ARDE LA CIUDAD

| 20 enero, 2014

Sin duda ha habido una alteración en el ciclo climático de la biósfera. Los mismos se evidenciaron el último año con desproporcionadas temperaturas, incendios forestales, tsunamis, tornados. Están hablando a las claras de un cambio global. Como gente de Dios debemos mirar el problema de frente.

Diciembre de 2013 en Buenos Aires, calor, muchísimo calor en una húmeda ciudad con treinta y nueve grados centígrados de temperatura y cuarenta un grados de sensación térmica. Buenos Aires tiene los habitantes que dieron a luz el tango, música y letra poco festiva, lo cual indica que éstos, no son precisamente un dechado de simpatía y alegría.

Esa tarde de diciembre, sumado al calor y la humedad, estábamos sin luz por los cortes, por lo que no podíamos encender ventiladores ni aires acondicionados… ¡uy! ¿de dónde viene esa discusión?

Mis vecinos se estaban peleando; porque a la abuelita de al lado le molestaba la camioneta del vecino de arriba; éste, quien estaba sin dormir (le había nacido una beba quien lloraba por las noches) se acaloró aún más y en medio de esas agobiantes temperaturas los ánimos se caldearon y los gritos de la discusión giraban en torno a quien echarle culpas.

Entonces me puse a escuchar atentamente las opiniones: “¡Que quiere abuela si la presidenta no toma medidas!”, vociferaba el vecino de arriba. “¿No hay nadie que le diga a esos chilenos que se vayan?” (capitales chilenos, franceses, españoles y argentinos -Pérez Companc-, son las propietarias Edenor y Edesur, quienes distribuyen la energía eléctrica desde las privatizaciones de los ‘90).

“¿Qué tiene que ver Cristina y Edesur con tu mugrienta camioneta?” respondió abruptamente la abuela, mientras tomó en sus manos el bastón con la intención de pegarle al vecino, flamante padre, quién seguía malhumorado. El vecino de arriba terminó disparando y la abuelita dio un portazo y entró a su casa.

Para terminar el día y relajarme fui a correr a la plaza pero al venir y abrir la canilla de la ducha caí en la cuenta que estábamos sin agua. Terminé ese día bañándome con medio balde de agua, leyendo con velas y haciendo las peripecias que me habían enseñado en un curso de montañismo y supervivencia. Sin agua y sin luz y con muchísimo calor esa noche me costó dormirme. Y mi mente recordó una película que había visto unos pocos años atrás. “El día después de mañana” se trataba de los cambios climáticos que se aproximaban a la tierra, donde la glaciación era inminente.

Recordé todos los acontecimientos que se habían suscitado este año en torno al clima. Las inundaciones en la ciudad de la Plata, la cual había arrojado un saldo de setenta y ocho víctimas fatales confirmadas y más de dos mil evacuados. Los incendios forestales de Córdoba. La cola del tornado de este último mes del año que había provocado muertes, destrozos en nuestra provincia de Buenos Aires.

Mi cabeza me decía una vez más: “esto no es normal” más aún “esto recién comienza”.

Pasaron unos días y comencé a leer publicaciones sobre la ola de frío polar que azotó los EE.UU., cincuenta grados bajo cero, concatenado a la crisis energética, más muertes, más destrozos. Parecía que la película “El día después de mañana” se había hecho realidad. De repente resonó una frase que Jesús siempre les decía a sus discípulos, cuando ellos, al igual que mis vecinos, quedaban varados en una situación emergente: “Levanten la mirada”, en otras palabras, miren más allá, tengan vista de águila, no se queden sólo con este resultado. Tengan visión de lo que viene porque sin visión el pueblo perece.

No es mi intención traer miedo, encender alarmas o activar paranoias. Simplemente advertir y así tomar la habida conciencia que debemos tener como habitantes de este planeta y ciudadanos de esta nación, para que nada nos encuentre inadvertidos.

El clima en el planeta tierra siempre ha cambiado, pero nunca con la rapidez de estos últimos tiempos.

Sir John Hougton, presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, dijo: “El calentamiento global ya nos ha caído encima. Su impacto es tal que no tengo dudas en describirlo como un arma destrucción masiva.

Es importante saber que el cambio climático existe y afectará a todos y cada uno de los habitantes de este mundo. La segunda cuestión importante es que el cambio climático está tomando forma de un proceso de extinción masiva de especies. Y la tercera es que este cambio climático llevará a un retroceso de la civilización. Es decir hará retroceder la economía de todos los países del mundo en mayor o menor medida.

La conclusión del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, el IPCC, en Valencia 2007 fue contundente. El secretario General de la ONU Ban Ki Moon afirmó: “El cambio climático afectará, muy especialmente, a los países en desarrollo, y el deshielo de los glaciares provocará inundaciones en las zonas montañosas y escasez de agua en Asia meridional y América del Sur. El cambio del tiempo y de las temperaturas puede hacer retroceder a los países en desarrollo hacia el pozo de la pobreza y hacer retroceder muchos de sus progresos”.

Pongamos claro sobre oscuro. El calentamiento global es consecuencia de las actividades industriales y cualquier medida a favor del medio ambiente afecta intereses económicos muy importantes. La responsabilidad de todo esto que ocurre es de los hombres en general, pero detrás yacen las grandes corporaciones del petróleo, la energía fósil y los grandes grupos económicos que están ejerciendo presión sobre las naciones que más polución producen.

Esta actitud no sólo pone a la humanidad al borde de una crisis sin precedentes, sino que viene presionando para que el mundo no sepa la realidad y por lo tanto no haya presión ciudadana para que los gobiernos tomen medidas efectivas, pues éstas son negativas para sus grandes negocios.

De hecho, algunos presidentes de los EE.UU. se negaron a firmar tratados internacionales para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero diciendo que eso afecta la economía de su país; aún más, se han fraguado informes, se ha montado una campaña global para afirmar que el cambio climático es dudoso y que el hombre no es su mayor responsable.

Hay que tomar en cuenta que los responsables de informar y presentar informes al mundo, son los miembros autorizados del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, pero como ellos representan a países miembros de la ONU, las naciones poderosas han vetado informes, ocultado cifras y suavizado advertencias. Así es, en un punto límite, los hombres siguen pensando que el calentamiento global sólo traerá más calor y algunas tormentas.

Hay otras consecuencias de las que no se hablan pero que laten en un informe publicado por centro de estudios CNA Corporation. Seis almirantes y cinco generales retirados advierten que en un futuro EE.UU. podría verse inmerso en guerras por agua y otros conflictos. Entre los autores del documento figura el enviado del ex presidente George Bush a medio oriente Anthony Zinn y el ex jefe mayor del ejército Gordon Sullivan. “El calentamiento global representa una grave amenaza para la seguridad nacional de los EE.UU. y por eso deberían llevarse a cabo importantes recortes en las emisiones de gases causante de efecto invernadero”. Advierte de un futuro en el que el fenómeno habrá creado escasez de agua, inundaciones y epidemias que afectarán al mundo.

El texto indica que el caos resultante de este cambio climático puede ser el incubador de guerras civiles, genocidios, o el crecimiento del terrorismo. “Vamos a pagar por esto de una manera u otra. O la pagamos ahora reduciendo la cantidad de gases que emanamos a la atmósfera y afrontamos las consecuencias económicas o la pagamos más tarde en términos militares. Eso supone vidas humanas”, afirmaba el informe de la CNA Corporation.

Estas acciones militares son conocidas como Guerra por los Recursos Naturales. En este orden, el ejército argentino asume una nueva doctrina militar orientada a defender los recursos naturales. Esta nueva doctrina habilita a las FF.AA. de la Nación a entrar en guerra por defender sus recursos naturales.

Así es hermanos, ¡la cosa está que arde! La enfermedad está avanzada y nosotros, como maestros y pastores de la grey del Señor, debemos tener una postura diferente al asumir la enseñanza, y toma de decisiones al crear conciencia.

El derroche y el consumismo deben ser erradicados de nuestros hábitos. Las costumbres de cuidado, sencillez y de austeridad están escritas en la Palabra. El vivir con respeto y admiración por todos los habitantes de este planeta es nuestro deber supremo. No podemos hacernos los distraídos y mirar para otro lado como si esto no nos afectara a todos.

¿Cómo encararemos este asunto? ¿Con la queja del tango?: “Rencor, mi viejo rencor” o como lo hizo Cristo hablándole a tempestad: “Calla y enmudece”.

No se necesita ser un gran profeta para darse cuenta que un gran cambio se avecina a las naciones. Este sistema ha sido ya juzgado y está bajo sentencia. Pero, nuestra voz se tiene que oír. Dice Amós el profeta: “Si el león ruge ¿Quién no temerá? si habla Jehová el Señor ¿Quién no profetizará?”. Su rugido se está escuchando entre las naciones, ahora profeticen nuestros hechos, profeticen nuestras acciones, profeticen nuestras actitudes, profeticen nuestros hábitos, profetice nuestra participación ciudadana, profeticen nuestras denuncias ante estos pecados sociales, profetice nuestra toma de conciencia.

Quizás de este país de quejosos tangueros se levante una generación avisada, apercibida, advertida, prevenida, aconsejada que establezca un cambio hacia las naciones.

 

 

Mimi Agostino.
Educadora en la Región 5
Distrito de Alte. Brown
Directora y Representante Legal del Instituto Educativo Vida Cristiana del mismo distrito

 

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Categoria: DOSSIER de ACTUALIDAD, Edición 8 | Iglecrecimiento, entrega 3

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