LA IGLESIA DIVERSA: LOS DESCLESIADOS
Segunda entrega de esta serie, y un concepto no tan conocido, pero muy presente.
En la nota anterior*, comenzamos tímidamente a conversar sobre el maravilloso misterio de Dios, tan insondable como accesible, y tan diverso en esencia como en trascendencia; y aunque no me sorprenda, es de remarcar la cantidad de personas que levantan la maravillosa bandera evangélica de unidad en diversidad, pero difícilmente con su práctica le permitan al Espíritu de Dios ondearlas como Él quiera.
Por eso, vamos directamente al grano: vislumbro en nuestra América un inocultable proceso de episcopalización (1) por parte de ciertos sectores, quienes bajo la figura de “padres” espirituales” o “presbíteros” de las ciudades, pretenden encolumnar a todos los evangélicos y evangélicas tras sus apetencias políticas, religiosas, morales y económicas, negando tácitamente el amplio abanico de saberes, sentires y pensares que comprenden nuestra fe.
En este sentido, quienes más me preocupan no son en sí los cultores y cultoras de esta avanzada, ya que la Biblia nos advierte sobre esto permanentemente, sino aquellos pastores y pastoras que se dejan seducir por estos discursos, perdiendo toda autonomía, creatividad y espíritu crítico. A este fenómeno llamo yo proceso de DESCLESIO (2).
Para entender un poco más profundamente este concepto, retrataré algunos ejemplos de nuestras vidas ministeriales en la que quizás nos vimos o vemos envueltos.
Entiendo que nos convertimos en DESCLESIADOS o DESCLESIADAS cuando:
- Comenzamos a reproducir programas eclesiales totalmente ajenos a nuestro entorno, cultura y comunidad por el sólo hecho de que “otros u otras lo vienen haciendo con buen resultado”, silenciando la voz del Espíritu, y el sentido común. ¿Te pasó? (desclesio resultadista)
- “Sospechamos” de cualquier tipo de eclesiología que se haya gestado en nuestro país o región, y recibimos acríticamente cualquier material por el sólo hecho de tener publicidad o venir de países dominantes. (desclesio imperialista)
- Consciente o inconscientemente valoramos o privilegiamos las actividades o proyectos de ministerios de renombre, tan sólo por su marketing y “éxito” (y no por sus frutos o esencia) y sentimos como menos valioso cualquier proyecto eclesial con menos recursos, u organizado a ̈pulmón ̈. ¡Ojo! también puede suceder el caso contrario, el desprecio per se de lo mega. (desclesio marketinero)
- Por esa misma ponderación corremos detrás de esos proyectos, e intentamos a toda costa que nuestra comunidad de fe se alinee a ellos, sin tomar en cuenta las características únicas y distintivas que la misma puede tener, despersonalizándola, negándole su identidad primigenia y anulando toda propuesta que venga desde “adentro” (desclesio y complejo de inferioridad)
- Entendemos a las autoridades espirituales como tales tan sólo por su influencia mediática, política y paternalista, y no por un genuino respeto, visión y elección personal, confiriéndoles toda “potestad” sobre nuestras decisiones ministeriales y eclesiologías, conformado todo lo que somos a sus designios, y viéndolas siempre como por “encima” nuestro, como “patrones” o “jefes” más que como pares. (desclesio de la dependencia)
- Comenzamos a reproducir proclamas, deseos, intereses y visiones que no necesariamente reflejan las necesidades de la comunidad de fe local (y menos de la sociedad a la cual debemos servir y amar) en nombre de la “unidad” o de un pretendido “pensamiento evangélico único.” (¡desclesio inconcebible!)
- Decidimos deliberadamente hacer caso omiso de la historia del cristianismo en general, y de nuestra denominación en particular (ni hablemos de la historia de nuestro país) en pos de una eclesiología triunfalista, que debe mirar “siempre para adelante”, volviendo a cometer los mismos errores una y otra vez, cada día con mayor imaginación y destreza. (desclesio histórico)
- En esta era, caracterizada por una infodemia atroz, pasivamente ofrendamos nuestro tiempo, corazón, intelecto y espíritu a cualquier cosa que leamos, veamos o escuchemos tan sólo porque contiene palabras, música o imágenes que solemos considerar como “cristianas” (llámese portales, videos, reenvíos de Whatsapp, recitales, influencers, etc.) sin ninguna clase de filtro, desestimando el sabio consejo bíblico de “examinar todo – sí, lo que se dice “cristiano” también – y retener lo bueno”, al tiempo que sin ninguna clase de reparo volvemos a reenviar y compartir, haciéndole más fácil el trabajo a los que sin descanso nos sirven “pescado podrido”, llegando a defender cosas insólitas en nombre de la fe o de Dios. (desclesio Big Data)
En fin, considero que hay muchísimo más para decir al respecto, pero me gustaría que podamos conversar. ¿Qué otra característica podríamos agregar? ¿Estás de acuerdo con este concepto? ¿Por qué sí? ¿Por qué no? Me gustaría leerte en los comentarios al final de la nota (prometo contestar).
Para terminar, te comparto esta breve reflexión en clave de payada, un arte bien nuestro:
“Digamos NO al desclesio,
Forma sutil de auto-desprecio;
¡Hasta la próxima!
Si ya Dios nos dio todo,
No corramos detrás de agendas ajenas,
Busquemos la paz verdadera
En Aquel que en su multiforme gracia
Nos creó a su modo.
Para cumplir Su voluntad,
No hace falta tanta ciencia;
Quizás sí más conciencia,
Y mucho amor por la gente”
* Link a la primera nota: https://www.auditoriokraft.com.ar/2020/12/07/la-iglesia-diversa-los-siete-espiritus/ 1 El
El
(1) El sistema episcopal (episcopos = supervisor) es encabezado por un obispo de carácter vitalicio que gobierna su diócesis sin necesidad de consulta con otras instancias menores. Es de carácter jerárquico y los laicos no tienen injerencia en el gobierno de la iglesia (Ig. Católica Romana). Su naturaleza es absolutamente verticalista, en donde el obispo tiene poder absoluto de decisión. En otras tradiciones, como la metodista, si bien su tipo de gobierno es episcopal, en la actualidad, su praxis es más flexible y bajo otras condiciones.
(2) La palabra desclesio está formada por el prefijo de origen latino “des” (quitar, privar) y la palabra “ecclesia” (iglesia en latín) y viene a ser un juego de palabras en base a lo que comúnmente se conoce bajo la figura de un desclasado, no de acuerdo a la definición tradicional de la RAE, sino al giro que el uso cotidiano de la palabra tuvo en estos últimos años: Si un desclasado/a generalmente se comporta, defiende o representa a una clase social que no les la propia en detrimento propio, el desclesiado/a hace lo mismo al frente de su comunidad de fe, sin darse cuenta el perjuicio que (se) causa.
Guillermo Rodríguez
Papá · Baterista visceral · Pastor bautista · aprendiz de teólogo
Vicepresidente del Movimiento de Emergencia Comunitaria.
Blog: chanchoblogger.tumblr.com
IG: @puma_pride_ok
Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que fiel a sus principios no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
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Categoria: Edición 23 | NUESTRA AMÉRICA: SER IGLESIA HOY, Editorial, entrega 6, Reflexiones