ECLESIOLOGÍA DE LA IGLESIA PRESBITERIANA
Historia y razones de la eclesiología de la Iglesia Presbiteriana.
Las iglesias presbiterianas se organizan para su gobierno de acuerdo a su doctrina. Esto parece obvio decirlo, pero necesitamos expresarlo para darnos a entender con más precisión. La reforma iniciada en 1517 por Martín Lutero despertó una gama de posibilidades impredecible, la facultad de pensar nuevamente la iglesia desde sus raíces por la lectura de las Escrituras apareció como una lealtad conmovedora que para los reformadores se hizo impostergable. Fue esta convicción la que hizo que los reformadores, gente con preparación formal en las universidades de la época, también leyeran los escritos de los antiguos buscando una visión honesta de la historia de la iglesia, de su modo de gobernarse y expandirse, y de su papel a cumplir.
El pensamiento de los reformadores en Ginebra, Suiza, incluye un entendimiento del hombre y de su salvación que se ve reflejado luego en el gobierno de la iglesia. Sosteniendo el punto de vista de San Agustín, proclaman que aunque todo ser humano es hecho a imagen de Dios, el pecado corrompe totalmente la naturaleza humana, es decir que afecta su cuerpo, mente, espíritu, su percepción del otro y de sí mismo. Por tanto, el gobierno de la iglesia, nombramiento de pastores, su jurisdicción y sus funciones deben tener en cuenta ese sentido del ser humano que nos demuestra que, según lo indica la Escritura, los santos y fieles que viven en la Gracia de Dios, todavía son asediados por el pecado en cualquiera de las esferas de la vida, también a la hora de gobernarla. Siendo así, es sabio compartir las responsabilidades teniendo que rendir cuentas a otros de nuestras acciones pastorales.
El modo presbiteriano de gobierno propone que en todas las instancias de la iglesia, desde la local a la regional o nacional, no sean individuos sino grupos de ancianos los que actúan como cuerpo pastoral. Dentro de ese grupo, se distinguen dos tipos de presbíteros, los llamamos maestros y gobernantes. Tienen funciones algo diferentes, pero a la hora de las decisiones tienen igualdad.
Buscando huir de los personalismos, que atan a una sola persona todos los criterios, sean espirituales, administrativos o institucionales, se propone la búsqueda de consensos. Esta característica ha formado iglesias que podemos llamar constitucionales, porque contrariamente a las personalistas en la que las decisiones dependen del criterio, humor o interés del conductor, en las constitucionales tanto lo doctrinal como el culto o las funciones de los diversos ministerios de la iglesia, respetan acuerdos. Estos criterios a su vez son siempre revisables a la luz de la Escritura y la guía del Espíritu.
Ya después de la Reforma se inició una serie de Confesiones, es decir declaraciones de fe que decían de la manera más clara posible cuál es la postura de la iglesia respecto a los temas de fe y orden de la iglesia. Así, todas las iglesias de la reforma rechazaron la idea de un Papa que rige sobre los destinos de la iglesia en todo el orbe; pero algunas iglesias, las episcopales, mantuvieron la figura del obispo como pastor principal en su diócesis o región y otros, los de gobierno presbiteriano, en lugar de la persona del obispo proponen un cuerpo pastoral colegiado, donde entre varios toman las decisiones y se rechaza el orden jerárquico.
A las iglesias locales se les reconoce el derecho de nombrar sus ancianos, que a su vez participan del cuerpo regional o Presbiterio. Participan en una proporción de dos Presbíteros Gobernantes por cada Presbítero Maestro. Los Presbíteros Maestros o Pastores deben ser examinados, ordenados y nombrados en un acuerdo entre el Pastor, el Presbiterio y la Iglesia Local.
Según pasaron los siglos, muchos movimientos han adoptado todo o parte de estos postulados de gobierno de la iglesia y, las circunstancias y estrategias de cada uno, ha propuesto su adaptación.
Julio Cesar López
Pastor en Belgrano
Iglesia Presbiteriana San Andrés
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Categoria: Edición 13 | Eclesiología, entrega 15, Notas de fondo