LOS SOCIOS DE LA PATRIA ARGENTINA

| 23 diciembre, 2013

Hace pocos días nuestra Iglesia agradeció a todos los argentinos por la solidaridad espiritual expresada en septiembre pasado ante la situación bélica en Siria, agradecimiento que manifesté personalmente en el marco del acto por el Día de la Libertad Religiosa realizado por la Secretaría de Culto de la Nación.

En base a esta solidaridad espiritual, quiero ahora dirigirme a ustedes nuevamente por lo acontecido en estos últimos días en distintas provincias de Argentina, lo cual a todos nos ha dolido ver y constatar. En realidad, duele ver a los socios de la Patria argentina disociándose de tal manera entre ellos, y poniendo en peligro no sólo el tejido que los une, sino también la vida y la labor de sus conciudadanos.

No cabe duda que la herida es grande en la conciencia tanto colectiva como personal. No es admisible que la situación llegue a ser tan violenta y agresiva, permitiendo que pasiones egoístas se apoderen de nuestra persona, y que fomenten actitudes con efectos multiplicadores, sin ejercer el control que nuestros valores éticos básicos y fundamentales implican, pero dando lugar, a cambio, a una permisividad que desborda todo límite de coexistencia pacífica.

Los reclamos de justicia, solidaridad, respeto y responsabilidad han de ser abordados con el sentir de responsabilidad ciudadana y la protección de los derechos básicos inviolables que una nación democrática como Argentina pregona, donde la convivencia y la inclusión forman parte de su política de estado nacional.

Somos los socios de nuestra patria. Nadie puede remediar este revuelo social y moral sino nosotros mismos, como ciudadanos y como responsables de nuestra sociedad, sea como individuos, sea como autoridades municipales, provinciales y nacionales.

La experiencia pasada, penosa y dolorosa, debe despertar en nosotros la dignidad y el compromiso que requiere el trabajo mancomunado en pos del bien común. Es un desafío que necesita de nuestra benevolencia para hacer juntos el camino hacia un país donde la justicia, la solidaridad, el respeto mutuo y la paz han de ser una realidad cada vez más real, camino que hoy requiere diálogo, reconciliación y arrepentimiento.

En todo esto, nuestra Iglesia quiere ofrecer su grano de arena junto a todos los que conformamos esta patria tan digna de seguir construyendo, y a quien servimos y amamos.

¡Que el Señor nos ilumine a todos y nos fortalezca en la esperanza que ha de amanecer del pesebre de Belén!

 

Metropolita Siluan
Arzobispo de Buenos Aires y toda Argentina
Iglesia Católica Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía

 

 

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Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
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Categoria: DOSSIER de ACTUALIDAD, Edición 7 | El Credo, entrega 8

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