SUBIÓ A LOS CIELOS

| 9 diciembre, 2013

Victorioso, Jesús ascendió a los cielos.
Sus acciones anticipan nuestro maravilloso futuro junto a Él.
Su gloria, nuestra bendición.

Su descenso fue humillante, de verbo a carne, despojándose, tomando forma de siervo, semejante a los hombres (Juan 1:14), en esa condición se humilló aún más, haciéndose obediente hasta la muerte y de cruz (Filipenses 2:6-8).

Pero su ascenso fue majestuoso, asombroso (Hechos1:9) como el de un general romano que regresa con sus soldados, trofeos, botín de guerra, desfilando por un arco de triunfo (Efesios 4:8) y ser condecorado con todos los honores (exaltaciones, nombramientos y títulos sublimes) y así estar por encima de todo y llenarlo todo.

Esteban lo ve a la diestra del padre (Hechos 7:55-56).

Pablo lo ubica sentado, al igual que Pedro. (Efesios 1:20; Colosenses 3:1; Hebreos 1:3 y 10:12; 1ra Pedro 5:22).

¿Por qué sentado? Porque su obra salvífica fue  finalizada en su totalidad y así como el Padre descanso el 7° día, el descansa, como descansa el esposo de la mujer virtuosa (Proverbios 31:23), pues la esposa, luego de proveerle todos los recursos, hace la tarea que él le encomendó. ¡Y nosotros también estamos sentados con Él, con los mismos honores y privilegios! (Efesios 2:6)
Solo se pone de pie en  momentos solemnes y únicos, como en Hechos 7:55-56 pues en versiones más antiguas, dice que Esteban “lo ve de pie a la diestra de Dios” ¿por qué? es para recibir al 1er mártir.
Sentado para descasar de su tarea, e interceder por sus escogidos, pero de pie para recibir con honores a todos los que perseveran hasta la muerte.

El Credo proclama que desde esa posición de gloria volverá. Aunque Pablo en Damasco y Juan en Patmos, nos dieron un anticipo del Cristo glorificado.
Su regreso no será como Salvador, sino como juez. En pocas palabras el Credo resume todo el proceso escatológico, con respecto a sus escogidos: vendrá con voz de arcángel, los muertos resucitaran primero, luego los que vivimos, todos arrebatados, para estar siempre con El (1era Tesalonicenses  4:16,17).
Pablo amplia la revelación, diciéndonos que primero será un encuentro judicial (2da Corintios 5:10): el tribunal de Cristo, no para juicio, sino para galardones y recompensas. Pero a continuación, habrá un encuentro nupcial (Efesios 5:25-27) y Juan lo describe, como las bodas del cordero (Apocalipsis 19:7-9).

En una reunión de consiervos, pregunté ¿cuál es el destino final del creyente?. Varios respondieron, el cielo. Respondí que el cielo es un lugar temporal, transitorio. Nuestro destino es recibir un cuerpo glorificado, ser galardonados, participar de una boda irrepetible e inigualable, reinar con Él mil años y finalmente  pasar una eternidad con Él en la nueva Jerusalén.

Siempre que tengo oportunidad de ministrar sobre acontecimientos finales, hago este resumen, que hoy muchos han olvidado o desconocen y al final digo: ¡no me quiero perder ninguna parte de esta fiesta!

¡Maran-ata! el Señor viene!

 

 

Mauricio Lestani
Pastor de la Iglesia en Tigre
Unión de las Asambleas de Dios

 

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Categoria: BIBLIA, Edición 7 | El Credo, entrega 6, Teología

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