LAS COSAS QUE SI DEBERÍAN DISTRAERNOS.

| 25 agosto, 2014

Seguramente estarás pensando la distracción como sinónimo de pérdida de tiempo en algo que no es fructífero o edificante, pero en esta nota el distraernos funcionará como una figura antagónica de su connotación negativa; es decir, nos distraeremos en prestarle atención a los cambios que sufrimos como sociedad y cómo estos afectan a la Iglesia contemporánea en lo que se denomina la edad de la postmodernidad.

Empezar a mirar a la iglesia con una mirada más crítica, no de su contenido doctrinal o teológico, sino desde el formato de funcionamiento en una sociedad postmoderna con una Iglesia que se mueve con los conceptos y formas de la modernidad.

Por eso me gustaría aclarar que el problema más grave no debiera ser el contenido del evangelio, que no puede ser cambiado, pero si la forma de trasmitirlo en una sociedad que está pidiendo a gritos la manifestación de los hijos de Dios (Rom. 8:19 “La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios” NVI 1999)

Todos sabemos cuáles son las consecuencias nefastas de la postmodernidad (para muchos sociólogos la postmodernidad ya ha culminado y estamos vivenciando otra etapa que algunos denominan la era digital o supramodernidad). Una etapa de la historia del hombre donde el individualismo, la verdad subjetiva, el dualismo, el cuestionamiento de los textos históricos y literarios, el materialismo, la desvalorización de lo sagrado y muchas cosas más que han afectado de lleno a todas las instituciones religiosas que en su gran mayoría continúan funcionando anacrónicamente.

Esta sociedad necesita ser invadida por una iglesia activa en relación a estos cambios que se dan en todo los aspectos: sociales, económicos, tecnológicos, etc. Aún tenemos que confrontar esa especie de espiritualidad falsa que las personas buscan en su forma más hedonistas para satisfacer sus deseos; el “pienso, luego existo” se transformó en “siento, luego existo” y esto se da también en los distintos entornos de nuestra fe. Pero si no cambiamos la forma de transmitir el evangelio conduciremos a la Iglesia de Jesucristo a un retroceso en su crecimiento y, por ende, al estancamiento del Reino de Dios.

No podemos dejar de mencionar que, sin la ayuda del Espíritu Santo, esta tarea se torna imposible y es por ello que en este tiempo, donde las cosas cambian tan rápido, donde lo de hoy ya es viejo mañana, debemos pedirle sabiduría al Señor para llevar a cabo las modificaciones de un formato de Iglesia o congregación de finales del siglo XVIII en pleno siglo XXI.

¿Cuáles son las consecuencias de la falta de atención a los cambios actuales?

Estos cambios instantáneos en nuestra sociedad, que fija su mirada en lo porvenir a diferencias de otras épocas, afectan notablemente al formato de “Iglesia” que, lejos de parecerse a la del libro de los Hechos, sucumbe en el error de perseverar en su característica más tradicional. Es por eso que me gustaría terminar haciendo algunas preguntas que no tienen otro objetivo más que demostrar la ausencia de una mirada superadora a los tiempos que estamos viviendo. Una mirada que está distraída en lo que está pasando ahora sin proyectarse a lo que vendrá.

– ¿Seguirá siendo efectiva la forma que tenemos de predicar el evangelio?
– ¿Los modelos de liderazgo que tenemos hoy en día son efectivos para la extensión del Reino?
– ¿La estructura de orden en nuestra “liturgia” en las reuniones no sufrirá ninguna modificación?
-¿Es normal que no tengamos una renovación del liderazgo pastoral? Mejor aún, ¿por qué no hay pastores y líderes jóvenes?
– ¿Debemos tolerar las manifestaciones de la falsa espiritualidad dentro de la Iglesia?
– ¿Querrá el Espíritu Santo traer un nuevo avivamiento a la sociedad postmoderna?
– ¿Estaremos dispuestos a cambiar?

¡Que el Señor los bendiga!

 

Alan Bobrykowicz
Pastor de la Iglesia Bautista “Hay Vida en Jesús”, Adrogué (B).
Dirige un Jardín de Infantes y un Secundario para adultos en la misma Iglesia.
Graduado del instituto Bíblico Rio de la Plata.
Profesor de Educación Física.
Fue árbitro nacional de fútbol en AFA (2004).
Actualmente cursa la licenciatura en gestión Educativa en la Universidad de Lanús.

 

 

 

 

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Categoria: Edición 11 | Distracciones Riesgosas, entrega 7, Notas de fondo

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