ECHEN LAS REDES MAR ADENTRO
De acuerdo con el relato de Lucas 5.1-11, Jesús caminando junto al Mar de Galilea, pide a unos pescadores que estaban en la orilla, aprovechando el tiempo para lavar sus redes, puesto que nada habían podido pescar después haberlo tratado durante toda la noche sin ningún resultado positivo, que alejen sus dos barcas de la playa. Desde uno de aquellas barcas Jesús predica a la multitud. Una barca tiene dos características importantes en relación con la enseñanza de Jesús. Una es su movilidad, no está atada a un lugar determinado, ni a una organización y menos aún a un templo. La otra es que está siempre expuesta y amenazada, sujeta a los vientos y a las tormentas.
Terminada su predicación, Jesús ordena a quienes le habían cedido sus barcas, que “entren mar adentro y echen las redes otra vez”. Los discípulos expresaron una duda: “Maestro, estuvimos tratando toda la noche y no pudimos pescar nada”. Después de todo, ellos eran los pescadores, los que sabían y Jesús era un carpintero constructor de viviendas. Además, podrían alegar que ellos recibieron el adiestramiento de sus padres, desde cuando apenas podían, ese mar no tenía secretos para ellos. Sin embargo, a pesar de ello, el impacto del encuentro (que solemos llamar conversión), los llevó a la obediencia y echaron las redes… No se detuvieron a calcular ni a planificar nada. Simplemente fueron… y nada más. Entre aquellos estaban Simón Pedro y los suyos, además Jacobo y Juan hijos de Zebedeo.
Y la pesca fue tal, según el relato, que las redes se rompían, y las barcas se llenaron de tal manera que amenazaban hundirse. Fueron entonces y llamaron a sus compañeros… y fue un movimiento; porque cuando sopla el viento del Espíritu no es posible moverse solos y todas las personas son llamadas. En ese momento pesa poco lo que sepamos, la práctica pastoral que tengamos, la institución a la que pertenezcamos, la doctrina que profesemos; porque si somos incapaces o nos negamos hablar, el Espíritu hará hablar a las piedras (Lucas 19:40), puesto que el plan de Dios no puede quedar sin hacerse.
Dice el relato que cuando ellos cuando vieron lo sucedido tuvieron un gran temor. No dice que tuvieron miedo, sino que tuvieron temor. Este que sobreviene cuando estamos en medio de una experiencia que nos conmueve, que no podemos explicar, que supera todas nuestras fuerzas y nuestro entendimiento. Como le pasó a Isaías cuando estuvo bajo el resplandor de la gloria de Dios, y cuando en su visión oyó la palabra de Yavé diciendo: “A quien enviaré y quién ira en nuestro nombre”, tan solo pudo responder: “Yo estoy aquí, envíame a mí”… y nada más.
Como le pasó a los discípulos, que dejaron todo y le siguieron… y nada más. Dejaron sus barcas y sus redes, y le siguieron (¡qué lejos estaban de la teología de la prosperidad!). No se sentaron a definir una estrategia comunicativa y hacer planes, no hicieron ninguna encuesta de mercado, simplemente lo dejaron todo y le siguieron. No se limitaron a esbozar una teología de la evangelización. Seguramente me dirán que en realidad no dejaron todo, y que todas estas cosas son importantes para la misión que se nos ha encomendado, y estoy de acuerdo. Pero entonces, ¿qué puede significar dejarlo todo? A mi entender es relegar todo estas cosas a su lugar… poniendo primero lo que va primero. Y esto es lo que hicieron los primeros discípulos… les bastó con la experiencia de la revelación (2 Corintios 12.9). Lo cual ocupó el primer lugar y todo lo demás vino después.
Emilio Monti
Pastor metodista.
Licenciado en Teología.
Profesor de Filosofía y Pedagogía.
Doctorando en Ciencias Humanas y Arte.
Profesor Emérito del Instituto Universitario ISEDET
Ex Decano y Profesor de Teología Práctica del Instituto Universitario ISEDET
Ex Profesor de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora Capellán y Vicerrector de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano de Rosario (UCEL).
Trabajó activamente en ayuda a Refugiados (CAREF) y en defensa de los Derechos Humanos (MEDH) y en la acción ecuménica (FAIE)
Integró a nombre de las iglesias evangélicas el Consejo Nacional de Políticas Sociales del Gobierno de la Nación.
Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que, fiel a sus principios, no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
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Categoria: BIBLIA, Edición 2 | Evangelismo, entrega 8, Teología
muy bueno!