EL DILEMA 4 | PAGAR EL PRECIO

| 27 septiembre, 2016

Extracto del documento “Del conocimiento y la declaración al compromiso y la acción”

Llegamos a la última entrega de aquel documento de fines de la década del ´60 para compararlos con nuestra realidad.

Don Federico nos lleva a visualizar nuestra realidad latinoamericana como una oportunidad divina para la pastoral, a fin de cumplir el llamado de servir a su pueblo con pasión. Para ello, es necesario dejar a un lado la adjetivación política descalificadora, pues no resolvió los problemas de aquellos años, los cuales siguen vigentes hoy.

La Redacción

 

Es cierto también que la falta de preparación para enfrentar este nuevo momento histórico revolucionario que vive nuestra América, puede ser otra de las trincheras desde las que nuestros obispos y pastores pueden eludir la toma de la posición en un tiempo tan trascendental como el que vivimos. Como ha escrito el pastor Gustavo Gutiérrez M.: “Los graves y nuevos problemas que se presentan en la Iglesia Latinoamericana, y que configuran la realidad conflictiva y cambiante, encuentran a muchos obispos mal preparados para cumplir su función.”

Pero a la vez es muy elocuente el hecho de que la agudización de los problemas sociales que se vive en muchas regiones del continente despierta profetas y mártires donde uno menos lo hubiera esperado. El mismo pastor Gutiérrez lo reconoce cuando añade: “Son en particular los obispos de regiones más miserables y explotadas los que han denunciado más enérgicamente las injusticias de que son testigos. Pero al señalar las causas más profundas de ellas, han enfrentado a las grandes fuerzas económicas y políticas de sus países. De allí a ser acusados de intervenir en terrenos que no les competen, e inclusive de ser proclives a las ideas marxistas, no hay más que un paso… Algunos de estos obispos se han convertido casi en figuras políticas en sus respectivas naciones.”

Si este echar suerte “con los pobres de la tierra”, de que cantaba Martí, por parte de los que han sido llamados a “ser modelos de la grey de Dios” se va multiplicando; si los que ya han entrado en este compromiso siguen sacudiendo la conciencia adormecida de los que aún no se dan cuenta que “ha llegado su hora”; si los que han sido dotados de pensamiento teológico lúcido y desafiante, sean laicos o ministros ordenados, siguen empujando a los dirigentes de la Iglesia a colocarse sin más reservas del lado de los oprimidos por los que el Siervo Sufriente dio su vida; los sectores más dinámicos, más jóvenes y de mayor futuro –aunque no sean los mayoritarios– serán estimulados y fortalecidos a aceptar su propia opción.

Seguirán formándose grupos de renovación y de compromiso dentro y fuera de las Iglesias, sumándose como riachos inquietos y conductores de vida, a esas “minorías abrahámicas” del Tercer Mundo de que tanto habla Dom Helder Cámara, que poseídos por una auténtica pasión por la justicia y la paz, “saben esperar contra toda esperanza”.

Todo esto puede traer a la vez dolor, persecución y desgarramiento aún dentro de la comunidad cristiana, pero en el marco de la revolución social que vive América Latina, es la única forma en que la Iglesia puede demostrar que vive de veras de la esperanza escatológica proclamada por Jesucristo. Y como bien afirma el pastor Gutiérrez: “Sólo un rompimiento con el injusto orden actual al que está ligada de mil maneras –consciente o inconscientemente– y un franco compromiso por una nueva sociedad, hará creíble a los hombres de América Latina el mensaje de amor del que la comunidad cristiana es portadora.”

Este es el gran desafío que los obispos y dirigentes cristianos latinoamericanos deberíamos percibir en esta hora, no como una amenaza, sino como una misericordiosa oportunidad que Dios nos ofrece, de servir de veras a nuestros pueblos, saldar, siquiera en parte, la deuda que tenemos con ellos y con la Iglesia del Dios viviente, según la vigorosa afirmación paulina, llamada a ser “columna y fundamento de la verdad.”

“…para que, si me tardo, sepas cómo conducirte en la casa de Dios,
que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.”
1ª de Timoteo 3:15 (RVC)

 

 

Pagura

Federico Pagura
Obispo Emérito
Iglesia Metodista Argentina
Obispo en Costa Rica y Panamá (1969-1973)
Obispo en Argentina (1977-1989)

 

 

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Categoria: Edición 17 | Lealtades, entrega 13, PASTORAL, Teología Pastoral

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