EL ABRAZO MÁS ESPERADO

| 16 agosto, 2019 | Responder

Hace poco, con Pastores por la Gente, tuvimos una juntada de esas que hacen bien. Reunidos esta vez en El Tipográfico (espacio cultural ubicado en la planta baja de  la Sociedad Tipográfica Bonaerense) puedo asegurarles que fuimos de un corazón y un alma:

Con mates o café de elaboración artesanal de por medio, nuestras manos y panzas iban entrando en calor a medida que los herman@s llegaban. Con algun@s, era la primera vez que nos encontrábamos personalmente, luego de meses de intercambio digital; con otros, la alegría del tan ansiado reencuentro disparó abrazos al por mayor. Y es que como dice mi amigo y pastor Andrés Eidelson, una de las grandes razones por las que nos juntamos es porque la pasamos bien.

Sin trampas.

Sin especulaciones.

Tan sólo la pasamos muy bien.

Sucede que en un espacio como el nuestro, en el que no existen caciques o jefes de ningún tipo (sí respeto por quienes tienen un camino hecho y muchas experiencia para aportar, que es muy distinto), ni tesoreros, ni secretarios, ni cargos a cubrir, la libertad de acción y pensamiento encuentra cabida rápidamente, ya que tampoco pretendemos fijar un criterio único. Si surgiera la necesidad de un comunicado que nos identifique (pueden ver el último acá: https://www.auditoriokraft.com.ar/2019/08/07/a-quien-vota-la-iglesia-evangelica/), o de decidir algo en concreto, el debate, la conversación respetuosa y el acuerdo regularán los resultados. Cada un@ da de sí lo mejor que tiene a disposición, y así, en ese infalible consejo de Jesús de dar antes que recibir, los recursos nunca faltan.

Pero volviendo a la noche en que Pastores por la Gente se volvió a reunir, quiero compartirles muy brevemente algunas reflexiones que fueron apareciendo, entre pizzas y mucha risa, hasta convertirse algunas de ellas literalmente en canción (¿En qué juntada no hay una guitarra criolla? Ya les contaré hacia el final de esta reseña).

Nuestro hermano y pastor Julio López tomó la posta, animándonos a ser como niñ@s, no solamente en la malicia, sino como herramienta fundamental en tiempos de tanta violencia y desesperanza. Para ello, nos dio tres ejemplos:

  • Citando a Isaías 11, mencionó que lo imposible de que habiten juntos el lobo y el cordero, o el ternero y el león se dá bajo la guía de un niño: “… y un niño los pastoreará“.  La idea era no dejar de ser niños en nuestras esperanzas y nuestros sueños.   
  • Algunos piensan que cuando todo está tan difícil, sólo se arreglan las cosas con “mano dura”.  Allí citó el fin del libro de los Jueces, donde todo termina muy mal, y la aparición de un nenito vestido con un camisoncito que le hace su mamá.  La llegada de Samuel, criado entre unos sacerdotes malignos, nos marca una bisagra en la historia de Israel.
  •  La idea de un nenito que, contra toda lógica, presenta sus pescaditos y sus panes.  Nosotros somos los pescaditos y los panes, poca cosa frente a los desafíos que tenemos por delante, pero también podemos ser el nenito, con esa sencillez y esa fe de entregar todo.

No quiero olvidarme de algo fundamental: El eje propuesto para esta juntada fue la ORACIÓN por todas y cada una de las necesidades, por el país y nuestro pueblo. Con un potente clamor de Juan Carlos Santucci, el tiempo de oración y ruego arrancó trayendo en simultáneo otras más de cada rincón, y al Espíritu Santo acompañándonos a cada momento.

Pasado ese maravilloso tiempo, los aportes y anécdotas de cada un@ fueron alentándonos en la fe, a la vez que enriquecieron nuestro andar.  Pero como sería imposible retratar cada detalle de lo vivido, es que quiero cerrar esta reseña algo de lo dicho por el pastor Guillermo Prein:

“Habacuc, cuyo nombre en hebreo podría significar abrazo, fue uno de los últimos profetas antes de la caída de Jerusalén a manos de Babilonia. Su profecía no es un mensaje dirigido al pueblo, sino el relato de dos de sus oraciones y con sus correspondientes respuestas divinas y un salmo de gratitud y fe.

Primero cuestiona a Dios por su pasividad ante el pecado de Judá: un pueblo que dejando su identidad se vuelve impío e inmisericorde, dejando toda solidaridad.
Luego ante la revelación que los caldeos serían el brazo correctivo de Dios, hecho que se consumaría trece años después, Habacuc se queja porque eran peores que los habitantes de Judá. Dios lo tranquiliza, prometiendo liberación y castigo a los impíos.

Para finalizar Habacuc entona un salmo que clama avivamiento y declara su fe y confianza en Dios aunque sus ojos contemplen la desolación. Su mensaje es claro:
Un pueblo que pierde su amor y solidaridad, recibe como correctivo el avasallamiento de otro más avaro y codicioso, pero cuando clama a Dios en búsqueda liberación y el renacer de su identidad perdida, llega el avivamiento liberador y restaurador de la vida.

Y en esa fría pero acogedora noche, con guitarra criolla, acordes de celebración y en clave pentecostal, hicimos nuestro un pedacito del cántico de Habacuc, en la esperanza de que Dios viene pronto a liberarnos, despidiéndonos hasta la siguiente juntada:

OH SEÑOR, ¡AVIVA TU OBRA!

OH SEÑOR, ¡AVIVA TU OBRA!

OH SEÑOR, ¡AVIVA TU OBRA!

EN MEDIO DE LOS TIEMPOS

HAZLA CONOCER.

Abrazos en Jesús.

Guillermo Rodríguez

Papá – baterista visceral – pastor bautista – pichón de teólogo – Vicepresidente del Movimiento de Emergencia Comunitaria.

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Ins: @puma_pride_ok

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