EL PODER DE SU RESURRECIÓN

| 14 abril, 2014

Cuando consideramos esta declaración, manifestada por San Pablo en Filipenses 3:10, forzosamente nos tenemos que remitir a todo el entorno que rodeó el gran suceso de la resurrección, y no podemos evitar recordar todo el sufrimiento que nuestro amado Señor padeció para llegar a esta instancia.

Es obvio que para que exista resurrección debe operar primeramente la muerte; muerte que Jesucristo debió padecer por causa de nuestros pecados. En estos días de pascua recordamos ese tremendo acontecimiento; para quienes somos hijos de Dios, no es solo un hecho histórico más, sino el hecho que cambio la historia de la humanidad.

Y al no ser un simple hecho histórico, debemos considerar lo que implica y cómo afecta nuestras vidas y la de la humanidad toda. Una cosa es conocer desde el aspecto teológico o histórico los hechos bíblicos, y otra muy diferente entenderlos desde el punto de vista práctico y aplicable al día de hoy. Entiendo que ambas cosas son importantes; pero si no logramos vivir en forma práctica lo que la Palabra de Dios nos enseña, somos meros estudiosos sin ninguna experiencia espiritual.

Cuando el apóstol Pablo hace esta declaración, deja bien en claro que lo importante para él era CONOCER el poder de la resurrección, no el hecho en sí, sino los resultados que implican tal acontecimiento. Ahora, ¿por qué es tan importante conocer dicho poder? Porque sencillamente de ello depende nuestra eternidad.

Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es nuestra fe y somos testigos falsos de Dios (1º Corintios 15:14,15), más aún, estamos muertos en nuestros pecados (1º Corintios 15:17). Además, estaríamos a merced de todos nuestros enemigos, incluyendo el ultimo enemigo vencido por nuestro Señor: la muerte (1º Corintios 15:26).

Ahora, viendo que es tan importante el PODER DE SU RESURRECCION, ¿cómo logramos conocerlo de forma práctica? Pablo nos relata en este pasaje la clave; como dijimos anteriormente, para llegar a la resurrección, Jesús debió pasar por la muerte; exactamente el mismo camino, pero espiritualmente, es el que nosotros debiéramos transitar.

El apóstol lo deja bien claro cuando menciona en los versículos anteriores al hacer una descripción de su currículo personal. Luego de mencionar todos sus logros… declara: “cuantas cosas eran para mí ganancia las he estimado como pérdida por amor de Cristo” (v. 7) y aun va más allá en su exposición, diciendo: “lo he perdido todo y LO TENGO POR BASURA…” (v. 8). ¿Qué es esto sino MUERTE?

Claro, muerte al ego, al yo que busca dejar en claro lo digno que creemos ser, muerte a las cosas intrascendentes de la vida para lograr lo eterno, lo cual es factible solo CONOCIENDO A CRISTO y CONOCIENDO DE CRISTO. Observemos que no solo se trata de conocer a Cristo, lo cual pudiera representar nuestra conversión, la frase dice: estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo. Y esto ya requiere de una experiencia profunda. ¿En qué consiste el conocimiento de Cristo? En tener una experiencia profunda con El, lo cual requiere intimidad, y nos lleva a conocer lo que Él conoce.

Este conocimiento es el que nos capacita para experimentar el PODER DE SU RESURRECCION. Porque dicho poder nos hace justos, permitiéndonos introducirnos en Cristo como miembros de su cuerpo (la Iglesia) y en esa condición, tenemos acceso a todo lo que nuestro amado Señor logró para nosotros en su muerte y resurrección.

Conocer a Cristo requiere fe para aceptarlo como Salvador y Señor, pero tener el conocimiento de Cristo, implica tener su mente (1º Corintios 2:16). La declaración del apóstol Pablo debería hacernos sentir los seres más dichosos de la creación. Teniendo su mente, tenemos acceso a todos los misterios de los cuales regularmente habla el apóstol Pablo en sus escritos. Misterios que nos fueron revelados por su Espíritu, porque su Espíritu todo lo sabe de Dios y está dispuesto a revelárnoslo en la medida que le buscamos y crecemos en El.

Déjeme terminar diciendo que en definitiva, el poder de su resurrección es su Espíritu Santo, el Espíritu del Padre, quien -según nos revela Pablo- levantó de los muertos a Cristo Jesús (Romanos 8:11) y está dispuesto a vivificar nuestros cuerpos ya que mora también en nosotros.

Que sea esta Semana Santa un tiempo para recordar y agradecer al Señor por su sacrificio, pero enfocados en el PODER DE SU RESURRECCION, lo cual nos capacita para ser MAS QUE VENCEDORES.

 

Jorge H. Lange
Pastor en la ciudad de Hurlingham Bs. As.
Unión de las Asambleas de Dios (UAD)
Graduado del Instituto Bíblico Rio de la Plata donde dictó materias de plantación de iglesias.
Fue director de 2 Institutos Bíblicos y profesor.
Su ministerio se extendió mediante la plantación de nuevas iglesias que están bajo su cobertura, en Bs. As., Santiago del Estero, Barcelona (España) y Hamburgo (Alemania)
Actualmente es el presidente nacional de VEN (Visión de Extensión Nacional, de la UAD) departamento encargado de la plantación de nuevas iglesias en Argentina.

 

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Categoria: BIBLIA, Edición 9 | Teología de la prosperidad, pobreza y Evangelio, entrega 5, Teología

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