DESENTRAÑANDO EL ACUERDO CON EL CLUB DE PARÍS

| 9 junio, 2014

Mucho se ha dicho y comentado desde hace tiempo, respecto a la negociación de nuestro país con el Club de París. Pero pocas veces se explica el significado y el alcance del acuerdo alcanzado esta semana.

Antes que nada, quizá sea bueno aclarar “qué es” el Club de París. Se trata de un foro de acreedores internacionales, formado por 19 países (Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, EEUU, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Japón, Noruega, Rusia, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza). Básicamente, la función del club es coordinar los pagos y las renegociaciones de la deuda que los países del mundo mantienen con los países miembros. Curiosamente, el origen del Club de París tuvo que ver con la renegociación de una deuda argentina en 1956. Generalmente las renegociaciones de deuda se realizan con la supervisión del FMI, lo que implica un plan de ajuste fiscal y monetario.

Tanto es lo que se ha hablado que a veces reina la confusión.

Lo primero que vale la pena saber es como se originó la deuda. Al igual que suele suceder con el FMI, los países mantienen deuda con el organismo, y la renegocian a lo largo del tiempo, a fin de seguir obteniendo prestamos de los países a los que le deben. Así desde la década del 50 Argentina mantiene deuda con el Club de París. Sin embargo, el grueso de lo adeudado, surge en los años de la dictadura militar. Esa deuda fue renegociada en reiteradas ocasiones. Una de ellas fue la célebre estatización de deuda privada llevada adelante en el año 1982 por el inefable Domingo Cavallo. En los años 90 tuvieron lugar dos rondas de acuerdo con el Club.

Pero llegado el año 2001, nuestro país suspendió los pagos en el recordado discurso del Adolfo en el Congreso. Al suspender los pagos (lo que técnicamente se denomina “Default”), los intereses crecieron de manera exponencial. Para el año 2005, la deuda ascendía a u$s 6.450 millones. Desde ese entonces se habla del pago pendiente al Club de París. En estos doce años Argentina realizó canjes de deuda en 2005 y 2010, y le pago la totalidad de su deuda al FMI. Pero nunca hasta este momento había logrado acordar el pago pendiente al Club de París.

Argentina mantiene hoy una deuda (según se acordó) de u$s 9.700 millones, con 16 de los 19 países integrantes del Club, siendo Alemania y Japón los que concentran un porcentaje mayor (60%). Esta deuda se puede dividir en tres partes. Una de ellas se compone por la deuda asumida en los años 70, “defaulteada” y renegociada sucesivamente, la que asciende a u$s 3.100 millones. Una segunda parte, es deuda asumida por distintos organismos estatales en los años 90 (HIDRONOR, BANADE, CNEA, Tesoro Nacional), la cual asciende a u$s 2.900 millones. Los u$s 3.700 millones restantes, corresponden al pago de intereses punitorios por la mora desde el año 2002.

En cuanto al acuerdo alcanzado, el mismo es a mi entender muy positivo.

Primero porque los desembolsos iniciales son pequeños, en un contexto donde lo que escasea son dólares. El plazo para el pago total es 5 años, y la tasa de interés a pagar es del 3,8%.

Pero lo mas importante del acuerdo, mas allá de la forma de pago, es que permite a la Argentina salir definitivamente del default de 2001. Es decir, deja definitivamente atrás el incumplimiento. Esto ya es por si mismo bendición. DiceProverbios 22:7 “El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta”. Lo mejor que le puede pasar al país, es deber menos, y honrar sus compromisos.

Pero además, el compromiso de pago le abre al país las puertas del financiamiento externo, que estaban cerradas desde hace mas de diez años. El efecto directo se sentirá por tres vías:

1) Existen líneas de crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) que están aprobadas hace tiempo por los directorios de dichos bancos, pero se encontraban trabadas debido a la negociación pendiente con el Club de París. Al destrabarse el acuerdo, esos fondos serán girados al país, y utilizados en distintos programas referidos a educación, salud, e infraestructura.

2) Excepto las empresas cerealeras, el resto de las empresas exportadoras argentinas, tenían vedado el acceso al financiamiento para sus exportaciones en Europa. Con el acuerdo cerrado, se libera el financiamiento a las exportaciones argentinas, lo que es sin duda una mejora sustantiva para la llegada de los productos argentinos al exterior.

3) Las empresas de los países acreedores, verán con buenos ojos volver a invertir en nuestro país, lo que si bien podría darse en el largo plazo, es una excelente noticia ante desarrollos como los de Vaca Muerta.

Si bien es solo una partecita del complejo escenario económico, toda entrada de dólares de este tipo, servirá para engrosar las reservas del Banco Central a futuro, pero a la vez, quitará presión sobre el tipo de cambio. O sea, se gana en tranquilidad para todos, y en previsibilidad.

El hecho de que el Fondo Monetario Internacional no haya participado de la negociación, no solo es algo raro, por cuanto el organismo participa en el 99% de negociaciones de este tipo. Es además una señal de que el país logró el nivel de credibilidad suficiente para garantizar por sí mismo el pago, sin que intervenga un organismo contralor. Pero aparte es una señal mas de que nuestro país ha decidido desde hace tiempo sacarse de encima la obligación de aplicar recetas de ajuste gastadas y fracasadas, como las que el FMI impone una y otra vez en cada lugar del planeta en que interviene, las cuales pegan directamente sobre el gasto social (salud, educación, AUH).

Es verdad, como contraparte, que de haberse logrado este acuerdo hace un par de años, la deuda a pagar hubiera sido mucho menor, y todos estos beneficios se hubieran aprovechado mucho antes. También es cierto que gran parte de esta deuda, está manchada de sangre. Y que hubiera sido bueno revisar como estuvo conformada, antes de pagar. Pero lo cierto es que la deuda es deuda, y tal lo dicho, siempre es mejor pagar, que ser deudor. El panorama hacia adelante, es mucho más promisorio.

La cuestión mediática transita por otro carril. Los que hasta hace tres días criticaban al equipo económico por no acordar con el Club del París, y apostaban al fracaso del ministro de economía en su incursión francesa, hoy que el acuerdo se ha sellado, aducen que el acuerdo llega tarde y que es caro.

Pero esa discusión ya no tiene que ver con los beneficios de terminar de salir de una de las etapas más negras del país. Por el contrario es un debate que se circunscribe a la arena política, donde camaleónicamente, lo que hoy es negro, mañana es gris y pasado blanco.

 

 

Diego Penizzotto
Lic. en Economía (UBA)
Periodista Económico del Diario Río Negro
Pastor de la iglesia Acercate a la Vida
(Cipolletti / Río Negro)

 

 

 

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