REACCION ANTE LAS INUNDACIONES

| 17 agosto, 2015

Nuevamente las inundaciones son una realidad que nos hace reaccionar con el corazón puesto en los que sufren.

Las intensas precipitaciones de las semanas anteriores, unidas a la formación del fenómeno meteorológico conocido como “sudestada” volvieron a generar enormes perjuicios en la zona cercana a Buenos Aires, con el flagelo de crecidas e inundaciones.

Muchas opiniones se pueden producir frente a esto y entendemos que todas tienen una arista de verdad, en ocasiones mezclada con exageración y opiniones partidistas.

Pero más allá de eso, hay realidades insoslayables que demuestran que estos azotes serán una realidad con la que habrá que resignarse a convivir, molestos con las evidencias que señalan que la mayoría de estas situaciones podrían evitarse de haber otro tipo de actitudes.

No somos ajenos a algunas verdades que nos advierten que el mantenimiento de algunos comportamientos seguirán generando nuevas crecidas y lluvias torrenciales. Mientras se repitan las causas, se repetirán las consecuencias:

  • Calentamiento global, debido básicamente a la necedad de aceptar que las cosas, como están, nos perjudican cada vez más.
  • Desconsideración de las fábricas que arrojan residuos en lugares prohibidos.
  • Mal comportamiento del común de la gente, arrojando basura en los lugares públicos que taponan las salidas de agua.
  • Falta total de acción de parte de funcionarios y/o gobernantes en hacer las obras hídricas imprescindibles para el saneamiento de los desagües pluviales. Entendiendo que en esto priman razones económicas de todo tipo de conjeturas.
  • Construcción de barrios cerrados o grandes conglomerados que elevan las cotas de los terrenos cubriendo loe humedales, es decir los espacios que los ríos generan para las épocas de crecidas, duplicando el desborde sobre la margen contraria.
  • Construcción de asentamientos poblacionales en los mismos humedales y zonas anegables –por lo general en las márgenes opuestas a los barrios cerrados–.
  • La mayor construcción en ciudades grandes (caso Buenos Aires) donde tanto cemento impide la filtración y genera masas sobrantes de agua.
  • Monocultivos
  • Deforestaciones
  • Y tantas cuestiones más…

Frente al hecho concebido y más allá de las culpas y acusaciones que se producen, ha sido nuevamente muy halagador ver las reacciones de las Iglesias Evangélicas procurando ayudar a los damnificados. Por todos los medios se canalizaron las consultas y comunicaciones tendientes a generar ayuda, tanto a los de la familia de la fe como a los demás, sin distingos ni diferencias.

Los púlpitos se hicieron ecos de pedidos, al redes sociales los transcribieron, las Iglesias se movilizaron por sí o a través de sus denominaciones o entidades de servicios. El pueblo cristiano, nuevamente, reaccionó en amor y ayuda al prójimo.

Es interesante saber que esta es una realidad casi automática en muchos. Quizá aún hay liderazgos que piensan que la Iglesia no debe participar de estas ayudas sociales y para ello presentan sus argumentos. Pero desde Cordialmente queremos resaltar el amor de Cristo reflejado en aquellos que hemos sido hechos herederos de la salvación y que, al igual que la Iglesia Primitiva del Libro de los Hechos, ante la necesidad no nos quedamos estancados en la queja y la opinión, sino que en forma desinteresada reaccionamos como Cristo lo haría.

Codirección

 

 

 

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Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.

La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.

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