes saber una cosa que el gran YO SOY está de tu lado para sostenerte.

Qué más puedo agregar a tantas cosas dichas ya, solo que en esta tarea, la de dar a conocer al que nos amó, se sufre y se alegra, se llora y se ríe, pero por sobre todo, la satisfacción de ver los cambios no tiene precio y eso es lo que permanece.

Pasaran los años y alguien en algún lugar dirá “Gracias Dios por darte a conocer a través de tu obediente hijo”. Sirvan estas palabras para animarles, en medio de tantas luchas hay algo que permanece para siempre.

Un abrazo.

 

Samuel Daniele
Graduado del I.B.R.P. ha pastoreado varias Iglesia en Argentina.
Fundador y pastor de la Iglesia Nuevo Amanecer, Córdoba
Integró la Comisión de la Región III de la UAD
Pastor evangelista en varias campañas en el país y en toda Italia
Profesor en distintos institutos bíblicos en Córdoba

 

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Categoria: Edición 6 | Iglesia unida y diversa, entrega 3, Vida Pastoral

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