CATACLISMOS Y ESPERANZAS 2020

| 13 julio, 2020 | Responder

En medio del cataclismo, sigamos a Noé y su método, porque el método es el mensaje.

Tuve la necesidad de pasar este mensaje que quizá sea provechoso para algunos. Porque estando todos iniciando esta cuarentena, no sólo aquí en Argentina sino en muchos países, estaría bueno que podamos recibir del Señor alguna palabra que nos dé una dirección, un ánimo, una esperanza.

Por esto de la cuarentena, seguramente, se me instaló la imagen de Noé. Digo se me instaló porque en realidad hace como dos meses que estoy pensando en nuestro amigo Noé, qué pasó por cosas que ninguno de nosotros ha pasado. Nadie ha vivido el horror de semejante cataclismo, y pensando en él y en éste, nuestro cataclismo de hoy, esto que llamamos Covid19, que nos llega como pandemia al mundo entero, viendo cómo las cosas se ponen patas para arriba, es que me vino fuerte este mensaje.  La escala de valores cambia, los mercados caen, las políticas tienen que variar, las visiones económicas serán otras. Hay montones de eventos que están a punto de suceder que me parece que son para tener en cuenta.

Pensaba en nuestro amigo Noé y la necesidad que uno tiene, mientras está encerrado e impotente de tomar medidas acerca de cómo van a seguirlas cosas, de ponernos junto a él en el arca por un ratito y pensar en cómo se hace un diagnóstico de esto. Cómo estamos para mirar qué pasó, cómo llegamos hasta acá, qué es lo que puede ocurrir en adelante…  Así que voy a leer el texto bíblico que dice así.

“ Cap. 8.   Se acordó Dios de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. E hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas.  Y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos, y la lluvia de los cielos  fue detenida. Las aguas decrecían gradualmente sobre la tierra.

Y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días.  Reposó el arca  en el mes séptimo, en el día diecisiete del mes,  sobre los montes de Ararat.  Las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo. En el Décimo, al primero del mes se descubrieron las cimas de los montes.

Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho, y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra.  Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la tierra. Y no halló la paloma donde asentar la planta de su pie y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra.  Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca.

Esperó aún otros siete días y volvió a enviar la paloma fuera del arca.  Ý la paloma volvió a él a la hora de la tarde, y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico. Y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la Tierra. Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él.

Me parece una imagen preciosa, no por lo bella, sino por lo valiosa. Aquí hay un hombre encerrado, con muchas cosas a su cargo, la gente y los animales, y a la vez una soledad enorme.  Y uno se puede preguntar: y si fuera yo el encerrado… Quien sabe qué cantidad de agua hay todavía, cuándo va a terminar de bajar el agua, cuándo se va a secar todo esto. ¿Será posible la vida?.  Yo buscaría una manera de sondear, de hacer una cuerda para medir la profundidad, hacer algo para conseguir la información que estoy necesitando. (No la que nos está aturdiendo estos días sino alguna información que me sirva para vivir este presente y lo que viene). Cuando nos resulta imposible medir la profundidad de la crisis presente, -y a mi se me acabó la soga-, entonces sigamos a Noé y su método, porque el método es el mensaje, lo que hay que hacer es abrir la ventana y en lugar de mirar para abajo, mirar para arriba.  Soltar el cuervo, soltar la paloma para que desde arriba, con otra perspectiva, con otra mirada me digan dónde estoy parado, me digan cómo va a seguir esto, me digan: es posible.  

Entonces mi propuesta primera es: Quizá tenemos que abrir la ventana de nuestra cabeza, de nuestro corazón, de nuestros ojos, para mirar las cosas con nueva perspectiva, y ver cómo se ve esto desde otro lado.  No solamente desde el interior de mi vivienda, el interior de mi familia, el interior de mi empresa,  el interior de mi soledad, sino cómo se mira esto desde otro lado, del lado que no estoy acostumbrado.  Ese es uno de los problemas que nos está acuciando, que es la falta de horizontes alternativos. 

La próxima propuesta está al final de este capítulo 8, y tiene que ver con, justamente, otra mirada.  Nos presenta un Dios que quiere comunicarse. Dice que Noé hizo un altar, hubo adoración, un reencuentro afuera del arca, ya con otra libertad. Dios decide hablar con Noe. Y hace un compromiso, de esos que hace Dios consigo mismo, y dice así:

“Mientras la tierra permanezca no cesará la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno , el día y la noche.”  Sigue esta palabra hasta el Arco Iris, y Dios se compromete, no con Noé, sino con todo ser viviente. Es un pacto de no volver a destruir así la tierra.

Me parece muy buena esa mirada de ciclos que no dependen de mi, que me exceden.  Me queda grande esto de mirar la totalidad de cómo va a seguir la humanidad.  

Pero está muy bien recibir hoy esta Palabra de Dios de que todavía va a haber sementera y siega.  Es decir todavía vas a poder sembrar y cosechar, vas a tener veranos e inviernos, días y noches…los ciclos, la vida,  todavía sigue.

Me gustaría que nos pongamos en manos de Dios y mirar con él lo que sigue por delante como diciendo: Esto tiene su futuro y ustedes están anotados en este futuro.  Y que cada vez que aparezca un arco iris por aquí o por allá lo disfruten  y digan Dios hizo un pacto.

En lugar de mirar todo desde mi lugar, desde mi soledad, desde mis necesidades, decidamos abrir la ventana y mirar la vida desde otro lado. Ganemos una nueva perspectiva, aprendamos a releer el mundo que tenemos por delante, y escuchemos a Dios que dice:- Todavía… ¡hermoso adverbio!

Nos quedan por delante días difíciles, pareciera que seguimos metidos adentro del Arca.  No vamos a negar el cataclismo, el cataclismo está, o sea que negarlo es estúpido. Pero a la vez no negamos el porvenir, quedan por delante todavía días para mirar, disfrutar, días para soñar, hay comidas para comer, hay alegrías por delante, fiestas, encuentros. Hay abrazos para disfrutar, empresas para comenzar, hallazgos para descubrir, heridas para sanar, amigos que encontrar.

Nuestros ojos pueden quedarse en el interior del arca o mirar por la ventana, ver en el arco iris un fenómeno físico de la luz o entender signo. Bienaventurados los que creyeron.

Julio Cesar López
Pastor en Belgrano
Iglesia Presbiteriana San Andrés

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Categoria: Edición 22 | NUESTRA AMÉRICA: CATACLISMOS Y ESPERANZAS, entrega 3, Reflexiones

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