CREO QUE AL TERCER DIA RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS

| 2 diciembre, 2013

Continuamos con nuestro estudio del Credo Apostólico y sus implicancias para nuestro tiempo. En esta oportunidad estamos examinando la frase “al tercer día resucitó de entre los muertos”. La fe cristiana es fundamentalmente la fe del Cristo que muere y resucita por nosotros.

Esta pequeña frase, dentro del Credo, nos ubica en el centro de la fe de los creyentes: Jesús murió conforme a las Escrituras pero resucitó de entre los muertos como vencedor de los poderes de la muerte. Por lo tanto, el Cristo resucitado es Señor de gloria, dador de la vida eterna que predicó y enseñó durante su ministerio terrenal, y cuyo mensaje fue proclamado por la comunidad cristiana primitiva a través de todo el mundo grecorromano.

El Credo presenta, en la expresión “al tercer día resucitó de entre los muertos”, la fe que fue transmitida por los seguidores de Jesús a través de todo el Nuevo Testamento. Desde Mateo hasta Apocalipsis nos encontramos que los escritores, de los distintos textos que componen el Nuevo Testamento, basan su kerigma acerca de Jesucristo en el hecho que murió y resucitó.

El Credo reafirma la fe en la resurrección que, como dijo Pablo en 1 Corintios 15, valida el sacrificio de Cristo por los pecados como realmente sustitutivo. La resurrección de Jesús para los creyentes no es como la de Lázaro (Juan 11), la hija de Jairo (Mateo 9:23-25) o el hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-16), sino que es una indicación que Él vive, que es el Señor del universo (Hebreos 1:3). Por sobre todas la cosas, la resurrección es una indicación tangible que Dios vindicó la vida perfecta y el ministerio redentor de Jesús al resucitarlo de los muertos como totalmente victorioso sobre la muerte física y la espiritual.

De la manera que en la muerte Jesús pagó con su vida el salario del pecado, que es la separación eterna de la humanidad caída de Dios (Romanos 6:23), la resurrección es la indicación fehaciente que la muerte que nos llegó de Adán (Romanos 5:12) ha sido vencida por Dios en Cristo, y que Él es sustituto y representante nuestro en la resurrección (1 Corintios 15:21, 22).

La resurrección de Jesús opera en otro nivel, es una seguridad para los que hemos experimentado la fe salvadora en la obra del evangelio. Para todos nosotros, los mortales, que nos enfrentamos a diario con nuestra propia realidad de un día partir de este mundo, la resurrección de Jesús es nuestra seguridad de vida eterna e inmortalidad, libres de la corrupción, de la enfermedad y el sufrimiento de nuestro presente (1 Corintios 15:51-54; Apocalipsis 21:4). La resurrección de Jesús inauguró el inicio de los últimos días escatológicos que culminarán con la erradicación total, de una vez y para siempre, de las realidades del tiempo presente, que incluyen las aflicciones de la muerte y el dolor humano que nos han llegado como resultado del pecado original (Romanos 8:18-23).

Era realmente importante para la comunidad, que articuló el Credo de los Apóstoles, presentar al Cristo que murió y resucitó como el vencedor de la muerte. La evidencia histórica nos lleva a pensar que el Credo puede haber sido una compilación de antiguos documentos de fe que se fueron escribiendo durante los primeros siglos de existencia del cristianismo. En esos días las persecuciones (y por ende el sacrificio de la vida por la fe) por las cuales pasaban los cristianos hacían necesaria la constante afirmación de una fe en la resurrección de Jesús, lo cual confirmaba la fe apostólica que de la manera que Cristo resucitó los creyentes serían resucitados con Él (Juan 11:25; 1 Corintios 15:20; 1 Tesalonicenses 4:13-18). El Credo reafirma la fe que como Cristo fue resucitado en cuerpo, alma y espíritu, así los creyentes lo serán al fin del tiempo presente (Filipenses 3:21).

El Credo nos indica que Jesucristo es un Ser único. Jesús no es otro ser humano que ha sufrido una muerte cruel y un castigo injusto que no merecía; el Credo nos presenta a Jesús como el Hijo de Dios, que sufre el castigo del pecado por nosotros pero triunfa en la resurrección sobre el sistema del pecado y de la muerte, cuyo emperador es Satanás (Hebreos 2:14).

El Credo nos presenta la resurrección de Jesús como única entre las religiones y creencias del mundo. En confianza podemos afirmar con el Credo que Jesús, el Hijo de Dios, resucitó de los muertos al tercer día, que muchos de sus discípulos fueron testigos de su resurrección y nos legaron en el Nuevo Testamento un sistema teológico centrado en la resurrección como la autenticación de su Persona, vida y obra.

Desde la pastoral esta fe en la resurrección debe permitirnos predicar y enseñar con la  autoridad del Cristo resucitado la palabra del evangelio. Cuando vemos en el libro de Hechos la kerigma de la iglesia cristiana del primer siglo, nos damos cuenta que estaba fundada en la obra de la cruz y la realidad de la tumba vacía (capítulos 2:22-36; 3:15; 4:10; 10:39-42; 13:30). Igualmente para nosotros debe ser un desafío proclamar la realidad que Jesucristo resucitó de los muertos, y que su resurrección es garantía que todo lo que Él enseñó, todo lo que vivió y todo lo que hizo por nosotros nos garantizan la salvación de nuestros pecados y nos ofrecen de forma gratuita para nosotros la vida eterna. Como predicadores debemos afirmar y proclamar osadamente con los antiguos: “Creo que Jesucristo resucitó de entre los muertos al tercer día”.

 

 

Ernesto Alers Martir
Nació en Puerto Rico.
Cursó estudios teológicos en el Seminario Adventista Latinoamericano de Teología | Instituto Adventista del Plata (actualmente Universidad Adventista del Plata en Entre Ríos).
Licenciatura en Teología Gordon-Conwell Theological Seminary, USA
Masters of Arts en Historia Eclesiástica: Facultad de Estudios Religiosos de la Universidad McGill, Canadá
Especializado en el estudio del protestantismo guatemalteco en el periodo 1882 a 1940.
Fue pastor en Nueva York, Montreal.
Actualmente es pastor de Alianza Cristiana y Misionera Argentina en San Justo, Buenos Aires.
Ha ejercido la docencia teológica en varias instituciones en Estados Unidos: Instituto Bíblico Laico Ministerial de Nueva York; Canadá: Seminario Teológico Hispano Canadiense en Montreal;
McGill University en Montreal y en el  Instituto Bíblico Buenos Aires de Argentina.

 

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Categoria: BIBLIA, Edición 7 | El Credo, entrega 5, Teología

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