LA LUCHA EVANGÉLICA POR LA ESCUELA LAICA

| 17 septiembre, 2021 | 1 Reply

Tensiones entre la religión y el estado.

Introducción

La escuela pública argentina, que desde su organización había tomado la forma de una institución laica por un período de sesenta años, en 1943 incorporó la enseñanza religiosa dentro de su currícula. En ese tiempo, varios líderes e iglesias evangélicas hicieron oír su más enérgica protesta. El suceso en cuestión vuelve a tener relevancia cada vez que reaparece la polémica por la reinstauración de la enseñanza religiosa en el ámbito escolar estatal.

Una escuela pública, gratuita y laica

La Constitución Nacional de 1853 estableció para todos los ciudadanos el derecho a educar y enseñari y delegó en los gobiernos provinciales la responsabilidad de la educación común. En ese contexto, la escuela pública surgió ligada al proyecto de nación, fundamentalmente de la llamada “Generación del 80”. El presidente Julio A. Roca convocó al Primer Congreso Pedagógico Argentino, que se desarrolló entre abril y mayo de 1882, y que fue presidido por Domingo F. Sarmiento. Concurrieron más de 250 delegados y participaron las figuras más destacadas de los círculos político e intelectual de la época. Pronto surgió la cuestión religiosa, pero también prontamente fue desechada del debate.

A instancias de ese Congreso, la posterior sanción de la Ley 1420 de Educación Común, aprobada el 3 de julio de 1884 y promulgada cinco días después, estableció el carácter obligatorio, estatal, graduado y laico de la enseñanza oficial en la República Argentina, concebida ésta como una acción de educación popular. En cuando a su vinculación con los contenidos religiosos, en su artículo 8° explicita que “la enseñanza religiosa sólo podrá ser dada en las escuelas públicas por ministros autorizados de los diferentes cultos, a los niños de su respectiva comunión, y antes o después de las horas de clase.” (ii) Santiago Canclini interpreta que “de esa manera el Congreso aprobó la laicidad de la escuela y, como medida de transición, permitió el préstamo de los locales escolares para la enseñanza religiosa”. (iii)

A partir de 1930, en el período conocido como la “Restauración Conservadora” con el general José F. Uriburu al frente, los ataques del catolicismo hacia la escuela laica se fueron incrementando. En 1934, cincuenta años después de la promulgación de la ley mencionada, bajo la presidencia de Agustín P. Justo se celebró en Buenos Aires el XXXII Congreso Eucarístico Internacional, presidido por el legado papal cardenal Eugenio Pacelli –el futuro Papa Pío XII–. Se preveían tensiones. El presidente Justo reunió a los dirigentes de la FORA (Federación Obrera), de la FL (Federación Libertaria) y de la UGT (Unión General de Trabajadores) y les hizo comprender que cualquier atentado que perturbara el orden durante las celebraciones religiosas tendría gravísimas consecuencias que habrían de recaer sobre los líderes de la protesta anarco-comunista o anarco-sindical, respectivamente. Afortunadamente no se registró incidente alguno.iv El evento dio la posibilidad a la Iglesia Católica de reimpulsar su lucha contra el laicismo de la Ley 1420. Sectores, tanto religiosos como seculares, realizaron actos de toda índole como contra respuesta, respaldando la vigencia del modelo de escuela laica.v El historiador Luis A. Romero comenta que “el acercamiento de las clases dirigentes y la Iglesia Católica –manifiesto en las grande jornadas del Congreso Eucarístico de 1934– creó el espacio para la expansión de estas ideas [hacia una sociedad autoritaria, jerárquica y católica], que empiezan a revertir el tradicional liberalismo de la sociedad argentina.”(vi)

El 4 de junio de 1943 se produjo la revolución que derrocó a Ramón Castillo, por entonces presidente constitucional. El general Pedro Ramírez fue designado presidente provisional hasta que, en los primeros meses de 1944, fue reemplazado por el general Edelmiro Farrell. Mientras tanto, el coronel Juan D. Perón se ocupó de la dirección del Departamento Nacional del Trabajo.

Bajo la presión del catolicismo, el 31 de diciembre de 1943 –“como regalo de año nuevo a la Iglesia Católica”vii–, el general Ramírez firmó el Decreto 18.411 por el cual se dispuso que “en todas las escuelas públicas de enseñanza primaria, post primaria, secundaria y especial, la enseñanza de la Religión Católica será impartida como materia ordinaria de los respectivos planes de estudio y creando la Dirección General de Instrucción Religiosa.”(viii) En su artículo 1°, el decreto hacía la salvedad de que los educandos cuyos padres manifestasen expresa oposición por razones religiosas, se les dictaría Instrucción Moral en lugar de la clase de religión. También determinaba que tanto los docentes como los contenidos de esta materia serían aprobados por el Gobierno en acuerdo con la Autoridad Eclesiástica. Este estado de las cosas empujó a líderes evangélicos a alzar su voz en protesta y reclamo.

La reacción evangélica

Poco después de iniciarse el ciclo lectivo de ese año y de la puesta en práctica del decreto, distintos sectores evangélicos reconocieron la necesidad de dar a conocer de manera enérgica su posición. Dos de las primeras iniciativas de significativa influencia fueron tomadas por el pastor metodista Julio Sabanes, en Rosario, y el pastor bautista y docente Santiago Canclini, en Buenos Aires.

El pastor Sabanes dio una conferencia sobre la cuestión. El Obispo Federico Pagura recuerda de esta manera al disertante y al incidente:

“…Don Julio Manuel Sabanes. Era una luz, muy progresista en su pensamiento, muy preocupado por la evangelización y la acción social. […] En relación a la acción social, un día salimos de una reunión de jóvenes y don Julio nos dice a mí y a un compañero: «¿Me acompañan a una reunión en la que tengo que ir a hablar esta tarde?». La Federación Anarco Comunista de Rosario lo había invitado a exponer el punto de vista cristiano sobre el problema que en ese tiempo se había suscitado en relación a la educación laica o religiosa. Así que acompañamos a Sabanes a ese ámbito tan desconocido para nosotros. Y allí, frente a todo el liderazgo comunista y anarquista de Rosario de esa época, dio una conferencia sobre qué pensábamos los evangélicos –y en nuestro caso particular, los metodistas– sobre el problema de la educación…”(ix)

El contenido de esa exposición fue impreso en forma de folleto titulado el título “El pensamiento cristiano evangélico frente a la enseñanza del catolicismo romano en las escuelas”(x) y comenzó a venderse en las calles de Rosario. Pero al día siguiente esa distribución fue interrumpida por amenazas de detención por parte de la policía. Al otro día, el pastor Sabanes viajó a Buenos Aires para recabar de parte de las autoridades información sobre lo sucedido y lo que pudiera acontecer. La respuesta categórica que obtuvo fue: “El gobierno actual no desea que se roce en absoluto a la Iglesia del Estado”. Otra conferencia del pastor Sabanes, con el sugestivo título de “Tres privaciones del grito sagrado libertad, libertad, libertad” se había anunciado para el 1ro. de mayoxi, en el templo de la Iglesia Metodista Central de Rosario. Como resultado, los folletos fueron retirados de la venta y la conferencia debió ser cancelada. (xii)

Mientras tanto, el pastor Canclini planeaba hacer lo mismo, eligiendo para ello la fecha del 25 de mayo, como adhesión a la fiesta patria, y tomando como plataforma el púlpito de la Iglesia Evangélica Bautista del Centro. Tenía lista para su publicación una versión aumentada de su conferencia. Ante los riesgos que se corrían, ninguna imprenta quería hacerse cargo de la misma, hasta que Alfredo Lestard, gerente de la Imprenta Metodista, resolvió hacerlo como edición personal del autor y asumiendo las consecuencias que esto implicara. Tanto la publicación del folleto como su distribución se dieron en circunstancias realmente cinematográficas, pero de las que no nos explayaremos aquí. (xiii)

El Estandarte Evangélico, bajo la firma de A.F.S. (Adam F. Sosa), publicó una crónica de la conferencia en la que se lee: “Importante reunión. El 25 de mayo, a la noche, el templo de la Iglesia Bautista de Buenos Aires, así como sus instalaciones anexas rebosaban de público que durante dos horas escuchó sin dar muestras de cansancio, aunque gran parte de la concurrencia estuvo de pie, la interesante disertación del pastor profesor Santiago Canclini, sobre el tema de tanta actualidad: ¿Por qué los evangélicos defendemos la escuela laica?” (xiv)

A estas conferencias siguieron muchos otros actos públicos en diversos lugares y la difusión de nuevos escritos, que se prolongaron por varios años. En 1945, El Estandarte Evangélico fue clausurado durante varios meses por criticar medidas oficiales. En 1952, el pastor Sabanes volvió a tener problemas; esta vez junto con el pastor Ángel Sainz, a causa de la distribución del folleto “Es preciso que esto cambie”, que alguien supuso que era otra publicación contra el gobierno.(xv)

ICf. Arts. 14 y 5. Posteriormente, en 1905, la Ley 4874, conocida con el nombre de su mentor Manuel Láinez, establecía la asistencia de la Nación a las provincias mediante el sostenimiento de escuelas en zonas muy alejadas: las escuelas rurales. Estas escuelas cumplieron un gran rol en la educación pública ya que estaban situadas en los lugares más inhóspitos del territorio nacional. Se regían por los reglamentos de la Ley 1420: pública, gratuita, obligatoria, gradual y laica.
(II) Edición facsimilar del texto de la ley, en http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/normas/5421.pdf
(III) Santiago Canclini, Por qué los Cristianos Evangélicos Defendemos la Escuela Laica, Buenos Aires, 1944, edición del autor, p. 32.
(iv) Juan Suriano, Auge y caída del anarquismo. Argentina, 1880-1930, Buenos Aires, 1999, Editorial Capital Intelectual.
(v) Santiago Canclini, Los evangélicos en el tiempo de Perón, Buenos Aires, 1972, Editorial Mundo Hispano, pp. 263s.
(vi) Luis A. Romero, Breve historia contemporánea de la Argentina. 1916/1999. Segunda edición revisada y actualizada. Buenos Aires, 2006, Fondo de Cultura Económica, p. 79.
(vii) Canclini, Los evangélicos…, p. 265.
(viii) Tomado de la edición facsimilar del decreto en: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/normas/14066.pdf
(ix) Guillermo C. Font, “Tenemos esperanza. Testimonio vivo de un profeta contemporáneo”, en: Revista Kairós, Año 11 N° 26, enero de 2011, Buenos Aires, Fundación Kairós, p. 16.
(x) Publicado por la Federación Argentina de Ligas Juveniles Evangélicas (FALJE), con fecha 27 de abril de 1944.
(xi) La fecha había sido elegida por ser aniversario de la promulgación de la Constitución Nacional de 1853. xii De la carta del pastor Sabanes a Santiago Canclini. En: Canclini, Los evangélicos…, pp. 268s.
(xiii) Los detalles pueden consultarse en: Canclini, Los evangélicos, pp. 272s.
(xiv) Citado en: Canclini, Los evangélicos…, p. 273.
(xv) Arnoldo Canclini, 400 años de protestantismo argentino, Buenos Aires, FADEAC-FIET, 2004, p. 345.

Ricardo Fantini
Licenciado en teología (ISEDET)
Docente invitado en diversas instituciones eclesiásticas

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Categoria: Edición 24 | Fortalezas y Debilidades, entrega 10, TESTIMONIOS E HISTORIA

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