LOS MONTES DE DIOS II. LAS ENSEÑANZAS Y LA GLORIA DE JESÚS.

| 17 noviembre, 2014

A lo largo de la Biblia podemos notar diferentes situaciones, momentos, que se dieron en un monte, es por esto que quisiera abordar en esta edición una relación entre dos montes: El monte de las Bienaventuranzas y el monte de la Transfiguración.

Pasada la introducción podríamos ya entonces adentrarnos a dicha relación, en primer lugar nos encontramos con el conocido monte de las bienaventuranzas (Mt.5: 1-48) tan compartido en las iglesias, importante por sus enseñanzas, valores, por el sentido que Jesús le da a las cosas, -porque SERÁN- -VERÁN- son dos de las palabras que se repiten en varias bienaventuranzas y luego Jesús reafirma la idea diciendo que SOMOS sal y que somos luz, algo que no debe esconderse y que al contrario debe verse, la pregunta es: ¿qué somos como iglesia? y ¿qué ven en nosotros?

Actualmente estudio en una universidad de Psicología y escucho muchas ideas que tiene la nueva generación de la iglesia y, en su mayoría, son ideas erróneas, prejuiciosas, pero muchos hablan de lo que ven, de lo que fue con ellos; el problema es que nosotros no estamos interesados en trabajar sobre esas ideas.

¿Será que solo lo ven así o hablan de lo que ven de verdad? Jesús luego habla de la pérdida de sabor, -sal insípida-. ¿Hay dentro de la iglesia del 2014 cosas que no tienen sabor para los que ven? ¿Lo que hacemos sabe a la esencia de la cruz? Podemos vernos muy modernos, muy actuales a las temáticas de la sociedad o todo lo contrario pero más allá de eso ¿ve la gente a Jesús, su amor, estas enseñanzas en la iglesia? ¿Siente todo lo que predicamos?

Porque muchas veces tenemos la mirada en los que están oyendo, sin darnos cuenta que las personas que no están oyendo lo hacen diariamente a través de nuestras vidas, la sal también representa un cambio (sabor) y podríamos pensar que Jesús estaba cambiando muchos ideales con sus enseñanzas, pero si lo pensamos para nosotros, como Iglesia, ¿qué resta aún cambiar?

Durante mi vida en la iglesia experimenté muchos cambios pero ¿serán esos cambios los que den sabor, los que lleven la esencia del Reino de Dios, o serán implementos nuestros para traer cambios?

Prosigamos con el Sermón, Jesús hablo de Derecho, Ética, Sociedad, Cultura, comenzó a enseñarles las bases que nuestra sociedad luego adoptaría, a lo largo de su ministerio. Jesús enseñó y compartió muchas cosas con los discípulos, en este Sermón del monte se profundizan los mandamientos, da la idea de que somos agentes de cambio y habla de lo que seremos y veremos.

Esto me hizo pensar en mirar un poco más adelante del ministerio del Señor y encontrarme con otro monte, el de la transfiguración (Mt.17:1-13), más allá de lo que sucedió y de la propuesta de Pedro, que quizás más de uno la hubiera hecho, lo podríamos pensar desde las enseñanzas de Jesús. Primero les enseñó las bases, la esencia del Reino y luego les enseñó su gloria, se evidenció la esencia misma del Hijo del Rey, en todo su esplendor

Jesús se transformó frente a sus amigos, no solo les enseñó el camino sino que también les estaba dejando conocerlo en su esencia, ellos tenían su confianza. Hoy si pensamos como dijimos en primer lugar, si lo que enseñamos tiene sabor y produce un cambio ahora pensemos si todo lo que hablamos y enseñamos nos encamina a que la Gloria de Dios se manifieste en nuestras congregaciones. Estos que subieron nunca más fueron los mismos, habían visto algo que nunca olvidarían y que luego transmitirían toda su vida hablando de Jesús el Hijo de Dios, el Salvador.

Hoy podemos preguntarnos si nuestras enseñanzas encaminan a las personas a ver la Gloria de Dios, como iglesia de Argentina, Brasil, Uruguay, de América, hemos visto la gloria de Dios en años anteriores, y creo que esta generación aun no ha visto lo que en generaciones anteriores, en los grandes avivamientos, han visto. Jesús no actualizó el mensaje, lo profundizó; dijo que “si antes les decían”, “ahora yo les digo”.

¿Qué estamos haciendo nosotros? Estamos actualizando o estamos cada vez adentrándonos más a eso que Dios tiene para nuestro lugar, los cambios que introdujo Jesús fueron en la profundidad del corazón, mente, alma. Hoy vivimos en la época de los sentimientos, donde todo dura poco, todo está gastado, pero frente a esto no dejemos de llevar el mismo sentido, el mismo mensaje, volvamos a la esencia.

Las palabras que Él da son Espíritu y son vida, vivamos ese evangelio de poder pero siguiendo la línea que Jesús dejó, no necesitamos actualizaciones como las computadoras, necesitamos recordar qué nos hizo ver al Hijo, qué nos hizo ver su gloria, su amor, su perdón, ver la común unión entre los hermanos de los tiempos de Pedro.

 

Hugo Ramirez

Hugo Ramírez
Graduado del Instituto Bíblico Rio de la Plata.
Profesor de lenguas en Livemocha Web Domain
Actualmente estudiante de Psicología
Líder de Jóvenes-Adolescentes en el Feliz Encuentro (Misiones-Posadas)

 

 

 

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Categoria: BIBLIA, Edición 13 | Eclesiología, entrega 2, Teología

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