POLITICA SI, PARTIDISMO NO
Las recientes elecciones en nuestro país han dejado, más allá de todo el análisis político, una enseñanza de fondo para la pastoral argentina.
Consiente que los pastores son el público primario al que va dirigida esta publicación, el título de la nota está dirigido a una opinión referida exclusivamente para los integrantes del cuerpo pastoral argentino.
Los que llevamos muchas décadas dentro del evangelio y el servicio a Dios, recordamos aquel viejo axioma que se repetía en las Iglesias, acerca que los cristianos no debían participar de política porque la misma encerraba una alta dosis de corrupción.
Siempre renegué de esto, porque si nos damos cuenta que un sector está corrompido, ¡qué mejor manera de corregirlo que agregándole gente que sean “sal y luz”!, tal como lo expresa el evangelio. En base a esto, digo que quien tiene intensiones de participación política y está entre nosotros, debe lanzarse a la política y su pastor debe acompañarlo desde la oración, el consejo y la postura bíblica que cada momento puedan ameritar.
Pero no es de nuestros hermanos en la fe, integrantes de una congregación, de los que quiero comentar. Hablo de los pastores, de aquellos que habiendo aceptado un llamamiento divino, han sometido su vida a la voluntad de Dios para servir al Señor, sirviendo a los demás.
Y es entonces que toma fuerza el título de mi nota. Los pastores, desde mi opinión personal, debieran participar de política pero no de partidismo.
Participación política.
Entiéndase como participación política toda tarea que un pastor hace a favor de los demás en el terreno que trasciende a lo espiritual. Y en un listado que sería muy largo, resumo cuestiones como:
- Defensa de los derechos de los desposeídos.
- Defensa de los más débiles.
- Ser una voz de reclamo de justicia.
- Ser portavoz de denuncias de atropellos o violencia provenga esta de donde sea.
- Ayuda social, en cualquiera de sus alternativas.
- Ayuda y defensa de los extranjeros.
- Búsqueda de soluciones para personas con necesidades mayores a las que podemos enfrentar como congregaciones.
- Ministración y consejo a los políticos.
La lista es a sólo modo de ejemplo y se podría extender mucho más.
Esta participación, a la que bien podríamos llamar política de parte del accionar de los pastores, es algo que podría resultar beneficiosa para la comunidad, a la vez que de buen testimonio para la zona donde la Iglesia cumple su ministerio.
En La Biblia hay mucho ejemplo de esto, basta con leer los libros de Miqueas, Amós y tantas enseñanzas neotestamentarias.
Participación partidaria.
Acá es donde, a mi entender, se puede caer en el error. El pastor no debiera participar de política partidaria, lo que equivale a decir que no tendría que involucrarse en una actividad con banderías políticas, más allá que él tenga sus convicciones personales como ciudadano.
Las recientes elecciones en nuestro país, a las que se suma una gran variedad de ejemplos del resto de Latinoamérica, nos dejan esta experiencia y enseñanza. Muchos pastores se pronunciaron abiertamente a favor de algunos candidatos o partidos. Trabajaron junto a ellos.
En esa actividad expusieron sus ideas en las Iglesias, hubo Consejos de Pastores que se reunieron exclusivamente con el candidato a intendente de un solo partido político. Porque si hubieran llamado a todos, no estarían cayendo en esto del partidismo.
Ahora bien, conozco fehacientemente de algunos lugares donde inesperadamente el candidato de los pastores perdió. Ni quienes resultaron ganadores lo esperaban. Considero que esto fue intervención directa del Señor que quiso dejar una enseñanza fuerte en su pueblo. Porque ahora, esos pastores deberán enfrentar un período de gobierno donde el intendente sabe que sus Iglesias se comportaron como verdaderos centros políticos de sus adversarios.
Siendo sinceros, de nada podríamos quejarnos si ahora aparecen ciertas situaciones que reflejan un pase de factura de parte de quienes han triunfado en la elección popular. Más nosotros, que sabemos que es Dios quien pone y saca reyes.
Hay que agregar que cuando el pastor está apoyando un candidato, está agrediendo a la gente de su Iglesia que piensa distinto. Que buscan en él a su líder espiritual y seguramente se duelen cuando ese líder se aparta de sus bases y termina atacando sus ideas. Algo que en democracia debemos aprender a respetar. El pastor es pastor de todos, tanto de los que piensan políticamente como él, como de los que están en las antípodas de sus gustos partidarios.
Debemos ser sinceros ante esto y pedir perdón. Sabemos, como predicadores del santo y glorioso Evangelio de Cristo, que sólo el pedido de perdón ante el error es lo que reacomoda la situación. Eso lo predicamos y deberemos vivirlo.
El uso de los subsidios.
En medio de esto, me queda la necesidad de expresarme sobre la recepción de subsidios de parte de los políticos. Este es un tema delicado en el que los mismos pueden resultar claramente una bendición o una maldición.
Como personas en las que está el Espíritu Santo, debemos apelar a los dones de discernimiento para saber cuándo es una cosa o la otra. Para sopesar y determinar eso, debemos pensar desde lo espiritual, no desde lo monetario. Porque si creemos que recibir dinero es bendición, así, a secas, estamos en un grave problema.
Quien esto escribe y firma ha realizado una gran cantidad de trabajos sociales. En la ciudad de Buenos y con administraciones de distintos signos políticos, hemos realizado tareas y, en algunos casos, hemos recibido subsidios.
Pero siempre, dichos subsidios, estuvieron enmarcados en estas características:
- Se firmó recibo por la misma cantidad que se había recibido. O sea, no hubo retornos que alimentaran nada de corrupción.
- Los gastos totales de los subsidios fueron presentados, con facturas legales, en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, eso en distintas administraciones políticas.
- El dinero de los subsidios se incorporó al balance oficial de la Iglesia, pasando por el contador, Colegio de Contadores y presentado en los entes correspondientes de contralor del Estado.
- El subsidio se utilizó para cuestiones sociales y no espirituales. Las cosas de la fe se reciben de provisión del Señor, lo que proviene de la política es para obra social.
- Nunca se cedió absolutamente ninguna contraprestación al gobernante. Es decir, no se dijo a quien había que votar, no se le dio lugar en alguna actividad de la Iglesia, no se hizo propaganda de lo recibido, no se colgó una afiche en la Iglesia, no se llevó gente a ninguna actividad del partido gobernante que nos estuviera dando el subsidio. Ninguna contraprestación.
Conozco el caso de una congregación a quien el gobierno de una provincia le prometió hacerle un edificio con la totalidad de lo que necesitaban para una visión que tenían, que era de bien común. El gobierno hacía todo y les entregaba las llaves cuando estuviera terminado el edificio para que ellos comenzaran a usarlo.
Cuando las autoridades les mostraron el presupuesto de lo que gastarían para hacer la obra y consientes que ese edificio estaba muy sobrevaluado (clara muestra de corrupción) esta congregación rechazó el mismo. No era bendición algo que se hacía así. Aplaudo una ética cristiana y un valor de ese calibre para posponer lo que podría mencionarse como “bendición” pero dejando un claro mensaje para adentro y para afuera, que la Iglesia de Cristo es santa, sin manchas ni arrugas, que se prepara porque así la viene a buscar su Amado.
Conozco otros ejemplos distintos…, pero de esos no voy a hablar.
Los pastores somos personas que estamos puestos por Dios para la guía de la Iglesia y el servicio a la comunidad. Debiéramos deshacernos de partidismos, aún renunciando a recompensas humanas que resultaran atractivas. Debiéramos rechazar los subsidios si condicionan nuestra actividad y, más aún, si la tergiversan.
Participemos de política, luchemos por el bienestar general, pero abstengámonos de partidismos que nada tienen que ver con la gloriosa misión que se nos ha encomendado.
Rodolfo Polignano
Pastor en el barrio de Colegiales de la Ciudad de Buenos Aires
Unión de las Asambleas de Dios
Actualmente desarrolla una tarea pastoral de colaboración con varias Iglesias en Presidente Derqui.
Profesor del Instituto Bíblico Río de la Plata durante 30 años
Escritor y maestro se especializa en Homilética
Bajo su ministerio pastoral se levantaron 12 nuevas congregaciones
Sirvió muchos años como presidente de Evangelismo de la Unión de las Asambleas de Dios
Cordialmente es la expresión de PASTORESxlaGENTE que fiel a sus principios no procura fijar conceptos únicos, sino que busca expresar la diversidad en la pluralidad que caracteriza al movimiento evangélico.
Las notas publicadas en esta edición digital reflejan la opinión particular de los autores.
La dirección de Cordialmente procura que la expresión bíblica “examinadlo todo, y retened lo bueno” sea el objetivo, por lo cual se invita a los distintos escritores a presentar sus fundamentos dejando el juzgamiento del artículo en cada uno de los lectores.
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