LEALES A LA GRAN COMISIÓN

| 18 julio, 2016

Al leer las notas editoriales de este número de CORDIALMENTE, me pregunté: ¿cuál es el gran tironeo en mi ministerio que experimento desde el día que le entregué mi vida a Jesús?

Haré el intento para compartirlo con la mayor claridad posible.
Considerando la obra del apóstol Pablo: una sola persona, con algunos colaboradores, en apenas 30 años de ministerio aproximadamente, declaró en los días finales de su labor: TODO LO HE LLENADO DEL EVANGELIO.

Comparando esta realidad histórica con los más de diecisiete siglos de historia de la Iglesia hasta nuestros días, llego a la conclusión que evidentemente hemos errado el camino.

Pasados tantos años y a pesar de la Reforma en la que recuperamos la Escritura, todavía estamos atados a maneras, formas, tradiciones y liturgias católicas, que hacen que en nuestro pueblo cristiano, sean muy pocos los que trabajan y que el resto sea solamente observador y consumidor de bendiciones.


Desde la psicología entiendo que muchas veces  se aplican o interpretan mal algunos pasajes bíblicos. Esto se produce porque subyacen intereses personales, que son priorizados, los cuales hacen que deliberadamente distorsionemos la Escritura, volviéndola  INFRUCTUOSA.


Sabemos que el catolicismo tiene como objetivo, mantener el poder, manipular las masas y ejercer control sobre la gente a través del temor, pero ENTRE NOSOTROS NO DEBERÍA SER ASÍ.
A través de todos estos años he pulido intenciones personales y hoy mi gran tironeo es trabajar para la ACTIVACIÓN de todos los santos . Sueño con el tiempo en que podamos ver la experiencia del regreso de los setenta asombrados por el respaldo de Dios en sus vidas al anunciar el Evangelio.


Efesios 4:11 nos dice que el mismo Jesús –no nosotros– constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.
El ministerio no es privativo de algunos especiales sino la obra conjunta de todos los santos, cada uno en el lugar que le toca.
Entendamos que quien empodera desde lo alto es el Espíritu Santo y no los ministros, cosa que le quedó claro a Pedro en la casa de Cornelio. Necesitamos descentralizar la iglesia si queremos que cada cristiano reconozca, asuma y desarrolle la labor que le toca como ministro del Evangelio. Para esto el liderazgo deberá madurar y renunciar a sueños vanos de reconocimiento personal que muchas veces llevan a aprovechamientos y ventajas que no nos corresponden.

También como pueblo cristiano deberemos madurar aceptando la responsabilidad del llamado a la gran comisión y dejando de cargar la responsabilidad sobre los dones personales  que constituyó Jesús, poniéndolos sobre plataformas, bajo las luces que exhiben sus carismas y comenzar a pedirles que cumplan con la parte que les toca y trabajen PERFECCIONANDO al pueblo, para que de una vez por todas LOS SANTOS TODOS, llevemos a cabo la obra del ministerio.
Hace unos meses en medio de una reunión de PastoresxlaGente, mencioné cómo cuando oré expresándole al Señor mi sentir de colocar a la iglesia puertas afuera, involucrándola en la comunidad, el Espíritu Santo me dijo: “no te equivoques, no hay que sacar la iglesia, pues ella ya está afuera, en todo lugar público donde desarrolla su vida cada cristiano, el secreto es que termines con la manía de querer meterlos en los templo.”

Fue muy fuerte para mí que ya hacía mucho tiempo que venía compartiendo el mensaje de “sacar la iglesia afuera”.

Antes me sentía culpable como pastor pensando cómo la iglesia llegaría a las cárceles,  hospitales, lugares de necesidades, centros educativos, de salud etc… Hoy descanso pensando que cada uno de esos lugares es frecuentado por algún hermano, entonces, allí llega la iglesia.

El paradigma ha cambiado. Ya no se trata de cómo traerlo con nosotros y prepararlo para que tenga un ministerio puertas adentro: alabanza, ujier, escuela dominical, líder de célula y tantos otros. El secreto es cómo perfeccionarlo para que sea empoderado por el Espíritu Santo y alumbre con el Evangelio dando sentido a la vida de muchos, porque todos somos luz del mundo y sal de la tierra.


El gran riesgo es que los hermanos se despierten y comience a llevar a cabo lo que la Biblia llama la manifestación de los santos e, imponentes como ejércitos en orden,  comiencen a caminar esta tierra llenando, como el apóstol Pablo, todo del Evangelio y nosotros “Los Ministros Especiales” pasemos desapercibidos en un cuerpo que solo tiene como cabeza y centro a Jesucristo, quien es dueño absoluto de toda la gloria.
Quiero decirte amado pastor o ministro del evangelio sea cual fuere el lugar para el cual te llamó Jesús: el Señor nunca te llamó a gobernar sino a servir.

No olvides nunca: MAYOR ES EL QUE SIRVE.
El retorno de Jesús está muy cerca.

Despertemos a los santos y nuestros ojos verán los tiempos más gloriosos de la iglesia, nosotros no somos el esposo, pero sí el amigo del esposo, ¡¡¡qué alegría tan grande es verlo exaltado en medio de su pueblo!!!

Ricardo-Dening

Ricardo Dening
Pastor principal del Centro de Vida El Salvador -Palermo- Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular.
Estudio Teológico: Egresado del Instituto Río de la Plata
Licenciado en Psicología, especialidad clínica – Univ. Del Salvador

 

 

 

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Categoria: Edición 17 | Lealtades, entrega 3, Evangelismo

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