LOS EVANGÉLICOS Y LA POLÍTICA EN AMERICA LATINA: DE LA NEGACIÓN A LA PARTICIPACIÓN ABIERTA

| 20 octubre, 2014

Un recorrido histórico en búsqueda de la forma de inserción de los evangélicos en la sociedad.

Antes de los noventa del siglo XX hablar de la participación política en la gran mayoría de las iglesias evangélicas latinoamericanas era algo profano, malo. Ningún feligrés podía participar en algún partido de su preferencia, habían sido adoctrinados a vivir y pensar que su ciudadanía está en los cielos y no en la tierra, porque el mundo era un lugar caído, maligno, nada bueno había que hacer en este mundo. A eso se debe su radical rechazo del mundo, pues el mundo es un lugar maldito, una sociedad corrupta, que nos puede contaminar, por eso amar este mundo es considerarse enemigo de Dios. Estos evangélicos que piensan así tienden a negarse a la participación política. Su rechazo constituye, dice Hilario Wynarczyk, una forma radical de la cosmovisión ascética o dualismo ontológico, que concibe al cosmos como un sistema binario, en el cual existe una brecha entre el plan de Dios y el plan del Satanás.

Agrega Alexander Sifuentes Rossel: “(…) A quienes querían militar en un partido político se les acusaba de amar las cosas de este mundo, y se les recordaba que como ciudadanos del reino de los cielos no debían participar del reino de las tinieblas. Si bien, las referencias eran bíblicas, y la actitud era noble; también era una interpretación extrema que desalentaba al creyente a participar activamente en la solución de los problemas del país.”

Este ha sido el caballito de batalla en el pensamiento cristiano del siglo pasado, continúa en algunos grupos y otros no. Hoy la tendencia a participar va en aumento, algunos lo hacen con el objetivo de purificar la política de la corrupción, lograr algunos beneficios de poder prometido por algún político, como sucedió en Perú, con Fujimori, finalmente terminaron indignados. Ante la “viveza” de los líderes políticos frente a la ingenuidad de la gran mayoría de pastores, líderes y laicos, ¿qué debemos hacer? ¿Está mal que los evangélicos participen en la política? ¿Está mal que los evangélicos se interesen por mejorar los problemas sociales?

Estas son preguntas que responderemos en esta ponencia.

DE LA NEGACION A LA PARTICIPACION ABIERTA POLITICA. Desde los años noventa del siglo XX los evangélicos pasaron de la negación a la participación política en nuestros países latinoamericanos. Este deseo de incursionar en la política se ha debido a la iniciativa de los mismos partidos políticos que ven un campo vasto, para sumar votos; entonces ofrecen candidaturas a líderes o pastores pues buscan el apoyo de los evangélicos para lograr un escaño.

Otra iniciativa surge desde adentro del cuerpo de líderes de la iglesia que ven una oportunidad para lograr ciertos beneficios de poder de su grupo en la sociedad. Para la década de los ‘80 los evangélicos consideran que deben incursionar en la política, pero con estructura propia que los libere de los vicios seculares de la política tradicional y mientras puedan inspirar su acción con principios de la Reforma protestante europea. El partido político ORA en Venezuela inspira a modelos en otros lugares, como en Argentina surge el Movimiento Cívico en Acción Argentina en 1982 y que un año más tarde termina fusionándose con el Partido Demócrata Progresista y en 1991 se constituye el Movimiento Cristiano Independiente. En ese mismo año, el Dr. René Padilla publica un libro compilado donde daba a conocer este hecho histórico y mostraban como ejemplo a Brasil, Chile, El Salvador, México, Nicaragua, Perú y Venezuela: a pesar que en Colombia desde antes ya se habían dado algunos pasos en lo político, el libro no muestra ninguna reflexión.

El teólogo e historiador Pablo Moreno nos confirma del devenir en lo político del pueblo evangélico colombiano: “No es necesario en esta oportunidad hacer memoria de la presencia evangélica en lo social y lo político durante el siglo XIX, por medio de sus escuelas y colegios, la cooperación con los liberales y hasta con los masones. No voy a insistir en la importancia de la lucha librada durante la primera mitad del siglo XX por los derechos civiles, los matrimonios civiles, la difusión de escuelas, la fundación de cementerios civiles y la participación política con sectores liberales disidentes. Tampoco vamos a entrar en detalle sobre los esfuerzos por organizarse políticamente después de los años ‘60, apoyando diferentes expresiones políticas, partidistas y no partidistas, o desarrollando un impacto social a través de organizaciones no gubernamentales cristianas como Visión Mundial y Compasión Internacional, que comenzaron a trabajar al lado de las Iglesias evangélicas en proyectos de asistencia social y desarrollo comunitario. No podemos negar que estos antecedentes han dejado huella y una herencia en la historia de las Iglesias evangélicas en Colombia. Herencia que a veces ha sido poco apreciada por quienes hoy estamos protagonizando esa nueva participación social y política en esta república suramericana.”

Por lo anterior, nos dice que hubo un despertar de los evangélicos por participar en los diferentes escenarios de la política y por ende habían sido tentados por partidos políticos de vasta trayectoria y por nuevos movimientos electorales, que veían un campo fértil de votos para sus respectivos partidos, se agitan en toda la América Latina. A fines de los ‘80 y comienzo de los ‘90, se sienten fuertes y seguros respecto de una exitosa participación política. Por ejemplo, en Brasil (1986) en la Asamblea Constituyente se articula la ‘Bancada evangélica’ que agrupa a 33 diputados. Dentro de este grupo, un gran número lo componen líderes de la Asambleas de Dios y el Movimiento pro–Collor que fue decisivo para el triunfo de Fernando Collor de Melo.

Cuatro años más tarde, en Guatemala (1990) es elegido presidente de la nación Jorge Elías, miembro de la Iglesia pentecostal ‘El Shaddai’. En Perú es elegido Alberto Fujimori, gracias al voto decisivo de los evangélicos en el movimiento político que se organizó cuyo nombre ilusionaba al pueblo creyente y no creyente del Perú: Cambio ‘90 y es elegido como vicepresidente el pastor bautista Carlos García. Su bancada evangélica en el Congreso estuvo compuesta por 20 pastores y líderes. Ese mismo año, en Colombia, dos pastores evangélicos son elegidos miembros a la Asamblea Constituyente.

El despertar del pueblo evangélico por lo político los ha llevado a una cuestión mesiánica de redimir al mundo. Al respecto el Lic. Israel Ortiz, dice: “Si en el pasado consideraron la política como sucia, corrupta o pecaminosa, hoy muchos están inmersos en ella con la idea de lanzar una reforma del país desde el gobierno.” Ello a fin de transformar la sociedad con principios cristianos desde un accionar político y pastoral, con las mejores intenciones: purificación de la política y el bien común. Pero se equivocan, en el caso de los líderes y pastores; este error puede traer graves consecuencias para la iglesia y el evangelio. Cuando el pastor asume un compromiso con un determinado político y recibe algunos dividendos o beneficios, compromete a los hermanos a votar por ese candidato. Como sucedió en Perú con Fujimori, al poco tiempo de ganar, gobierna a su manera y excluye a los evangélicos; en Brasil, la bancada evangélica brasileña es acusada de corrupción. Los únicos que quedaron bien parados y lograron el éxito en normas constitucionales que garantizan la libertad de culto y el reconocimiento de los Seminarios teológicos protestantes como Fundaciones universitarias teológicas son los colombianos, lo cual los anima a seguir participando en la política.

Por lo anterior, algunos se preguntaran ¿está mal que los evangélicos participen en la política? La respuesta es no, la tarea de los evangélicos consiste en analizar esa participación en el proceso eleccionario y en el gobierno, porque no ha logrado el impacto de purificar la política tradicional, ni transformar la sociedad. Jorge Sennewald sugiere que “debemos animar a nuestros hermanos y hermanas a estar presentes en todos los ámbitos de la sociedad con excelencia, entrega y santidad. Esto incluye también el ámbito de la política. Creemos que como iglesias evangélicas no hemos alentado suficientemente a nuestros feligreses a una participación política comprometida y responsable.”

Continua diciendo Sennewald, por diferentes razones teológicas e históricas, en los medios evangélicos latinoamericanos siempre se vio el ámbito de la participación política como algo sucio que debía evitarse. Es tiempo de cambiar esta mentalidad. No obstante, pretender participar en la lucha política como pueblo evangélico, es una distorsión de la misión de la iglesia. Es misión de la iglesia defender valores como los de la vida, la justicia, la verdad, la igualdad, la dignidad humana o la santidad de la creación, por mencionar solo algunos. Cuando lo ha hecho, ha afectado verdaderamente a la sociedad y más de una vez ha tenido que pagar el alto precio del sacrificio. La lógica de la política es contraria a la lógica del reino de Dios. La política se construye con poder, el reino de Dios se extiende con servicio. La tentación hoy llega bajo la promesa de cuotas de poder o de privilegios. “Si nos votan tendrán este espacio, lograrán estos privilegios”. La iglesia no está para servirse a sí misma. La transformación social jamás se hará desde el poder. Quien quiera afectar a la sociedad en nombre de Jesucristo lo hará desde el servicio y no desde el poder, como lo hizo nuestro colega y ejemplo de casa: pastor bautista Martin Luther King Jr.

 

[1] Hilario Wynarczyk, Sal y luz a las naciones. Evangélico y política en la argentina 1980 – 2001,
Buenos Aires: SIGLO XXI, Editora Iberoamericana, 2010, p. 16.
2 Alexander Sifuentes Rossel “Los evangélicos y la política”, en Voces del cristianismo,
 [Consultado: 25–03– 11]:
https://vocesdelcristianismo.blogspot.com/2010/04/los-evangelicos-y-la-politica.html
3 Carlos Ramos Ampudia, “Los evangélicos y la política”, en Revista Signos de Vida, # 41,
septiembre (2006), CLAI, pp. 37 – 38.
4 René Padilla (Compilador), De la marginación al compromiso.
 Los evangélicos y la política en América Latina, Buenos Aires: Fraternidad Teológica Latinoamericana,
1999.
5 Pablo Moreno Palacio, “Escenarios de la presencia evangélica en Colombia, 1991 – 2001”, en ponencia
 presentada en la 1ª Consulta Nacional sobre la Paz, 49ª Asamblea Nacional del Consejo Evangélico de
Colombia (CEDECOL), Cali, Colombia, 27-31 de mayo del 2002. Reproducido por la Revista electrónica
Espacio de Diálogo, Núm. 2, abril del 2005, de la Fraternidad Teológica Latinoamericana.
[Consultado: 25demayo de 2011]: https://www.cenpromex.org.mx/revista_ftl/ftl/textos/pablo_moreno.htm
6 Ramos Ampudia, “Los evangélicos y la política”, op., cit., p. 38.
7 Lic. Israel Ortiz, es secretario regional para México y Centroamérica. Comunidad internacional de
estudios evangélicos. “Los evangélicos y la política: Una revisión del camino”, en Revista Kairos,
julio-diciembre, 82 # 35 (2004), p. 85. 8 Ramos, Op., cit., p. 38. 9 Jorge Sennewald, “Los evangélico y la política”, op., cit.,


Dr. Luis Eduardo Cantero

 

 

 

Pastor bautista, docente universitario
Administrador de recursos (Universidad Nazarena de las Américas, San José, Costa Rica)
Rector y docente del Seminario Teológico ISETI, Bs. As. Argentina
Es parte del equipo ministerial que dirige el Apóstol Gustavo Ferro de la Iglesia Remanente Santo de Virrey del pino, partido de la Matanza, prov. Bs. As.
Es director del blog Transformando vida (www.luiseduardocantero.blogspot.com)
Es columnista de dos programas de radio 93.1FM y FM 93.9 del partido de San Martin (Área limite y sábado free) y tiene una columna mensual del periódico la Cosecha. Ambos son parte del Ministerio La Cosecha, que dirige el Lic. Ezequiel Rodríguez.

 

 

 

 

Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que fiel a sus principios no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.

Si desea agregar su comentario a una de las notas puede hacerlo teniendo en cuenta las siguientes limitaciones:

  • Debe ser de hasta 140 caracteres
  • Puede referirse libremente en aprobación u oposición a las ideas y conceptos expresados
  • No debe incluir comentarios personales o críticas sobre el autor de la nota
  • No debe utilizar el espacio para agraviar a una Iglesia o institución
  • No debe utilizarse para promociones de ningún tipo

 

Categoria: Edición 12 | Iglesia y Política, entrega 8, Reflexiones

Comments are closed.