HACIA UNA TEOLOGÍA DE MAYOR VALIDEZ

| 10 marzo, 2014

… el debate como instrumento de desarrollo de la respuesta a la sociedad
“Si alguien les pregunta acerca de la esperanza cristiana que tienen, estén siempre preparados para dar una explicación”[1]

La sociedad nos exige respuestas frente a la realidad que los angustia. Las personas se acercan a nuestras congregaciones buscando “solución” a su dolor cotidiano. Y la Palabra de Dios nos anima a una elaboración de respuestas que debieran ser eficaces si deseamos ser agentes transformacionales.

La aceleración de los tiempos posmodernos produce cambios vertiginosos que, muchas veces, deja fuera de una posición relevante a la Comunidad Evangélica, rezagada a segundos planos. Entonces, debiéramos preguntarnos si el crecimiento numérico de nuestras iglesias va acompañado de un verdadero crecimiento teológico, es decir de un desarrollo del pensamiento vernáculo que brinde respuesta a los desafíos sociales.

Aquí, desde donde escribo esta nota, en Santiago del Estero, como a simple modo de graficar la demanda social, en los dos matutinos locales[2], en portada, durante dos semanas, se imploraba la “ayuda espiritual” en dos casos de “posesión demoníaca”[3], y donde nadie pudo brindarla. Gracias a Dios, los dos casos tuvieron un desenlace feliz (destacado por los mismos periódicos[4]), con la intervención de dos pastores, de diferentes denominaciones, de la ciudad.

Es decir que se podría afirmar que “la creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios”[5]; y, nosotros debemos ser la respuesta de parte de Dios. Ahora bien, más allá de estos dos casos puntuales, creo que necesitamos dar respuestas contundentes a las personas en sus angustiantes vivencias. En otras palabras, se precisa un desarrollo mayor de la respuesta social como Comunidades de Fe a un mundo agobiante.

Ante este gran desafío de ser “respuesta” a la sociedad circundante, creo humildemente que el intercambio de opiniones, o sea el debate, como una herramienta, puede ser un instrumento de tal desarrollo teológico. No podemos negarnos a la pluralidad de voces, llamados y ministerios, que existen dentro del Reino: “Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos”[6].

Abrirnos a la intercambio de experiencias, y al debate, permitirá un desarrollo del pensamiento teológico, que brinde valederas respuestas al conjunto de nuestra sociedad.

El “Examinadlo todo; retened lo bueno”[7] tiene vigencia, en especial frente a la imposición de métodos y maneras eclesiológicas importadas que, a la hora de la aplicarlas a nuestras realidades locales, no dan la respuesta señalada.

Por ello, ¿estamos avanzando con una mayor luz en la sociedad latinoamericana, es decir, tenemos respuestas frente al progreso del “pensamiento mágico” y/o mundo ocultista o a los desafíos de la nueva bioética o de cara a la despenalización de estupefacientes o ante la situación bélica de Medio Oriente ó ante el avance musulmán en Europa (pero, también, en Latinoamérica)? Estos, y otros muchos, son claros desafíos de una humanidad posmoderna.

 

La importancia del debate

Este abrirse a la experiencia “del otro” (ya sea pastor, ministerio, pensamiento teológico, etc.), es entrar en un enriquecedor momento de debate que puede permitir dar respuestas a los desafíos que se reclaman. Es menester que nosotros, como líderes de las comunidades evangélicas, propongamos, discutamos, enfrentemos propuestas diversas frente a los vertiginosos cambios que se experimentan. Y, aún, nuestros claustros de estudios teológicos deben preparar a las generaciones posteriores en la importancia del intercambio de experiencias, donde de las cuales pueden surgir valederas respuestas a la conflictividad de nuestros pueblos.

 

La realidad del debate

El pensamiento teológico debe ser desarrollado. La amplitud de la “multiforme gracia de Dios”[8], debe ser entendida como una bendición. Hoy, dicho debate debe salir de los nichos académicos de nuestros Seminarios e Institutos (aunque deberían gestarse allí), y trasladarse a los Consejos Pastorales; aún, debe alcanzar a la multitud de oferta de “congresos” que pululan a lo largo de nuestras tierras.

Reconozcamos que muchas veces no nos permitimos el debatir sana y respetuosamente dentro de ámbitos y foros que podrían especializarse para dicho desarrollo. Quizás nuestras tradiciones denominacionales ó indiferencia e irresponsabilidad social o, aún tal vez, nuestra propia estrechez de pensamiento y cierta pereza intelectual, nos impidan avanzar en tal crecimiento teológico con validez social.

 

La consecuencia del debate

Todo desarrollo teológico que no de verdaderas respuestas al colectivo social, es un mero laberinto especulativo de estériles resultados. Una teología valedera, da respuestas concretas a la problemática social. En este aspecto, comparto la opinión de Peter Wagner: “me gustan las teorías, pero las teorías que funcionan”[9]. En conclusión, es nuestra responsabilidad desarrollar respuestas “acerca de la esperanza cristiana”[10], en un mundo abrumado por el incremento de las problemáticas.

Necesitamos, como líderes, facilitadores y referentes espirituales de nuestras comunidades evangélicas, desarrollar una teología con una mayor validez, es decir con un fuerte anclaje en la resolución de conflictos, de la cual pueda servirse nuestro entorno. Cuando el desarrollo de nuestro pensamiento sirve como respuesta y solución a la problemática posmoderna de nuestra sociedad, entonces, estaremos frente a un verdadero crecimiento teológico. Avancemos “HACIA UNA TEOLOGÍA DE MAYOR VALIDEZ”.



[1] 1° Pe. 3:15, versión NTV 2010
[2] El Liberal y el Nuevo Diario
[3] Tal es la frase que se utilizaba en los periódicos locales, y que alcanzaron gran resonancia provincial.
[4] El Liberal, sábado 1 de Febrero; y, Nuevo Diario, viernes 7 de febrero
[5] Ro. 8:19, versión NVI 1999
[6] 1° Co. 12:4-6
[7] 1° Ts. 5:21
[8] 1° Pe. 4:10
[9] C. Peter Wagner, Oración de Guerra, Editorial Betania, 1993.
[10]1° Pe. 3:15, versión NTV 2010

 

 



Omar de la Vega

Pastor de la Primera Iglesia Bautista en Santiago del Estero
Profesor de Historia

 Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que, fiel a sus principios, no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.
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Categoria: Edición 8 | Iglecrecimiento, entrega 10, Teología del Sur

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