OTROS

| 27 enero, 2014

El Señor Jesús vivía en las calles y playas, encontrándose con la gente y sus necesidades. La experiencia con Sinforosa nos ayuda a abrir los ojos para descubrir la verdadera función de la Iglesia.

Cierta vez un hombre árabe tuvo hambre. Era de noche, encendió una lámpara y abrió un dátil, pero tenía gusanos, así que lo tiro a un lado, abrió otro y también tenía gusanos, probó con un tercero y también estaba agusanado. Apagó la lámpara y se comió el cuarto.

En lugar de enfrentar la realidad encontramos más fácil permanecer en oscuridad, creo que es hora de enfrentar realidades.

Me impacto escuchar a Moira Millán (líder mapuche), ella dijo que siendo pequeña y pasando una situación difícil con la familia en el sur del país, concurriendo a una iglesia evangélica, encontraron ayuda y contención -comida, ropa, etc.- en una agrupación guevarista y no en la iglesia.

La declaración de misión de JESUS es: EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI, POR CUANTO ME UNGIDO PARA DAR… (Lucas 4.18), somos enviados al mundo como Jesús, para servir, amar, ir, poner nuestras manos sobre los enfermos y esto tiene que ver con acercarnos a la gente, simplemente es la expresión de servicio donde quiera que haya una necesidad.

Hace un año recibí una invitación de la Universidad Nacional de La Rioja (UNLAR), para hablar sobre género, sexualidad y educación sexual en las escuelas, también estaban invitados el Obispo de la ciudad Monseñor Rodríguez, un sicólogo y dos ginecólogos reconocidos de la ciudad.

Aproximadamente asistieron 500 estudiantes de la carrera Licenciatura en Trabajo Social. El sistema de la conferencia fue preguntas disparadoras y se debatía sobre ellas.

En medio de la charla cuento que caminando la calle de un barrio de la ciudad, encuentro una niña llamada Sinforosa, extranjera ella –boliviana-, tenía 15 años y pesaba 13 kilos. Por su condición de extranjera y estando indocumentada, no podía acceder a planes sociales, escolarización, es decir nada que la pudiera ayudar.

Rápidamente me puse en contacto con los médicos de la iglesia, la internamos en el hospital pues estaba desnutrida y también nos pusimos en contacto con el consulado para gestionar sus documentos y los de su familia. Luego de su tratamiento en el hospital, me encargué de llevar comida a su casa por un año.

El Obispo, notablemente ofuscado, miró a su secretario y le dijo en vos alta: “¿Por qué no me avisaste que había una chica desnutrida en la ciudad?”, su secretario mirándolo con asombro le contestó: “El pastor la encontró caminando la calle”. El silencio en el auditorio de la UNLAR fue patético.

Hoy, a unas cuadras de la casa de Sinforosa, funciona una iglesia de la cual soy el pastor y por supuesto un comedor donde mas de 100 niños van a comer todos los días.

Las necesidades de la gente proveen la definición de prioridades. El secretario del Obispo fue claro, LA ENCONTRÓ EN LA CALLE, Sinforosa no va a ir a nuestra oficina, ni a nuestros templos consagrados.

LA IDEA ES IR y CAMINANDO, ENSUCIAR NUESTROS ZAPATOS, ACERCARNOS A ELLOS, LOS OTROS.

 

Alberto Ferrando
Pastor de la Unión de las Asambleas de Dios en La Rioja
Tiene bajo su tarea pastoral 6 congregaciones
Presbítero en el NOA

 

 

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Categoria: Edición 8 | Iglecrecimiento, entrega 4, Reflexiones

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