HABLEMOS CLARO

| 11 julio, 2016

Nuestra lealtad en el cumplimiento de la gran comisión.

Hay muchos de nosotros que estamos dispuestos a hacer grandes cosas para el Señor, pero somos pocos quienes estamos dispuestos hacer cosas pequeñas. Moody

Mucho hay que reflexionar sobre esto. Mucho que reflexionar como cristianos.

Seamos sinceros. En ocasiones se nos llena la boca diciendo que haremos grandes cosas para Dios. Que iremos donde quiera, como quiera y cuando quiera. Todo eso suena muy espiritual . Todo muy bonito. Pero si no tenemos cuidado nos convertimos en meros espectadores eclesiales. Esta sociedad de consumo nos influencia de tal manera que vamos a la iglesia como meros espectadores. Ver la actuación del día e irme a casa pensando que mal o que bien lo hicieron.

Hay una premisa que tengo muy clara, “la iglesia no es un lugar donde tú vas, es una familia a la cual perteneces”.

La idea y posición que uno tenga de lo que es iglesia afectará a su comportamiento en ella y con ella.

Ella es comunidad y pueblo. Y evidentemente parto desde la base de lo que no es. Los “no es” que yo considero son estos: la iglesia no es solo un lugar donde ir a exponer y escuchar la Palabra, tampoco un espectáculo para  entretenernos y evidentemente tampoco un club social.

La Biblia dice que la iglesia es el cuerpo de Cristo. Por medio de ella es que Dios actúa en la historia y eso no es cosa baladi. En ocasiones nos vemos como grupo pero no como comunidad. Es algo que tiene que ver con ser parte los unos de los otros.

Aquí vuelvo al comienzo de lo que escribí. En ocasiones no nos importa la iglesia como cuerpo en absoluto. Vemos todo desde la barrera y juzgamos constantemente a los que sí han entendido que son parte del cuerpo de Cristo y no meros usuarios. He oído criticar tantas veces a personas que trabajan, mejor o peor en las congregaciones, por otros que no hacen nada, excepto eso, que consideró que algunos están muy desenfocados. Hace tiempo que no admito críticas de los que no hacen nada.

El libro de Hechos, nos da unas pinceladas de lo que nosotros debiéramos ser. El fluir de gente de unas iglesias a otras, sin importarles que dejan y como dejan su comunidad hace que tengamos que replantearnos  que la reconciliación en la iglesia debe ser real y visible y que los pastores nos tomemos en serio este trasiego y nos paremos para hacer reflexionar a esas personas de que no todo es ir de un lugar a otro buscando la panacea, que por otra parte nunca encontrarán. Pero claro es evidente que eso no gusta a los que salen de una comunidad a otra. Al fin y al cabo llenan nuestros lugares de culto y aquí con nosotros será todo diferente. Pero eso no es la respuesta correcta y lo sabemos. La respuesta correcta es enfrentarlos a su problema. Pueden tener razón o no, pero el solo enfrentar a resolver el conflicto en amor nos hará verdaderos cristianos maduros. Y aquí se cumple un fenómeno triste. Frente a estas actuaciones solo tendremos unidades ficticias. Que nunca servirán para nada.

Tampoco se hace iglesia poniendo todo antes del servicio a Dios. Siempre buscando excusas para no servir y trabajar para tu congregación. Cuando es así saturas con trabajo extra a aquellos que si quiere servirte a ti y a otros. Debemos tomar el lugar que nos corresponde. Sino es así seremos como los soldados, que en plena batalla dejan a sus compañeros a su suerte y se van a relajarse, pensando que otros ya pelearán por el. La iglesia te necesita a ti en tu lugar para ser y desarrollarse hacia lo que Dios quiere.

Porque tristemente podemos ser cristianos y a pesar de ello carecer de amor para con otros cristianos.

Hemos de pararnos a pensar que cristianismo estamos viviendo. Porque ser cristiano de verdad nunca ha sido cómodo. Ya nos advirtió de esto el mismo Jesús “en el mundo tendréis aflicción pero confiad , yo he vencido al mundo”

El mandamiento de Cristo no es otro que el amor los unos por los otros. Y en esto conocerán que somos sus discípulos. Pero la calidad del amor es una ” como Jesús” nos ama.

Si nosotros , como cristianos, no tratamos al resto de nuestros hermanos con ese amor de Dios según Juan 13 , el mundo tiene derecho a juzgar el cristianismo. Y eso es lo que hacen cada día, consciente o inconscientemente.

El filósofo cristiano Schaeffer, dijo que  “Jesús le dio al mundo un metro con el que medir a los cristianos” y ellos nos miden constantemente. Y lo hacen con la unidad de medida que Dios estipuló “que se amen unos a otros”

Si nos marchamos de nuestras congregaciones a otras y nos justificamos atacando al otro, si los pastores reciben sin restitución y ponen en liderazgo a aquellos que dejaron de amar a otros hermanos, si cualquier escusa es buena para no servir en nuestra comunidad , eso también es falta de amor…¿que pretendemos mostrar al mundo? Si la murmuración es nuestra arma arrojadiza y los que miran desde el balcón de arriba son los que dicen si los que trabajan lo hacen bien o mal flaco favor le hacemos al evangelio. Y la unidad de medida nos delata constantemente.

Esto es muy serio, amigos, si los cristianos no reflexionamos en estas cosas estaremos fallando a Dios e incumpliendo la máxima que Jesús nos dio al marcharse ” haced discípulos” , porque si no nos reconocen en amor ¿que les vamos a presentar como Evangelio? ¿La sacrosanta doctrina, las actividades religiosas, un cristianismo sin amor? O lo que sería lo mismo, un cristianismo sin Cristo.

Y puestos a desnudarnos y ser trasparentes , o sea vulnerables. Te diré que a mí me cuesta perdonar más las ofensas de mis hermanos que las de los que no son cristianos. Pero lucho cada día para perdonar y ser perdonada.

Podemos hacer planes de evangelismo pero si el mundo no percibe nuestros amor, que también es diferente a ignorar, no creerá que Jesús fue enviado a morir por ellos.

Según la Palabra el amor que debemos manifestar es muy grande. No son palabras cariñosas de vez en cuando.

Y terminare entonces con esto, el amor es algo grande pero que comienza con sencillez. Cuando cometo un error frente a mi hermano , fallo en el amor y entonces simplemente digo -lo siento- y comienzo de nuevo en el amor. Solo así se renueva la comunión. Esto debe traes siempre perdón que es la base de la obra redentora de Cristo.

Cuando entendemos todo esto, y solo en ese momento es cuando podemos decir lo mismo que un día dijo Pablo “…aunque amando más , sea amado menos”

Reyes Escobar Golderos

Reyes Escobar Golderos
Diplomada CSTAD (Centro Superior de Teología de Asambleas de Dios de España)
Diplomada en Educación Social
Profesora de primaria
Pastora Iglesia Betel en Aragón

 

 

 

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Categoria: Edición 17 | Lealtades, entrega 2, Evangelismo, MINISTERIOS

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