OPACADOS III. BARUC: “que nos extrañen cuando no estemos”
Jeremías necesitaba alguien más, un llamado por Dios, que sea sus pies y sus manos cuando él estaba en cadenas, que hablara cuando a él no lo escuchaban, que dejara escrito su mensaje.
Hubo, en la historia del pueblo de Israel, varios profetas que se encargaban de comunicar al pueblo el plan, las advertencias, las promesas y el deseo del corazón de Dios. Entre esos profetas se encontraba Jeremías, llamado por Dios desde joven para amonestar al pueblo por el pecado, el cual consistía en la idolatría, inmoralidad, religiosidad, falta de misericordia, rebeldía; y advertir sobre el inminente juicio que vendría de manos de Babilonia si no había en ellos una verdadera actitud de arrepentimiento.
Jeremías predicó entre los años 627 a.C al 586 a.C (año en el cual Babilonia completa la conquista y destrucción de Jerusalén). Sufrió maltrato físico y verbal, encierros y cadenas, nadie quería escuchar su mensaje de arrepentimiento y juicio, más bien había falsos profetas que anunciaban bendición y prosperidad (“cualquier similitud con la actualidad es pura coincidencia”).
Dicha tarea, imposible para Jeremías sólo (y para cualquier hombre), necesitaba alguien más, un llamado por Dios, que sea sus pies y sus manos cuando él estaba en cadenas, que hablara cuando a él no lo escuchaban, que dejara escrito su mensaje, que entrara en los lugares que a él ya no le permitían, que levantara sus brazos cuando se desanimaba, que creyera en su ministerio, que permanezca fiel a su lado a pesar de no tener “éxito a los ojos de los hombres”.
El hombre llamado por Dios a realizar dicha tarea fue Baruc. Le tocó en suerte colaborar con Jeremías, ser su sombra. Aún así, Jeremías no habría podido cumplir bien su labor sin él. Probablemente pocas veces (o nunca) oíste de Baruc, ya que no escribió ningún libro de autoría propia (escribía lo que Jeremías le dictaba de parte de Dios), y mucho no se habla de él porque no “vende”, nadie quiere ser la sombra del protagonista (de los 52 capítulos del libro de Jeremías, Baruc sólo es mencionado en 4 de ellos: Jeremías 32; 36; 43; 45).
A pesar de su casi anonimato, Baruc tenía características que todo siervo de Dios debe tener: fe, ya que creía en el mensaje que Dios estaba comunicando a Jeremías; temor de Dios, porque fue obediente a lo que Dios le pedía; fidelidad, porque a pesar de que Jeremías no tenía mucho éxito en su mensaje (nadie le creía), permaneció junto a él cumpliendo su labor; humildad, el ingrediente más importante en el servicio a Dios, él aceptó su función en el plan de Dios y no buscó aprobación de hombres, lo que nos enseña que no importa cuál sea la actividad a realizar, sino la importancia que esa actividad tiene dentro del plan de Dios.
Parece que algunos de nosotros que nos hacemos llamar cristianos, hemos incorporado el pensamiento de que ser protagonista en el plan de Dios es subir a un escenario, tocar un instrumento, escribir un libro, ser predicador o enseñar en la escuela bíblica. Creemos que un ministerio tiene éxito si lo siguen multitudes o si tiene muchos seguidores en Twitter. Con este pensamiento Jeremías y Baruc serían hoy dos fracasados ministeriales, aunque exitosos a los ojos de Dios.
Nos puede tocar predicar, enseñar, subir al escenario como también ordenar las sillas, preparar el vaso con agua, el pizarrón para la clase, las mesas, limpiar los baños, el salón de reunión, juntar los cables, recibir la gente o predicar en la plaza y visitar hospitales, nuestra tarea podrá ser poco reconocida por lo hombres pero no por Dios, que no es injusto para olvidar nuestra obra y el trabajo de amor que mostramos hacia su nombre sirviendo a los Santos (Hebreos 6:10).
Todo suma para la edificación del cuerpo de Cristo, para la extensión de su reino, al fin y al cabo ese es plan de Dios. “Tal vez no seamos la cara visible, pero seguramente nos extrañarán cuando debamos ausentarnos”.
Damián Parigino
Graduado en años recientes en el Instituto Bíblico Río de la Plata
Colabora en la Iglesia de la Comunidad de Necochea, Pcia. de Buenos Aires
Da clases de escuela bíblica en el formato del I.E.T.E.
Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que, fiel a sus principios, no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.
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Categoria: Biografías, Edición 10 | Estos tiempos, entrega 3, TESTIMONIOS E HISTORIA